Misterios sin resolver en la obra pública. Construcciones que tienen la misión, entre otras, de hacer las calles más accesibles y convertir las ciudades en espacios más amables, pero que -a veces- fallan estrepitosamente en el intento. Pero lo más extraordinario no es que no cumplan el objetivo con el que fueron diseñadas, sino que permanezcan ahí, en el mismo lugar, sin que nadie las sustituya, las arregle o directamente, las quite. Inalterables. Es lo que ocurre con una acera escalonada situada desde hace años en una calle de El Campello, y cuyos peldaños son inaccesibles.

La escalera está ubicada en la esquina de la calle San Francisco con la avenida Carrer la Mar, junto al Gimnasio Cantó. Se trata de tres peldaños que en principio están bien planteados, ya que la curva para girar es muy cerrada y tiene una pendiente muy pronunciada que puede dificultar el paso, sobre todo a personas mayores. Además, la zona ha sido motivo de queja en alguna ocasión por tener el suelo resbaladizo, lo que da más peso a la existencia de esta pequeña escalera.

Como complemento, hay una barandilla para que todo aquel que lo necesite pueda apoyarse, y es aquí donde surge el conflicto, ya que el pasamanos cubre totalmente el perímetro de los escalones. Es decir, la baranda diseñada para ayudar a subir o bajar la escalera actúa como una valla que impide el acceso a la propia escalera.

Toda persona que desee o necesite utilizar los escalones deberá emular el juego del limbo, hacer una pirueta o simplemente agacharse como quiera o pueda para superar la barandilla. Lo más seguro es que realizar cualquiera de estas acciones conlleve más esfuerzo que recorrer la curva y subir la cuesta sin el atajo que ofrecen los peldaños, por lo que tomar la escalera acaba siendo la opción que menos favorece la accesibilidad.

Eso sí, la barandilla quizá sí tenga su justificación, ya que puede ser utilizada desde el resto de la acera por las personas que caminen cerca de la pared y necesiten cierta ayuda extra para superar la rampa. También es cierto que si no estuviera el pasamanos, la escalera sería perfectamente accesible y es posible que la utilidad que aportan los escalones sea superior al agarre que ofrece la barandilla. El caso recuerda algo a la paradoja del huevo y la gallina, solo que en este caso no hay que preguntarse qué fue antes, sino qué elemento tiene menos sentido.

La conflictiva escalera apareció hace unos días en un grupo de Facebook de vecinos de El Campello. La publicación tenía el siguiente enunciado: "Por favor alguien me puede explicar qué significan estas escaleras", una cuestión que se acabó convirtiendo en la excusa perfecta para compartir varios comentarios cargados de humor e ironía dedicados a esta humilde construcción y también, al responsable que se encargó de diseñarla.

La ilusión óptica de la Escalera de Penrose en una comparación con la escalera 'imposible' de El Campello INFORMACIÓN

No será tan famosa como la Escalera de Penrose y tampoco es una ilusión óptica, pero en cualquier caso, sí es igual de imposible.