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Aves errantes por el clima

El calentamiento global cambia los ciclos vitales de muchas especies en el entorno de la Font Roja y la Sierra de Mariola

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Aves errantes por el clima Juani Ruz

Atlas ornitológico de la Font Roja y Mariola. En la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) de la Font Roja y la Sierra de Mariola habitan 162 especies diferentes de pájaros, a las cuales el cambio climático afecta como a cualquier otro ser vivo. Un libro recientemente publicado enumera a todas estas aves y repasa cómo ha cambiado su presencia en la zona a lo largo de los últimos 30 años.

Los efectos del cambio climático no se limitan a los fenómenos físicos en sí, como pueden ser el aumento de las temperaturas o la mayor frecuencia de fenómenos extremos, sino que también afectan a los ritmos de la naturaleza, tanto en el reino vegetal como el animal. La floración y el desarrollo temprano de especies, y los cambios en los ciclos vitales de mamíferos, pájaros, reptiles y otras criaturas derivados de ello son tan solo unos ejemplos. Es un hecho que, en el caso de las aves, se ha podido constatar que ha ocurrido en el entorno de la Font Roja y la Sierra de Mariola, un espacio protegido y, por lo tanto, teóricamente a salvo de otros factores de la acción humana susceptibles de alterar aún más el ecosistema.

Recientemente se ha publicado Atlas de las aves de la ZEPA Serres de Mariola i Carrascal de la Font Roja, fruto de un exhaustivo trabajo realizado a lo largo de 30 años para examinar la presencia y los ciclos vitales de estos animales en esta zona. El volumen, editado por la Fundación Victoria Laporta Carbonell, ha sido realizado por el técnico ambiental Pep Cantó y el biólogo Vicent Ferri, y pretende ser una obra divulgativa y a la vez didáctica, además de establecer cómo ha cambiado el entorno durante los años de desarrollo del proyecto y aportar claves para la gestión del territorio. En conjunto se ha podido detectar la presencia de 162 especies distintas de aves.

Pep Cantó, que realiza su labor de técnico en el parque natural de la Font Roja, incide en que el impacto del cambio climático, con una subida general de la temperatura, es uno de los aspectos que más les ha llamado la atención a lo largo de este trabajo, fruto de la recopilación continua de datos durante tres décadas. "Ha variado todo el ciclo" vital de estos animales, afirma. Así, hay especies que han desaparecido del entorno de la Font Roja y Mariola, o cuya presencia ha menguado, porque no se han adaptado a la existencia de periodos más largos de sequía o temperaturas más elevadas. O justo lo contrario, que abundan más. "Por ejemplo, ahora se ven abubillas en invierno".

Presentación del libro sobre las aves del entorno de la Font Roja y Mariola, hace unos días en Alcoy. JUANI RUZ

El impacto de la acción humana está también presente; en estos últimos 30 años no ha habido graves alteraciones del espacio, pero la presión de núcleos urbanos cercanos a la Zona de Especial Protección de Aves como Alcoy, Ibi, Banyeres o Cocentaina es un hecho. No obstante, Cantó hace más hincapié en el factor contrario: asegura que ha influido más negativamente "la desafección humana" del entorno, es decir, el abandono de muchas tierras de cultivo. A día de hoy son muy pocas las masías habitadas y con una agricultura en activo. "Eso ha hecho que el bosque entre en los campos que antes se cultivaban, y que se vayan especies". Y explica, entre otras cosas, que "ahora casi no aniden golondrinas en las masías".

Además, se han detectado otras singularidades que revelan que la presencia humana no es negativa per se. Un ejemplo: el cauce del río Barxell, justo debajo del puente de San Jorge, en pleno casco urbano de Alcoy, es un punto de especial interés, en el que se han detectado diferentes especies; en este lugar se encuentra el estanque de Buidaoli, al que acuden para beber. Y otra curiosidad: se ha hallado un búho real junto al parque del Romeral, también en Alcoy. Cantó señala, en este sentido, que un factor positivo es que, en general, en todo el ámbito de la ZEPA hay pocos problemas de contaminación.

Pese a todo, el técnico hace énfasis en que conviene no bajar la guardia ante eventuales alteraciones graves del territorio y sus posibles consecuencias. Al respecto, llama la atención sobre un proyecto de construcción de una planta fotovoltaica en la partida de Polop, a medio camino entre Alcoy y Banyeres. Este lugar, explica cantó, es el único punto de cría de la codorniz en todo el entorno. "Habría que ver si es el lugar idóneo para una instalación así", señala.

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