El farmacéutico rural, un guía sanitario crucial

La figura de estos profesionales llega a compararse con la del médico de cabecera en las pequeñas localidades de la provincia

Vecinos acuden a la carpa montada por los farmacéuticos en Penáguila para pasar revisión

Juani Ruz

Los farmacéuticos rurales fueron cruciales durante la pandemia en los pequeños municipios de la comarca de l’Alcoià-El Comtat. Estos profesionales asumieron con más fuerza el rol de médicos de cabecera, aconsejando, cuidando y dando servicio a los habitantes en una época de incertidumbre. A día de hoy siguen jugando ese papel, estrechando lazos con los residentes y siendo una fuente de información y orientación para el paciente.

La Diputación de Alicante junto al Colegio Oficial de Farmacéuticos de la Provincia ha promovido una campaña que pretende dar visibilidad a la importante labor de la farmacia rural en la provincia. Para ello, este miércoles tuvo lugar una jornada informativa en el municipio de Penáguila. Allí, se dieron cita unos ocho farmacéuticos y se encargaron de pasar de revisión a decenas de personas, tanto del municipio como de alrededores. 

Los farmacéuticos se encargaron de hacer un estudio personalizado a cada una de las personas que asistieron a la jornada. Tomaron la tensión, se encargaron de medir los niveles del oxígeno en sangre, determinaron la glucosa y ofrecieron consejo sobre la pauta de medicamentos de cada caso personal, entre otros estudios.

Irene González, farmacéutica en Campo de Mirra y vocal de la asociación de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria en la Comunidad ha explicado que «el objetivo es realizar la iniciativa todos los años en distintas poblaciones. La idea es dar a conocer el trabajo que hacemos todos los farmacéuticos en los distintos puntos rurales». Por su parte, Ana Julia Quesada es la farmacéutica de Penáguila y toda una institución en el pueblo. Explica que la atención en las farmacias rurales es totalmente distinta a la de las ciudades: «Aquí el seguimiento del paciente es muy distinto a el de una ciudad. Ellos vienen y sabemos qué les tenemos que sacar, lo que se toma cada uno. A la vez que le haces la dispensación de medicamentos también le haces atención farmacéutica preguntando qué tal le va la tensión, colesterol, glucosa...».

El alcalde de Benifallim, José Carlos Barrachina, también se sometió a una revisión por parte de los farmacéuticos mientras aseguraba que «en los pueblos la mayoría de gente es mayor, cuando tienen mareos vas a la farmacia te toman la tensión y vas descartando. Van llevando un seguimiento y puedes estar tranquilo en el tema de la salud». 

Más de una veintena de vecinos de Penáguila, Benifallim y otros pueblos de alrededor fueron llegando al enclave donde tenían montada la carpa los farmacéuticos. Pepa Alemañ, vecina de Penáguila reafirmaba la importancia del farmacéutico en el pueblo indicando que «hay personas que no entienden la medicación o no saben como se la tienen que tomar. En la época del covid han sido vitales en los pueblos, han hecho muchas cosas por los pacientes. Hemos pasado una temporada criminal y han sido vitales. Una farmacia en un pueblo pequeño es lo más, no entendería que no estuviesen. El médico se va y el farmacéutico se queda».

En esta línea hablaba también Enrique Brotons, panadero de Penáguila: «Son súper importantes porque pueblos tan pequeños no tenemos otra cosa. Cualquier incidente siempre vas a preguntar a la farmacia porque está abierta más tiempo. Hace más falta la farmacia que el panadero». 

Igualmente, Dolores vecina de Benifallim de 86 años ratificaba que «el farmacéutico es lo máximo nos aconseja, nos cuida, nos da la medicina. Acudo cuando me hace falta porque me duele algo. Si estoy un poco constipada me da lo que sea y se me cura enseguida». 

El papel de estos profesionales pasa inadvertido para muchos, pero juegan a diario un rol indispensable en 37 localidades de la provinciaque tienen farmacia rural.