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La natalidad repunta en la provincia de Alicante pero sigue encaminada hacia un mínimo histórico a causa del covid

Las cifras mensuales de nacimientos en la provincia regresan a valores habituales pero el impacto de la pandemia puede llevar a que 2021 sea el año con menos bebés en siete décadas

Padres con niños en un parque, en una imagen de archivo.

La natalidad está repuntando en los últimos meses en la provincia, pero es muy probable que al final del año registre un mínimo histórico como consecuencia de la pandemia de coronavirus. En septiembre nacieron 1.259 niños y niñas en los municipios alicantinos, según la estimación que dio conocer el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado viernes. Se trata de la cifra mensual más alta en lo que va de 2021, que confirma la recuperación tras un invierno con los registros más bajos desde la década de 1950. Sin embargo, parece que la remontada no va a ser suficiente para evitar que el año acabe con el peor dato en casi 70 años.

Entre enero y septiembre de este año ha habido 9.795 nacimientos, que de por sí ya es el valor más bajo en más de dos décadas. Desde 1998 no se habían producido menos de 10.000 nacimientos en ese mismo periodo, aunque la cifra actual no es mucho mayor que la de ese año, en que vinieron al mundo 9.708 niños y niñas. El periodo entre 1994 y 1998 fue el de más baja natalidad en época reciente hasta 2020, con un mínimo anual de 12.811 alumbramientos en 1997; entonces, los nacidos entre enero y septiembre fueron 9.646, apenas 150 menos que en el presente año.

Teniendo en cuenta la caída de la natalidad que se viene produciendo desde 2008, agravada en los últimos años, y las circunstancias actuales de la pandemia y su repercusión sobre la decisión de tener hijos, es probable que 2021 termine con menos nacimientos que 1997; todo dependerá de cómo transcurra el último trimestre del ejercicio actual. Así, 2021 podría terminar como el año con la menor natalidad en siete décadas, ya que antes de 1957 los alumbramientos anuales en la provincia fueron siempre inferiores a 13.000, tal y como indican los datos históricos que ofrece el INE, con una única excepción de 13.322 en 1948. Y algunos datos de esa época son bastante parecidos a los de 1997, como los 12.745 de 1955, 12.659 en 1945, 12.636 en 1956 y 12.553 en 1944. Tal y como están las cosas ahora mismo, podría darse el caso de que en 2021 nacieran menos niños y niñas que en plena posguerra.

Efecto indirecto del coronavirus

La crisis sanitaria del coronavirus tiene también una cara de crisis demográfica, ya que una de sus consecuencias indirectas ha sido la reducción de la natalidad, incidiendo así aún más en un problema estructural y que ya tendía a hacerse progresivamente más preocupante antes de la pandemia. Tal y como publicó este periódico el pasado mes de junio, en el primer cuatrimestre de 2021, es decir, nueve meses después del primer estado de alarma, se produjo un mínimo de nacimientos no visto desde la década de 1950. En enero de este año vinieron al mundo en los municipios de la provincia 930 niños y niñas; hay que remontarse nada menos que hasta agosto de 1954 para hallar un mes con menos de 950 nacidos en la demarcación alicantina.

Los nacidos en enero de 2021 fueron concebidos, salvo casos excepcionales, en abril de 2020, es decir, en lo más duro del primer estado de alarma y el confinamiento por la pandemia de covid. Ni que decir tiene que la incertidumbre de ese momento no era la más propicia para aumentar la familia, y eso se refleja en la escasa cifra de nacimientos. Salta aún más a la vista si se compara con el dato de 2020, en que se produjeron 1.225 alumbramientos, es decir, el descenso interanual fue del 24%. La situación ya se había dejado notar en diciembre de 2020, con 958 nacidos frente a 1.144 en el mismo periodo del año anterior, y se prolongó a febrero, aunque con una intensidad ligeramente menor: 951 nuevos niños y niñas, por 1.004 en 2020.

Los nacimientos volvieron a superar por poco el millar en marzo, probablemente como consecuencia de las perspectivas optimistas de junio de 2020 -que luego se revelarían ilusas, por otra parte-, pero en abril volvieron a bajar a 973. A partir de mayo, en cambio, la tendencia ha sido ya más positiva, con cifras más similares a las 2019 y 2020, e incluso puntualmente superiores a ellas. Aun así, el acumulado entre enero y septiembre es casi un 3% inferior al del año pasado a estas mismas alturas, producto del efecto de la pandemia. Y el dato final de 2020 ya fue el más bajo desde 1998. Por ello, parece difícil no caer al mínimo histórico este año.

Habrá que ver si las demás olas de la pandemia tienen tanto impacto sobre la natalidad como la primera. Cabe la posibilidad de que sus consecuencias sean menores, en tanto que esos meses ya no se vivieron con la misma incertidumbre con la que se afrontó la primavera de 2020 y, además, al no llegar a haber un confinamiento estricto el efecto sobre la vida diaria no fue tan intenso.

Ahora bien, al mismo tiempo no hay que olvidar que el empeoramiento de la situación, sobre todo durante el invierno de 2021 en lo que se refiere a la provincia, generó mucha intranquilidad en cualquier caso, y también hay que tener presentes las consecuencias económicas de la pandemia. Siguen sin darse las circunstancias más propicias para procrear con una cierta tranquilidad. Así, no sería extraño que la natalidad volviera a mínimos históricos en los próximos meses, y que finalmente el dato anual también lo fuera.

Un cementerio el pasado día de Todos los Santos. | ALEX DOMÍNGUEZ A.TERUEL

La mortalidad está en niveles habituales aunque el acumulado anual es un 10% superior a 2020

La mayor caída de la natalidad ha sido un efecto indirecto de la pandemia de coronavirus, pero su otra gran consecuencia demográfica, el aumento de la mortalidad, sí ha sido un impacto directo. En la provincia de Alicante tuvo especial incidencia en este sentido la tercera ola de la crisis sanitaria, que llegó a situar a comienzos de año la demarcación como la de mayor incremento de fallecimientos de toda España en relación a las primeras semanas de 2020. En estos momentos, las cifras semanales de mortalidad, que el Instituto Nacional de Estadística (INE) comenzó a difundir con motivo de la pandemia, son similares a las de años anteriores, pero el acumulado de 2021 sigue un 10% por encima de lo que se registraba a estas alturas de 2020.

Entre el 1 de enero y el 18 de octubre han fallecido en los municipios alicantinos 15.155 personas, frente a las 13.783 que se contabilizaban a las mismas alturas del año pasado. La diferencia, no obstante, es mucho mayor aún si se compara el dato actual con el de 2019, cuando nada hacía presagiar hasta qué punto la pandemia se instalaría en el día a día y en el imaginario colectivo. En el mismo periodo analizado, los fallecidos en la provincia fueron 12.770, es decir, el incremento en relación a hace dos años es del 18,67%. En todo 2019 murieron 15.853 personas en la demarcación alicantina, lo que quiere decir que prácticamente se ha alcanzado ya la cifra anual de muertes previa a la pandemia, dos meses y medio antes de terminar el actual ejercicio.

El dato más reciente es el de las 286 personas fallecidas entre el 12 y el 18 de octubre pasados. Es una cantidad relativamente normal en la provincia, aunque la mortalidad ha regresado a los valores habituales hace muy pocas semanas, tras el incremento que supuso durante el verano la quinta ola. En ella se alcanzó un pico de 382 fallecidos entre el 10 y el 16 de agosto. Eso sí, nada que ver con los registros del invierno, con 782 decesos entre el 12 y el 18 de enero como punto máximo.

El incremento de la mortalidad se ha dado sobre todo en las franjas de más edad. En lo que va de 2021 han muerto 226 mujeres y 42 hombres mayores de 90 años más que en el mismo periodo de 2020.

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