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La Universidad de Alicante consigue el visto bueno definitivo del Consell para implantar el grado de Medicina

La Conselleria de Universidades da luz verde al proyecto que arrancó hace seis años para recuperar la titulación que la institución docente perdió en 1996

Alumnos de Medicina realizan prácticas de anatomía en el campus de Medicina de la UMH. PILAR CORTÉS

El Consell ha dado por fin luz verde para que la Universidad de Alicante implante el grado de Medicina. La decisión ha sido comunicada este lunes, según ha podido saber este diario, en el transcurso de una reunión celebrada en la sede de la Conselleria de Universidades, en Ciudad de la Luz, a la que ha asistido la rectora de la Universidad de Alicante, Amparo Navarro.

La Facultad de Medicina fue una de las fundacionales en la Universidad de Alicante hace 43 años. Fue el Gobierno de Eduardo Zaplana el que decidió llevarla a la UMH cuando se creó la Universidad en 1996. Esta decisión supuso el mayor cisma entre la Universidad y la Generalitat que se ha conocido hasta la fecha, ya que el entonces rector, Andrés Pedreño, consideró vulnerado el principio de autonomía universitaria.

En abril de 2016 el entonces rector de la Universidad de Alicante, Manuel Palomar, planteó por primera vez la idea de recuperar este grado para la Universidad de Alicante. A partir de ese momento se inicia un tortuoso camino que se prolonga ya seis años para poder cumplir los exigentes requerimientos que conlleva implantar un grado de estas características. Camino en el que ha habido objeciones por parte del resto de decanos en las facultades de la Comunidad Valenciana y en el que la Generalitat Valenciana ha tardado años en pronunciarse pese a que el proyecto reunía las autorizaciones necesarias.

En septiembre de 2016 la Universidad envió su propuesta de plan de estudios de Medicina a la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), organismo dependiente del Ministerio de Educación y responsable de autorizar las nuevas titulaciones en las universidades. El sí de esta agencia se hizo de rogar y llegó casi dos años después. En una práctica poco habitual la Aneca requirió en dos ocasiones distinta información pormenorizada de las prácticas de los alumnos, la organización del grado y las infraestructuras de las que dispone el campus de San Vicente.

Imagen de archivo del aulario II de la Universidad de Alicante Roberto Ruiz de Zafra

Uno de los mayores obstáculos que ponía la agencia es que se pudieran garantizar las prácticas de los estudiantes de Medicina y para salvarlo, la Universidad de Alicante estuvo negociando con clínicas privadas y hospitales públicos de gestión privada para garantizar estas prácticas y tras la negativa de Sanidad a que éstas se realizaran en centros sanitarios públicos donde ya hay un concierto con la Universidad Miguel Hernández.

Oposición

Pero más allá del conflicto con las prácticas, la UMH formó en 2018 un frente común con las facultades de Medicina de las universidades de València, Rei Jaume I de Castellón, con la Conferencia Nacional de Decanos de las Facultades de Medicina Españolas y con el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina. Todos ellos se opusieron a la apertura de nuevas facultades de Medicina al considerar que no hay suficientes plazas MIR para los estudiantes que acaban sus estudios -calculan que 500 al año se quedan sin plaza-, que conllevaría una pérdida de calidad en la docencia y la masificación en las prácticas, que colisiona con los derechos del paciente y supondrá una pérdida de calidad asistencial. Sin embargo, y sobre todo a raíz de la pandemia, se ha puesto de relieve que la demanda de facultativos no está cubierta y que en los próximos años se van a jubilar un buen número de profesionales sin que esté asegurado su reemplazo.

Tras el visto bueno de la Aneca la pelota estaba en el tejado de la Generalitat, que debía dar luz verde a la implantación del grado. En septiembre de 2018 la Universidad de Alicante envió toda la documentación a València, confiada en poder arrancar en el curso académico 2019-2020. No fue así y tocó seguir esperando con unas elecciones autonómicas de por medio. Por aquel entonces, Ximo Puig señalaba que la implantación de Medicina en la Universidad de Alicante "es una cuestión que se hará como siempre, desde una perspectiva no arbitraria, no discrecional, sino en función del interés general y de los recursos disponibles". "Esa es la realidad, no será una decisión política, será una decisión basada en los criterios técnicos, en los criterios científicos, porque la universidad nunca se puede alejar de su base, que es la ciencia", concluyó.

En la primavera de 2019 se renueva el pacto del Botànic y en julio la consellera de Universidad, Carolina Pascual, reúne a los rectores de la UMH y la UA, y les plantea gestionar el grado entre ambas, lo que supuso un mazazo a las aspiraciones de la institución académica alicantina.

En diciembre de 2020 Amparo Navarro es elegida rectora de la Universidad de Alicante y hace suyo el gran proyecto de su antecesor, Manuel Palomar, volviendo a reclamar la implantación del grado de Medicina para la Universidad de Alicante. Desde entonces, y con la pandemia de por medio, el proyecto ha dormido el sueño de los justos. Letargo del que sale ahora para convertirse en una realidad el próximo curso 2022-2023.

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