La trayectoria de Ousman Ceesay desde que llegó a Alicante en el barco Aquarius, que rescató a más de 600 inmigrantes hace cuatro años, ha sido meteórica. Procedente de Gambia y con ciertas nociones únicamente de carpintería, dice que el horno antiguo Ballesteros de Benimagrell que acaba de ganar el concurso de coca amb tonyina 2022 no solo le ha cambiado la vida, sino que se la ha dado. Ya no quiere volver a su país, no se mueve de España ni de Alicante, y el trabajo de panadero admite que es duro y difícil, pero ya se ha casado con su profesora de español y espera su primer hijo en tres meses.

"Conocí a una amiga de la jefa del horno, se llama María, y me dijo que querían alguien para trabajar". Ousman, recogido con varios centenares de inmigrantes por el barco Aquarius en julio de 2018, con apenas 17 años, no se lo pensó dos veces. Había que trabajar en una panadería de noche y no sabía el idioma, pero bastan diez minutos de charla con él para saber que no se arredra ante nada y que sería capaz de los más inverosimil.

La bonita historia detrás de la mejor coca amb tonynina de las Hogueras de Alicante

La bonita historia detrás de la mejor coca amb tonynina de las Hogueras de Alicante Áxel Álvarez

Aventura

No en vano se lanzó sin más familiares, a los que dejó en Gambia, a la aventura de cruzar el océano y tras más de una semana de angustiosa travesía acabó entre los rescatados por el Aquarius.

Osman prefiere hablar del después más que del antes. Y se troncha de risa cuando confiesa que se casó con su profesora de español una vez en Alicante. "Claro que sí, ¿por qué no hacerlo si es lo que te gusta y quieres?", contesta con toda la naturalidad del mundo.

"Ella es de aquí de Alicante -afirma-, su padre de Barcelona y su madre de Sant Joan. Yo no me muevo de Alicante, de Sant Joan", asegura convencido. Vuelve a reír sonoramente, una risa que contagia, cuando le digo que puede hacer suyo el refrán de que su hijo va a llegar con una coca bajo el brazo. "Una coca jajaja, coca debajo del brazo", se carcajea.

La jefa

Nada le parece raro pese a que el esfuerzo que ha tenido que hacer es de aúpa. Es una muestra palpable de cómo vivir al día con la única preocupación de estar bien con quienes le rodean y su jefa, Esperanza Ballesteros, da fe de ello.

"Ha aprendido muchísimo solo de mirar, porque al principio no conocía nada del idioma". Cuenta la jefa, como le llama, que Osman se fijaba mucho en sus manos, en cómo estiraba la masa una y otra vez, y que a base de repetir y repetir y de "equivocarnos mucho y de liarla", ha acabado siendo el ayudante imprescindible que cualquiera querría tener.

Lo mismo hornea coca y madalenas que limpia o cambia una bombilla. "Es muy trabajador, da mucha confianza, y muy limpio. No se trata de ser español o de cualquier otra nacionalidad, sino de lo que haces y cómo", recalca Esperanza Ballesteros.

Valentía

Si la trayectoria de Ousman llama la atención, la valentía de la responsable del horno por contratarle, sin que supiera nada ni de cocina ni de español, no se queda atrás. Confiesa que llevaba un año entero sin encontrar ayudante para la panadería.

Que inicialmente destinaron a Ousman al trabajo de noche, pero que el resto de los trabajadores no tenían paciencia con él porque tenía que aprender desde cero, así que optaron por pasarle al turno de la mañana, con ella misma y su madre.

"Le pedía tomate y me daba pimiento, ni sabía medir 100 gramos de harina, pero a base de paciencia y mucho trabajo por su parte, en tres años funciona ya en la panadería como cualquiera", asegura.

Fue una conocida de su hermano desde el colegio, que trabaja en una ONG de Elche con inmigrantes, la que le sugirió que contratara a Ousman para el horno. "La tonyina es lo más difícil -confiesa más serio y con aire de cansado-, freír y preparar la masa, calentar el agua, es mucho trabajo y complicado", afirma el nuevo panadero surgido del mar, que entra a las siete de la mañana y sale a las tres de la tarde y no puede ser más feliz.

"La jefa me enseña mucho y yo aprendo todo el día", ratifica. Y cuando su madre o sus hermanos necesitan dinero, se lo envía y listo, concluye sin dejar de nuevo de sonreír.