Un barrio recién renovado y que apenas cuenta con problemas dentro, en las calles y casas, sino fuera. Esta situación, que puede parecer paradójica, es la del barrio alicantino de Rabasa. Las afueras del barrio son donde se concentran la mayoría de conflictos. A los cazadores procedentes de Orgegia y los escombros que depositan algunas personas en los caminos que rodean a los lagos, se suma ahora la llegada de personas sin hogar procedentes de otras partes de la ciudad, desplazadas por la ordenanza de mendicidad.

Un solar sin desbrozar en Rabasa. Jose Navarro

Los vecinos insisten en que no es un problema de convivencia y que no generan problemas, sino que se trata de un asunto humano. Carlos Sapena, miembro de la Asociación de Vecinos de Rabasa, señala que hay que dar una solución: "Como persona empatizas con sus problemas. Muchos de ellos tienen una historia muy dura detrás". En el monte junto a las Lagunas de Rabasa han aparecido una quincena de tiendas de campaña, alejados del barrio pero visibles desde él.

Loli Gallego, también de la asociación vecinal, incide en que no les afecta como barrio pero remarca en el problema para las propias personas: "No generan delincuencia, pero no se les está dando una solución y se están yendo al extrarradio. Ahora, con las previsiones de lluvia y el invierno que viene, nadie les da solución. Al revés, los sacan de una zona y nadie le mete mano a eso". Tanto Gallego como Sapena apuntan que antes existía un solar en Teulada en el que estaban estas personas, pero que han vallado y no se puede acceder.

Escombros junto a las lagunas

Otra de las problemáticas de las Lagunas de Rabasa es la multitud de escombros que se encuentra en el camino que las rodea. A ambos lados del recorrido, sacos con restos procedentes de la construcción, muebles, neumáticos y demás desperdicios ocupan el espacio. Los vecinos no lo entienden: "Igual que vienen aquí, pueden ir al Ecoparque, que es su sitio", lamenta Sapena.

Una silla de plástico junto a una plaza. Jose Navarro

Gallego comenta que "la gente no tiene escrúpulos en verter ahí cualquier cosa". El modus operandi que utilizan, asegura, es siempre el mismo: "Sale una furgoneta, tiran un par de bolsas y salen corriendo". La representante vecinal indica que los vecinos están intentando que haya alguna iniciativa para proteger la zona. Sapena, por su parte, agradece el compromiso del concejal de Medio Ambiente, Manuel Villar: "Nos aseguró que todo lo que es terreno público, como el camino, va a ser limpiado. Le vamos a dar un voto de confianza porque parecía realmente interesado en el tema".

Polémica por la caza

Además, junto a los lagos se encuentra también el problema de los cazadores recién llegados de Orgegia. Sapena señala que ha llegado a haber cerca de cincuenta cazadores: "Escuché disparos al otro lado de la autovía y a veces apuntan a sitios como la Casa del Pastor o al cuartel". El principal problema de la caza en Rabasa, apunta, es que los perdigonazos conviven con otros ciudadanos realizando actividades de ocio: "Por ahí van ciclistas, senderistas o familias con niños y perros, yo me echaba las manos a la cabeza", comenta Sapena, que indica que, aunque la mayoría de cazadores acude a Rabasa cumpliendo las normas, siempre hay una parte de ellos que no lo hace: "Había cerca de una docena incumpliendo las normas. De hecho, dos cazadores que conozco me dijeron que se fueron pronto de la zona por la cantidad de cazadores que había".

La caza en las Lagunas de Rabasa está permitida, aunque los vecinos reclaman más seguridad a la hora de realizar esta práctica: "Es un problema grave porque hay un campo de bicicletas al que acuden alumnos de instituto y se mueven por allí. Además, en las lagunas de Rabasa cada vez hay más eventos deportivos, como carreras de trail o cross; y cada vez más gente acude a los lagos para pasear, tanto vecinos de Rabasa como de los PAU y de Divina Pastora", asegura Sapena.

Colonias felinas

El póquer de problemas que proceden de las lagunas lo completan las ratas y los gatos. Las colonias felinas se han multiplicado en los últimos meses y los gatos en muchas ocasiones se encuentran sobre los tejados de las casas. El problema, señala Gallego, es que algunos vecinos los alimentan: "Hay gente que les da de comer, proliferan y claro, hay vecinas que tienen multitud de gatos en el patio porque les dan de comer, pero eso también afecta a los otros vecinos". La posible solución, indica Sapena, pasaría por aplicar el método "CES": castrar, esterilizar y soltar.

Pese a la expansión de los gatos, no se reducen las ratas. Unas ratas que son de campo y que el gobierno local no puede intervenir porque, en muchas ocasiones, las parcelas en las que aparecen son terrenos privados. Regularmente se aplican limpiezas en los solares públicos, tanto municipales como autonómicos, pero los vecinos lamentan que no haya una actuación similar en las propiedades privadas.

El estado de las fincas dentro de las propias calles del barrio también es un tema polémico. El Ayuntamiento desbroza de manera regular sus solares, pero no todos los propietarios privados hacen lo mismo: "En algunos casos, los matojos se meten en las casas de los vecinos. Es un peligro sobre todo con el verano que hemos tenido de riesgo de incendios", señala Sapena.

Entre las calles, una de las mayores demandas es la frecuencia del autobús. Gallego recuerda que el alcalde se comprometió a principios de año a dar una respuesta para que la línea 04 pasara por el Mercado Central, pero apunta que hasta ahora no tienen ninguna respuesta: "La gente que quiere ir a la zona más céntrica no puede acceder".

Un hombre se sube a un autobús de la línea 04. Jose Navarro

Además, destaca el problema del incivismo de muchos residentes. En unas calles recién reformadas, los coches aparcan con cierta impunidad sobre las aceras, en algunas ocasiones bloqueando las salidas de los garajes: Tanto Sapena como Gallego coinciden en que sería necesaria más "policía de barrio" o que la municipal conociera mejor las calles para, al menos, intimidar a los vecinos más irresponsables. Una actitud que daña una remodelación de las calles que contó con una inversión de casi dos millones de euros y cerca de un año de actuaciones.