El tiempo en Alicante: la entrada de aire subtropical regala una Navidad a 24 grados

El invierno arranca marcado por el anticiclón y sin rastro de lluvias en toda la provincia

F. J. Benito

F. J. Benito

La entrada desde hoy en la provincia de una bolsa de aire subtropical marítimo va a traer un arranque del invierno y una Navidad en la provincia marcados por el buen tiempo y la ausencia total de lluvias, según la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología. Las temperaturas máximas rondarán los 24 grados, sobre todo en la franja costera, pero en Alcoy también rondarán los 24 grados a partir de este jueves con mínimas que no bajarán por debajo de los 12 grados. Un situación marcada por el anticiclón que impide que se formen las lluvias. La nieve, de momento, para las películas navideñas. Un invierno que arranca hoy tras un otoño que también ha sido muy cálido, nueva evidencia de lo que nos trae el cambio climático.

"Todos estos días, Nochebuena, Navidad.... hasta prácticamente fin de año vamos a tener unas temperaturas muy agradables a mediodía y frescas de madrugada. Estabilidad total. A partir del 1 de entrará una masa de aire más fresca con lluvias, pero estos próximos días y no bajarán de los 8 grados. Sí se pueden formar bancos de niebla frente a las costas a partir del fin de semana. En síntesis, tiempo anticiclónico, no temporales", explica Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la UA.

El otoño climático 2022 (trimestre septiembre-octubre-noviembre) ha resultado extremadamente cálido y seco en la Comunidad Valenciana. La temperatura media ha sido 18.5 °C, que es 2.3 ºC más alta que la del promedio normal (16.2 °C) y la precipitación acumulada ha sido 156.8 l/m2, que es un 16 % inferior que la del promedio climático del periodo 1981-2010 (187.3 l/m2), según la Agencia Estatal de Meteorología.

El trimestre fue extremadamente cálido prácticamente en el 100 % del territorio, también lo ha sido en observatorios con series largas, como los de las capitales, y en las tres provincias, donde no hay precedentes de un otoño tan cálido como el recién finalizado. En la provincia de Alicante la anomalía ha sido de +2.1 °C, en Valencia +2.4 y en Castellón +2.2, según el análisis hecho público José Miguel Núñez, jefe de predicción de la Aemet en la Comunidad Valenciana.

Ha habido varios temporales de lluvias torrenciales pero, en general, próximos a la costa y sin gran penetración hacia el interior, salvo el día 12 de noviembre, que afectó a casi toda la provincia de Castellón y a zonas del norte de Valencia.

Un año extremadamente cálido y muy húmedo

Con datos provisionales hasta el 20 de diciembre, el año 2022 va a ser un año extremadamente cálido y muy húmedo. La temperatura media de 2022 será probablemente 1.5 °C superior a la del promedio climático normal y la precipitación un 34 % superior. Será el año más cálido desde que hay registros y el quinto más húmedo.

En los últimos 73 años, desde 1950, nueve de los diez años más cálidos son de este siglo (el décimo es 1994), de los cuales ocho son a partir de 2011 y el 2022 que es el más cálido de todos.

Los fenómenos más significativos del año fueron las extraordinarias lluvias de marzo, que dieron lugar a que este mes no sólo sea el mes de marzo más húmedo, sino que también el que más precipitación acumulada ha registrado en la Comunidad Valenciana en toda la serie histórica, superando a octubre de 2000 y octubre de 1957. Dos terceras partes de las precipitaciones registradas en el año lo fueron en primavera, entre el 3 de marzo y el 3 de mayo.

La secuencia de temporales primaverales finalizó el 3 de mayo, cuando se produjeron tormentas que acumularon 172.4 l/m2 en la ciudad de València, donde tuvieron intensidad torrencial en los barrios marítimos. También fueron muy destacadas las tormentas secas, de escasa o nula precipitación de los días 12 y 13 de agosto, que provocaron rachas muy fuertes de viento y reventones cálidos y secos de escala reducida que afectaron a poblaciones de las tres provincias, con rachas que en las zonas más afectadas oscilaron entre 70 y 100 km/h. Las tormentas de la madrugada del día 6 de octubre, cuando hubo precipitaciones de intensidad torrencial muy focalizadas en el sur de la Ribera Alta, entre Algemesí, Alzira, Carcaixent, la Pobla Llarga y Alberic. Y, finalmente, las tormentas torrenciales de los días 11 y 12 de noviembre, que afectaron a gran parte de la provincia de Castellón y a zonas del norte de Valencia. 

Las temperaturas

En cuanto a las temperaturas, lo más destacado ha sido la persistencia de los registros anormalmente altos desde el mes de mayo, siendo el 13 de agosto el día más cálido del año. 2022 ha tenido seis meses (mayo, junio, julio, agosto, octubre y noviembre) con un carácter extremadamente cálido y, con una probabilidad alta, diciembre será el séptimo mes del año con este carácter. Los próximos días van a ser muy cálidos, con temperaturas medias que serán de 6 a 7 °C más altas que el promedio normal de final de diciembre.

El pasado verano ya superó en calor al de 2003, el más tórrido desde que se tienen registros con cerca de 120 noches tropicales desde mayo y mar rozando los 30 grados, una bomba en caso de formarse una gota fía. Una situación de la que los expertos en clima no dudan que puede castigará el Mediterráneo en cualquier momento. Este año se cierra también como el más cálido desde que hay registros.

La temperatura de la superficie del planeta entre junio y agosto fue 0,89 grados superior a la media del siglo XX, que es de 15,6 grados. Se trata del quinto trimestre de junio a agosto más cálido en el registro global de temperaturas -que comienza en 1880-, empatado con los de 2015 y 2017. Se trata de solo 0,05 grados menos que junio a agosto de 2016. El trimestre de junio a agosto resultó ser el verano más cálido nunca observado en Europa, con 2,41 grados por encima de lo normal, y el segundo en Asia (1,46 grados más) y en América del Norte (1,45 grados más), en tanto que empató con el de 2002 como undécimo más caluroso en África.

El aumento de la frecuencia de las olas de calor en Europa está relacionado con los cambios de la corriente en chorro que sobrevuela la región euroasiática, según los resultados de un estudio que incluye datos estadísticos de los últimos 42 años.

Uno de los autores del estudio, el investigador Kai Kornhuber, de la Universidad de Columbia, explica a Efe que esta relación se debe a que las tormentas que proceden del Atlántico, que tienen un efecto de enfriamiento, se desvían hacia el norte durante los estados de doble chorro, favoreciendo el desarrollo de olas de calor en el continente. "La velocidad del viento al norte y al sur de Europa aumenta, pero en el centro de este sistema de doble chorro, la velocidad es mucho menor, lo que amplifica la duración de las olas de calor", señala.

Las olas de calor han aumentado entre tres y cuatro veces más rápido que en el resto de las latitudes medias del norte, como Estados Unidos o Canadá, según el estudio, publicado en "Nature" y en el que participaron entre otros expertos del Instituto Potsdam de Impacto Climático, cerca de Berlín, de la Universidad de Columbia (EE.UU.) y del Instituto de Oceanografía de Hamburgo (Alemania).

Turistas disfrutando de diciembre en una terraza

Turistas disfrutando de diciembre en una terraza / David Revenga

Olas de calor

El equipo internacional de científicos examinó los datos de observación de los últimos 42 años y se ha demostrado, por primera vez, que el rápido aumento de la frecuencia de olas de calor en Europa está relacionado con cambios en la circulación atmosférica.

Los vientos a gran escala que circulan sobre Eurasia, la llamada corriente en chorro, están cambiando y provocando que los periodos en los que esta corriente se divide en dos ramas, los llamados estados de doble chorro, se vuelvan más duraderos.

Estos estados de doble chorro están relacionados con casi toda la tendencia al alza de las olas de calor en Europa occidental, y alrededor del 30 % en el ámbito europeo más amplio.

La corriente en chorro es una masa de aire de flujo rápido que viaja de oeste a este alrededor del hemisferio norte a unos 10 kilómetros de altura y que a veces se divide en dos chorros de viento que fluyen una sobre el sur y otra sobre el norte de Eurasia.

Los científicos se dieron cuenta de que, aunque el número de eventos de doble chorro por año no cambió mucho, estos se hicieron más largos y persistentes durante el periodo estudiado.

Aunque las olas de calor en verano no son un fenómeno nuevo, la frecuencia e intensidad de estos eventos extremos ha crecido en los últimos años, especialmente en 2018, 2019, 2020 y este 2022, y, por supuesto, con la actual ola de calor en Europa que ha llevado a países como el Reino Unido a alcanzar por primera vez los 40 grados.

"Esta tendencia está mucho más allá de lo que podríamos esperar del cambio climático por sí solo. Es importante decir que los principales factores que contribuyen al aumento de la frecuencia de las olas de calor son las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento de la atmósfera", asegura Kornhuber.

"El aumento de esta tendencia más allá de estos efectos lo relacionamos con el aumento de los patrones de doble corriente sobre Europa, que sería un efecto añadido que actúa sobre esta tendencia esperada por las dinámicas del efecto calentamiento", agrega.

Los chorros dobles se producen por diversas razones, como la variabilidad caótica de la atmósfera, pero ¿qué es lo que hace que estos episodios sean más persistentes?

Kornhuber afirma que una posible explicación que los investigadores proponen para este fenómeno tiene en cuenta varios factores: "Uno es que la circulación atmosférica en verano se está ralentizando en el hemisferio norte, probablemente debido a la reducción de la gradiente de temperatura entre el Polo Norte y el Ecuador".

"Otro factor es que la tierra se está calentando más rápido que el océano, por lo que el contraste entre Eurasia y el Océano Ártico, que también se está calentando, pero más despacio, está aumentando. Y este gradiente local aumentado amplifica la corriente polar, que es parte de ese sistema de doble corriente", añade.

De cualquier manera, el investigador se muestra preocupado por el futuro de las olas de calor en Europa: "Hay que tener en cuenta que estamos realmente en un año de La Niña, en el que las temperaturas suelen ser más bajas que en los años de El Niño, por lo que es verdaderamente preocupante".

"Todo depende de nuestras decisiones. Si decidimos seguir emitiendo gases de efecto invernadero, tendremos que esperar un tiempo todavía más extremo del que estamos viviendo. Es una tendencia que no parará si no actuamos", concluye.