Entrevista | Jon S. von Tetzchner Programador y empresario

«Utilizar la inteligencia artificial para todo puede hacernos menos inteligentes»

El programador islandés, uno de los fundadores del navegador Opera y actual CEO de Vivaldi, analiza el papel de la tecnología en la sociedad actual y advierte de sus riesgos

El programador Jon S. von Tetzchner en la redacción de INFORMACIÓN. | RAFA ARJONES

El programador Jon S. von Tetzchner en la redacción de INFORMACIÓN. | RAFA ARJONES / ALEJANDROJ.

Alejandro J. Fuentes

Alejandro J. Fuentes

Cuando lanzó una nueva versión de su primer gran proyecto -el navegador Opera 8- este programador y empresario islandés proclamó que, si alcanzaba el millón de descargas, cruzaría a nado el Océano Atlántico. El servicio alcanzó la cifra en solo tres días y el entonces CEO de la compañía se lanzó al mar: apenas estuvo unos segundos en las gélidas aguas de Noruega, pero trató de cumplir su promesa.

Finalmente, terminó saliendo de la compañía que había fundado por «no compartir los mismos valores» que su Consejo de Administración y se centró en su nuevo proyecto: el navegador web Vivaldi. Una apuesta por la privacidad -al no recoger ni vender datos para terceros- y que trata de ofrecer funciones adaptadas a las necesidades particulares y actuales de sus usuarios.

El fundador de Opera y Vivaldi, durante la entrevista. | RAFA ARJONES

El fundador de Opera y Vivaldi, durante la entrevista. | RAFA ARJONES / ALEJANDROJ.

Jon S. von Tetzchner conoce bien España. En su juventud estuvo trabajando seis meses en Madrid para Telefónica y su familia tiene residencia en Torrevieja, además, ha participado en varias ocasiones en el Mobile World Congress de Barcelona, que se celebra en la ciudad condal la próxima semana.

El programador analiza para INFORMACIÓN la situación actual de las tecnologías, las oportunidades y riesgos de la inteligencia artificial -en boca de todos gracias a aplicaciones como ChatGPT- y el debate sobre la ética en las grandes empresas tecnológicas. Algo que «existe», pero que «no siempre se utiliza».

Dejó Opera en uno de sus mejores momentos por «discrepancias». ¿Cuáles fueron?

Es interesante porque hubo un desacuerdo entre nosotros. Yo fui cofundador y CEO de Opera, y siempre quise hacer crecer una gran compañía que marcase la diferencia. Pero creo que algunos de los inversores estaban más interesados en cómo podían vender la compañía para conseguir más dinero. Ahí fue donde se originó el desacuerdo. Ese es también uno de los motivos por los que Vivaldi no cuenta con inversores externos. Cuando gastas 17 años de tu vida haciendo crecer algo, no te gusta verlo destruido.

Ahora está embarcado en Vivaldi. ¿Cuáles son las diferencias entre ambos navegadores?

En mis años en Opera siempre intentamos hacer lo correcto, aquello en lo que creíamos. En Vivaldi tratamos de construir un navegador que se adapta a las necesidades concretas de cada persona, lo que significa que escuchamos lo que la gente quiere. Nosotros no usamos ni recopilamos datos.

¿Qué ofrece Vivaldi que le diferencia de otros navegadores?

Creo que, además del aspecto relacionado con la privacidad, tiene multitud de funcionalidades y herramientas muy interesantes. Un gestor de correo que aglutina en un mismo buzón las cuentas de diferentes servidores, la posibilidad de seguir escuchando música o reproduciendo vídeos en segundo plano, una interfaz completamente personalizable que permite al usuario diseñar la ventana del navegador a su medida con las funciones que más le interesen... Hemos tratado de adaptarnos a la manera en la que la gente nos decía cómo utilizan su navegador.

¿Qué meta querría alcanzar con este proyecto?

La meta básicamente es tener usuarios realmente satisfechos con el servicio. También, por supuesto crecer en cuanto al número de personas que utilizan Vivaldi. Estamos enfocados en aterrizar en múltiples plataformas. Ahora funcionamos en Windows, Mac, Linux, Android... y estamos trabajando en una versión para iOS.

Escuchamos hablar continuamente de la privacidad en internet. ¿Realmente es tan importante evitar que recopilen nuestros datos?

Creo que es más importante para la sociedad de lo que ellos creen. Un problema de la gente es que se han acostumbrado a escuchar diferentes verdades. Los algoritmos recopilan nuestra información, nuestras búsquedas y nos muestran más y más información sobre lo que nos interesa. Lo que, por ejemplo, muchas veces genera opiniones realmente polarizadas. Vivir en una sociedad en la que todo lo que hacemos se recopila y nunca se pierde no es un buen panorama.

¿Existe la ética hoy en día en las grandes tecnológicas?

Creo que existe, sí, pero también creo que ciertas compañías se toman la libertad de no emplearla. Estamos viendo una respuesta a ello tanto en Europa como en los Estados Unidos o en otras partes del mundo, donde se está reclamando una regulación legislativa que modere cuántos datos se pueden recoger y qué se puede hacer con ellos. Pero estas compañías también constituyen «lobbies» que tratan de influir en los políticos y en la opinión pública para que eso no ocurra.

En los inicios de internet en los hogares, la gente temía a los «virus», o a que le cobrasen por un servicio no deseado. ¿Cuáles son los miedos actuales de los usuarios?

Creo que ahora muchas veces la gente no tiene miedo a que su información quede expuesta porque consideran que no tienen nada que esconder.

La inteligencia artificial está últimamente en el centro de todos los debates tecnológicos. ¿Cómo podría ayudarnos en nuestra rutina?

Este es un tema muy interesante. Para mí, la inteligencia artificial es uno de los problemas porque cuando te fijas en el algoritmo es el programa el que decide qué mostrar en lugares como Facebook, lo que nos puede influenciar a tomar decisiones. Además, ¿cómo responden las inteligencias artificiales a nuestras respuestas? Muchas veces basándose en información que buscan en internet, por lo que si asumimos como cierto lo que nos dicen, podemos equivocarnos. Es una tecnología muy interesante, pero por otro lado, estos «bots» también tienen su parte negativa.

¿Qué opina de aplicaciones como ChatGPT?

Creo que tienen un tremendo potencial para resolver problemas. De hecho ese es uno de los miedos de Google, que este tipo de sistemas podrían llegar a reemplazar a su buscador. Además, son muy útiles para escribir textos o incluso código. El problema está en que las respuestas que nos dan en muchas ocasiones son equivocadas. Pueden ser muy útiles, pero si abusamos de la inteligencia artificial y la utilizamos para todo, en el futuro podríamos ser menos inteligentes. Si mi hijo le pide a una IA que le haga los deberes, el sistema se los hará, pero entonces mi hijo no aprenderá lo que debería haber aprendido haciendo esas tareas. El ser humano aprende algo haciéndolo, y son muchas las cosas que solo se aprenden de esta manera. Por ejemplo, ahora que todos tenemos «smartphones», ya no memorizamos los números de teléfono.

El éxito de algunas aplicaciones ha supuesto grandes beneficios a sus propietarios, pero mayor precariedad para los trabajadores de estas compañías. ¿Cómo podemos prevenir que los avances tecnológicos generen más desigualdad?

La tecnología podría perfectamente suplantar a las personas en muchos casos. Tiene potencial para hacerlo, por lo que la pregunta de nuevo sería ¿cómo queremos utilizarla? ¿Para avanzar y mejorar la sociedad o para ganar más dinero? Creo que internet cada vez es más importante y está presente prácticamente en todo, por lo que cuanta más gente logremos conectar y enseñar a utilizar sus posibilidades, más fácil será que tengan igualdad de oportunidades.

Usted conoce bien Alicante, ¿qué le parecen iniciativas como Distrito Digital?

Creo que es muy importante que las empresas, especialmente las tecnológicas se acerquen a las personas. Centrarse en la tecnología -lo vemos con ejemplos como el Mobile World Congress- es muy positivo hoy en día, y será muy beneficioso para Alicante y para España.