El bipartito de Alicante impulsa la peatonalización de seis calles en el entorno de la plaza del Ayuntamiento

El bipartito de Alicante, en la reunión de la Junta de Gobierno celebrada este martes, ha aprobado un proyecto de la Concejalía de Urbanismo para seguir adelante con la peatonalización de calles del centro histórico de Alicante. En concreto, el proyecto incluye la retirada del tráfico en seis calles del entorno del Ayuntamiento, con Jorge Juan como el vial más simbólico de los afectados. El coste de la actuación supera los 2,6 millones de euros, aunque su ejecución quedará en manos del gobierno salido de las urnas del 28M.

En el aire, por ahora, se queda el futuro de tráfico de la calle Altamira, por donde se mantendrá la circulación de vehículos, a la espera de un estudio más ambicioso que debe realizar el área de Tráfico y Movilidad al ser un vial clave para el servicio de autobús urbano. Tampoco se retira, por el momento, la circulación de la calle San Fernando.

La actuación, por tanto, busca retirar el tráfico de las calles Jorge Juan, Alberola Romero y María Josefa Ágreda y Muñoz, además de dos tramos de las calles Cervantes y Gravina (en el entorno del antiguo Palas), además del tramo de Bendicho por el que aún circulan vehículos. Por otro lado, el proyecto prevé pasar de aparcamiento en batería a cordón en la calle Gravina, frente a la sede del Colegio de Abogados. Y, por último, en el paseíto Ramiro, desde la calle Gravina, se permitiría girar a la derecha, hacia la primera línea de costa, y también hacia la izquierda, para poder acceder a Virgen del Socorro.

El concejal de Urbanismo, Adrián Santos Pérez (Ciudadanos), ha explicado que se trata de "uno de los proyectos más importantes de reurbanización, por ser el eje turístico más relevante de la ciudad porque conecta la Basílica de Santa María y el Portal de Elche, a través del Ayuntamiento". "Queremos que el peatón sea protagonista, incorporando también arbolado", ha añadido.

Según recoge el acuerdo aprobado, en las inspecciones realizadas en el entorno se ha observado la "supremacía del vehículo sobre el peatón en prácticamente todo el espacio, en el que las aceras quedan reducidas a bandas laterales que no cumplen los actuales cánones de accesibilidad y en la que las zonas de reserva para carga y descarga y las islas de contenedores para residuos urbanos ocupan otra parte importante, además de reducir gravemente el atractivo al paisaje urbano que la compone". 

La "contaminación del espacio se hace presente en los pavimentos y fachadas, que sumado a una selección de colores oscuros restan luminosidad -según el acuerdo- a la zona centro de una ciudad que tiene un elevado número de días de sol al año". 

En la actualidad, de las calles objeto de la intervención, ya son peatonales la calle Callizo del Marqués, Niágara, y el tramo de lado mar de la calle Bendicho, "estando el resto configuradas con aceras laterales y calzada central, puntualmente con banda de estacionamiento reservado". El acceso al tráfico rodado está permitido en todo el ámbito de actuación, pudiendo circular en todas ellas. "Prácticamente no existen plazas de aparcamiento para vehículos (tipo turismo) particulares, siendo en su mayoría plazas reservadas para las múltiples administraciones existentes en la zona o para carga y descarga. Sí se observa un número importante de plazas para motocicletas", según el acuerdo aprobado. 

Así, atendiendo a los objetivos y las premisas de partida, Urbanismo proyecta una "solución que renueve un espacio actualmente de hegemonía vehicular, por otro donde se priorice singularmente al peatón, sin la eliminación total del primero". 

Para ello, no sólo se prevé ejecutar "una transformación de la actual sección tipo por una de plataforma única, sino que se realiza una distribución del espacio más equilibrada mediante el uso de materiales y una propuesta de franjas horarias". Con la solución proyectada se pretende "conferir a todo el espacio de unas características adecuadas al entorno en el que se encuentra, dotándolo de un aspecto más noble y clásico que otras zonas de la ciudad, además de dotar a éste de los cánones urbanísticos actuales, con espacios más amables, humanos y seguros". 

En cuanto al coste de la actuación, el Ayuntamiento asegura que se "ha pretendido optimizar el coste-oportunidad de la inversión, diseñando una solución integrada y definitiva que dé continuidad y tenga coherencia con los espacios adyacentes y no sea objeto de otra nueva intervención a medio plazo". 

Desde el punto de vista estético, por su parte, "se establecen dos tipologías viarias, unas primarias de aspecto más noble, serio y clásico, y unas secundarias donde se pretende dotar al espacio de un aspecto más informal y atrevido, que al usuario le llame la atención su diseño sin alejarse de la tipología de material del primero, ni de su cromatismo, y se varíe su tamaño con piezas de menor dimensión y aparejos diferentes". "La solución definitiva -según se añade- es el resultado de un análisis pormenorizado del entorno y sus necesidades, habiendo pasado para llegar a ésta por otras opciones intermedias que finalmente se han descartado o han cambiado". 

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El acuerdo explica que "no se opta por una peatonalización integral del espacio, en especial por la dificultad a nivel de tráfico que supondría no permitir el paso del autobús urbano por el eje San Telmo-Altamira, a través del cual accede a la Rambla y el centro de la ciudad". Al respecto, desde el área de Tráfico y Movilidad se apunta en un informe técnico que el estudio previsto apostara por la "peatonalización completa de este entorno, se considera que el proyecto es perfectamente compatible con la citada solución".

Por otro lado, también se tiene en cuenta el proyecto del área de Limpieza para soterrar contenedores en el entorno.

Con todo, desde Urbanismo se subraya que "la solución propuesta alcanza los objetivos principales de mejora de la movilidad y accesibilidad peatonal y se invierte el actual dominio del espacio urbano por el tráfico a favor del peatón".