El arte de ser madre

Jose, Alberto, Martín, Enzo y Kathaleya ya tienen un bonito recuerdo con sus madres antes incluso de nacer. Con ayuda de las estudiantes del bachillerato de artes del instituto Haygón de San Vicente del Raspeig, las mamás vieron decorados sus vientres con coloridos diseños y el nombre de sus bebés.

El «belly painting», o pintura del vientre, es una actividad en la que se realizan dibujos sobre la piel de la barriga de mujeres embarazadas y que sirve no solo como expresión artística sino que ofrece varios beneficios, especialmente a nivel de bienestar, para las mujeres gestantes, que en muchas ocasiones viven situaciones de especial estrés durante los nueve meses que dura el embarazo.

Para esta práctica, el centro de salud de Los Ángeles, en Alicante, y el instituto Haygón de San Vicente del Raspeig han aunado fuerzas para conectar a un grupo de madres embarazadas con las estudiantes del bachillerato de artes y poder llevar a cabo un taller de pintura sobre el vientre. 

Una iniciativa con nombre femenino ya que tanto las propias madres, como las alumnas de bachillerato y las precursoras de la iniciativa son mujeres. Isabel Fernández -profesora de biología en el instituto- y Ana Esono -matrona del mencionado centro de salud- no solo han impulsado el taller, sino que, tras el buen resultado de esta primera edición, buscan hacerlo permanente para que más estudiantes y embarazadas puedan disfrutar de la experiencia del «belly painting».

Más allá de la parte estética o artística de esta práctica, Esono destaca que la pintura del vientre puede generar un efecto muy positivo en las mujeres en estado: «El objetivo principal es que vivieran una experiencia positiva y agradable en su embarazo», ya que en muchas ocasiones «nos centramos en el aspecto físico, que obviamente tiene que estar ahí, pero la parte emocional se queda a un lado, por lo que buscamos conectar más con el momento que están viviendo y desarrollar una experiencia positiva de la gestación».

La matrona señala que la idea de organizar el taller surgió de un modo «muy espontáneo» ya que ambas profesionales tienen una forma de trabajar con mucha iniciativa y «no vemos barreras en ninguna parte». 

Esono apunta que habitualmente este tipo de talleres se llevan a cabo con familiares, hermanos de los bebés o con el otro progenitor, pero que en muchas ocasiones se dan problemas como que los padres no puedan acudir o que los niños no tengan edad suficiente para poder pintar en el vientre de sus madres, por lo que la oportunidad de colaborar con estudiantes jóvenes hizo que «todas se lo tomaran súper bien y acabasen muy contentas».

Todo un éxito

Por su parte, Fernández coincide con la matrona del centro de salud de Los Ángeles en que la colaboración fue todo un éxito: «Se creó un espacio muy especial con sillones y cojines, música relajante, mantas... Y tanto las alumnas como las madres quedaron encantadas».

En cuanto al funcionamiento, la profesora y coordinadora del centro señala que fueron las propias estudiantes las que prepararon diferentes bocetos a modo de propuesta para las madres que, una vez iniciado el taller, se fueron modificando y adaptando a sus gustos y preferencias individuales.

Además, Fernández celebra que «las chicas estaban muy emocionadas por poder transmitir lo que hacen en clase de una manera diferente. Se quedaron con muchas ganas de repetir».

Una experiencia que ni las jóvenes estudiantes ni las futuras mamás olvidarán fácilmente, ya que les ha servido para pintar recuerdos mayores que los que se dibujan sobre la piel.