El mercadillo de Santa Faz atrae a los romeros rezagados

No importa que sea un jornada laborable. Tampoco que sea el día después de una Peregrina de masas que acercó a cerca de 350.000 personas a la plaza de Luis Foglietti y alrededores. El Monasterio de la Santa Faz, como es habitual, continúa atrayendo fieles en la continuación de la Romería, que se alarga hasta el domingo. Lo hace dentro del santuario la reliquia y también fuera, con sus numerosas representaciones en forma de medallas, pulseras, rosarios y estampas.

La imagen de la Santa Faz es uno de los motivos más solicitados por los peregrinos y por aquellos que no lo son pero han acudido a los puestos instalados por Sant Joan d'Alacant. En su término municipal, como marca una de las tradiciones asociadas a la reliquia pese a los intentos en años anteriores de Alicante de realizar su propio mercadito.

Amadeo Martínez es uno de los tenderos que monta en Santa Faz. Lo hace de nacimiento, porque ya su familia tenía el puesto cuando él era pequeño: "Tenemos el puesto toda la vida. Yo venía con mi padre y ahora tengo 72 años y los que vienen son mis hijos". Venden bastones y horcas, nada más, siendo su tenderete uno de los clásicos de la avenida de Alicante. Martínez se muestra contento con el buen tiempo que ha atraído mucha gente tanto el jueves como el viernes.

Estreno de las Monjas

A los bastones se suman los puestos de regalices, dátiles y otros dulces como los higos pajareros, la miel de romero o las almendras garrapiñadas. Tenderetes que, al contrario de lo que es habitual pensar, no preferidos únicamente por los más pequeños. Yolanda Rodríguez atiende un puesto de golosinas y asegura que el jueves fue un buen día gracias al buen tiempo. También este viernes lo está siendo para el puesto, en el los clientes rápidamente reclaman a quienes venden los diferentes dulces. La comida es una de las predilecciones de quienes acuden al entorno de la Santa Faz y no se queda en las golosinas, ya que también se venden berenjenas, olivas y otras conservas, como es tradicional.

Quienes se han estrenado en la venta en la calle han sido las Monjas de la Sangre, custodias de la reliquia en el convento. Por primera vez atienden no solo en su tienda ubicada en la salida lateral del Monasterio sino también en el exterior, con una carpa montada justo a espaldas del santuario. Al ser de clausura, unos voluntarios son quienes la atienden en su lugar, al igual que sucede con la que se encuentra en el interior. Estos aseguran que está funcionando muy bien y que son los dulces elaborados por las devotas y las medallas con la imagen de la reliquia los productos más reclamados.