La participación electoral en Alicante va por barrios

Contrasta el 30% de votos emitidos en barrios desfavorecidos como Virgen del Carmen, donde gana la izquierda, con el 77,7% de la zona centro de Alicante, donde se impone la derecha

Un elector elige una papeleta, el pasado domingo en un colegio electoral

Un elector elige una papeleta, el pasado domingo en un colegio electoral / David Revenga

C. Pascual

C. Pascual

No solo el resultado electoral va por distritos. No solo hay zonas más "azules" y otras más "rojos" en las ciudades, como sucede tradicionalmente en Alicante. También la participación va por barrios. Y ahí es clave la clase social de los ciudadanos. Los votos emitidos en las mesas electorales en barrios más desfavorecidos, como la Zona Norte de Alicante, nada tiene que ver con los registrados en los entornos más acomodados, como el Centro o Playa de San Juan. Los datos de las elecciones del 28M, facilitados por el Ministerio del Interior, son indiscutibles. "Existe una amplia literatura académica que viene insistiendo en destacar el problema de la baja participación electoral en los barrios pobres, no es un fenómeno nuevo, ni mucho menos ni tampoco menor", explica el sociólogo y politólogo Carlos Gómez Gil.

El contraste de las cifras evidencia que la clase social afecta, y mucho, a la hora de ir a votar. En las urnas del barrio de Virgen del Carmen, se llegó a una abstención que rozó el 60%, con apenas un 30,74% de participación. Ahí ganó el PSOE con hasta un 64,18% de los votos emitidos. "Las fronteras económicas entre barrios abren también fronteras electorales, generando un déficit democráticos en los barrios más pobres y desfavorecidos que algunos llaman agujeros negros políticos", añade Gómez Gil, quien añade que "cuando la vida es mala y las condiciones de vida son difíciles, interesarse por la política no es una prioridad, produciéndose un alejamiento progresivo tanto de la política como de los políticos en los que estas personas no creen".

En cambio, frente al escenario en la Zona Norte, la participación se disparó hasta el 77,62% en el Centro de Alicante, en concreto en las manzanas situadas en torno a Luceros, Pintor Cabrera y General Lacy, donde el PP llegó a tener un 60,91% de las papeletas. Pero estos números no fueron casos aislados, sino una tónica general por zonas, ya que la participación no bajó del 70% en el anillo que comprende Óscar Esplá, avenida de la Estación, Alfonso el Sabio y la Rambla, como tampoco en el Cabo de la Huerta, con un 70,88% de electores yendo a las urnas y un 59,52% de papeletas para el PP, y Playa de San Juan, en cifras similares. En cambio, en Ciudad de Asís, donde también ganó el PSOE, la participación no llegó al 50%, mientras que en Virgen del Remedio al cifra se situó entre el 33 y el 41%, muy lejos de la media en la ciudad, que se situó en el 63,9%.

Para el profesor de la Universidad de Alicante, "ir a votar, participar e interesarse por la política implica tener cubiertas unas necesidades básicas y disponer de un capital social y cultural que las personas más pobres no tienen". "Es un fenómeno que se cronifica con el tiempo y agranda todavía más la exclusión de estas personas, porque pierden capacidad y poder de influencia política", según precisa, explicando así la tradicional baja participación en las zonas más deprimidas de la ciudad, que deberían ser caladeros de votos para la izquierda, frente a la alta presencia de papeletas en las urnas en las zonas más acomodadas de Alicante. "La abstención castiga más a la izquierda porque muchas de estas personas abstencionistas tienen preocupaciones que conectan más con la izquierda. Por el contrario, se produce un interés político sobre los barrios más acomodados. Si las personas con más recursos votan más que los pobres, acaban teniendo más poder de influencia sobre políticos y partidos y se acaban convirtiendo en electores codiciados. Podemos hablar de un sesgo ideológico de la abstención por barrios en perjuicio de la izquierda", agrega Gómez Gil, que además no ve que la distancia entre barrios pueda ir igualándose con el tiempo: "Se transmite con frecuencia de padres a hijos que viven en los mismos barrios y en las mismas condiciones, cronificando la situación, como se empieza a ver en series temporales de elecciones. Además, las campañas electorales son procesos puntuales que no ayudan a generar confianza en estos posibles electorales por su brevedad y oportunismo".

La participación en la ciudad alcanzó este domingo el 60,89% de los votos, superior a la cifra de 2019 (56,03%), cuando las urnas locales no fueron de la mano de las autonómicas, e inferior a 2015 (63,28%), cuando se produjo el cambio de color político tras la victoria del bloque de izquierda. En 1995, primera vez que el PP ganó en las elecciones municipales de Alicante a través de Luis Díaz Alperi y fecha desde la que no pierde en una cita de ámbito local, la participación se disparó hasta más allá del 70%.