Los científicos desinflan la alerta por medusas carabela en la provincia de Alicante

Los tres últimos ejemplares aislados se detectaron a finales de abril en las playas de Benidorm y El Campello

La carabela portuguesa detectada en una playa de El Campello a finales del pasado mes de abril.

La carabela portuguesa detectada en una playa de El Campello a finales del pasado mes de abril. / INFORMACIÓN

Pérez Gil

Pérez Gil

La carabela portuguesa no es una medusa común en las aguas del Mediterráneo aunque en los últimos años algunos de estos ejemplares han llegado a las orillas de varias playas alicantinas -San Juan, Benidorm, Arenales del Sol y Calp- al ser atrastradas por la corriente desde la zona de Cádiz y Huelva.

De momento, en lo que va de verano, no se ha detectado la presencia de este tipo de medusas en ninguna playa de la provincia según se confirma desde el Instituto de Ecología Litoral. "La carabela portuguesa puede hacer acto de presencia en el litoral alicantino entre la primavera y el principio del verano si se dan las condiciones meteorológicas e hidrográficas favorables. Pero hasta la fecha no hay motivo alguno para la alarma", ha señalado a este diario Gabriel Soler, actual director del Instituto de Ecología Litoral con sede en El Campello.

Solo hay constancia de la presencia de tres ejemplares aislados que fueron detectados en las playas de Benidorm y El Campello a finales del pasado mes de abril. En ningún caso hubo heridos ni fue necesario precintar la zona donde se localizaron.

Tranquilidad en las playas alicantinas.

Tranquilidad en las playas alicantinas. / Áxel Álvarez

"Conforme avance el verano el riesgo se irá reduciendo y a finales de julio ya será prácticamente inexistente. Es la tónica habitual aunque seguiremos atentos ante la posibilidad de que aparezca la presencia de algún banco", ha añadido Soler aportando una información que coincide con la de otros expertos y del personal de socorrismo en playas consultados por este diario.

Fenómeno inusual

En mayo este diario ya publicó que varios puntos de la costa habían recibido la visita de estos peligrosos organismos con aspecto de medusas. Coincidiendo con unas semanas de calor prolongado en la provincia, y con la ocupación de las playas por parte de los primeros bañistas, las carabelas portuguesas comenzaron a dejarse ver a finales de abril.

Juan Guillén, técnico del Instituto de Ecología Litoral, se mostró paciente con este tema: "No es extraño que lleguen a nuestra orilla, no es algo que suceda todos los años pero es normal la llegada en esta época". Así, alude a lo que pasó hace cinco años, donde "sí que fue extraño que llegaran en el mes de julio, época en la que toda la gente estaba en la playa y fue verdaderamente peligroso".

El movimiento de grandes masas de agua atrajo en la pasada primavera a varios ejemplares de esta especie, también conocida como fragata portuguesa falsa medusa, que suele encontrarse a mar abierto en aguas cálidas, generalmente en regiones tropicales y subtropicales de los océanos Pacífico e Índico.

El propio Instituto de Ecología Litoral recibió la alerta ciudadana, que no se constató hasta que no les llegaron fotografías de personas de confianza para la entidad. De esta forma, con la ayuda de integrantes del Cuerpo de Vigilancia, ejecutivos de limpieza de los diferentes ayuntamientos y demás personas que colaboraron, el Instituto pudo dar por buena esa alerta que indicaba la presencia de estos animales en la costa. 

"Lo más positivo de esto es que, en tema numérico, las que más peligro tienen son las pelagias, pues llegan en bancos de miles. En cambio estas, las physalias, son muy peligrosas pero afortunadamente llegan pocas en toda la costa. El número es muy pequeño y son muy visibles puesto que tienen un flotador característico que hace que enseguida se les reconozca", comentó entonces el técnico del Instituto.

Una peligrosa especie

Las carabelas portuguesas concentran su peligrosidad en que tienen una toxina que es paralizante. En este sentido, Juan Guillén explica que es una especie que "no mata pero que, si te pilla nadando, te paraliza y te impide seguir nadando, hecho que puede provocar el ahogamiento de una persona".

Estos seres son tan peligrosos como llamativos ya que se caracterizan por un color fosforescente y unos tentáculos que pueden llegar a medir hasta 30 metros si están extendidos. Además, debido a su característica morfología en forma de vela se desplazan rápidamente con las corrientes marinas.

Debido al riesgo que simbolizan este tipo de organismos en el mar, el técnico indica que, si se avista una carabela portuguesa, "lo primero que hay que hacer es avisar a los servicios de vigilancia de las playas, que ellos ya sabrán el protocolo a seguir en estos casos". Sin embargo, especifica que un problema en este sentido es que "ahora no están en marcha estos servicios de vigilancia hasta que no comience la época veraniega sobre junio o mediados de junio". Pese a que algunos municipios activaron estos servicios en Semana Santa, no es común que estén operativos en primavera.

No tocar

Si esto no fuese posible, alega, "lo mejor es llamar al 112 puesto que sí es un bicho peligroso, y especificar en la llamada que se ha vista una carabela portuguesa indicando el lugar, al igual que si se llega a producir la picadura". También comenta que es recomendable alertar a los medios que estén activos en ese momento, ya sean embarcaciones de vigilancia, Policía Local o incluso Guardia Civil para que estén informados y puedan tomar las medidas necesarias con respecto a la playa.

A su vez, el técnico del Instituto de Ecología Litoral especifica que, si una persona se encuentra una carabela portuguesa varada en la arena, "no la puede tocar aunque el animal esté muerto puesto que sus tentáculos segregan una toxina que, pese a que esté inerte, el mecanismo de picadura sigue latente debido a que es un factor físico". En este sentido, argumenta que es "como una especie de resorte de un muelle, si lo tocas, te pica igualmente".