Un informe de Medio Ambiente advirtió de que era “muy improbable” que las melias sobrevivieran al traslado

Las 21 melias de la avenida de la Constitución que el Ayuntamiento de Alicante trasladó en marzo era “muy improbable” que arraigaran, según consta en el informe técnico realizado por los servicios de Medio Ambiente del consistorio al que ha tenido acceso este diario. Los árboles registraban una “rotura de raíces de calibre relevante” y los técnicos advirtieron de que esta circunstancia suponía un riesgo de estabilidad y de altas probabilidades para que se secaran.

El documento tiene fecha de marzo de 2022, es decir, muy anterior a la operación de traslado y, por supuesto, de iniciarse la polémica que llevó a los vecinos a recoger miles de firmas y a la oposición a reclamar una información que no les llegó. Así el equipo de gobierno era conocedor de la delicada salud del arbolado que se vio afectado por unas obras anteriores.

Durante todo el proceso, tanto el alcalde Luis Barcala como el actual vicealcalde y concejal de Medio Ambiente Manuel Villar defendieron públicamente que el traslado de las melias estaba ligado, precisamente, a garantizar la salud de las plantas que contaban con unos 30 años de vida.

El informe municipal revela que la falta de previsión alrededor de los árboles los expuso a posibles afecciones al sistema radicular de anclaje, es decir, que se abrieron unas zanjas para abordar unas reparaciones, que los dejaron debilitados hasta el punto de convertir en probable su vuelco. En concreto, el documento marca como “sintomatología de caída inminente” un árbol que había en el primer tramo de la avenida (desde avenida Alfonso El Sabio hasta la calle de los Artilleros) con el riesgo que ello podría suponer.

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Los técnicos explicaron que, cuando se actúa en el entorno próximo de cualquier planta, se suele afectar a la fisiología de las mismas. “Cualquier obra que se vaya a acometer en el entorno del arbolado seguramente producirá un impacto negativo sobre éste, seguramente no de inmediato, pero si con el paso del tiempo”. Además se subraya que se incumplió la distancia de protección mínima. Para estas melias, los servicios municipales fijaron una distancia de 2,87 metros. En todos los casos, las medidas fueron muy inferiores.

La “rotura de raíces” dejó herido un arbolado que los vecinos intentaron defender con la creación de una plataforma, con quejas y manifestaciones ante el ayuntamiento y hasta hubo un intento de encadenarse a uno de los troncos.

Falsas expectativas

Lejos de trasladar la realidad del estado de las melias, Villar, en calidad de portavoz adjunto, declaró en el pleno de enero de este año: "Hay que trasladarlas porque entre que se mueran y trasladarlas, preferimos que se trasladen. Otros prefieren que se mueran. Dejarlas ahí pondría en juego su supervivencia". Por su parte, Barcala afirmó posteriormente, cuando se produjo el traslado al parque Sergio Melgares de la playa de San Juan que “tendremos un núcleo de melias que será interesantísimo, donde los ejemplares seguirán creciendo y desarrollándose adecuadamente”.

Lo cierto, es que la historia, al contrario que estos 21 ejemplares, fue creciendo. Así a principios de año, el gobierno municipal defendió en pleno la sustitución del arbolado, porque las melias se iban a reubicar en un "entorno seguro, con mayor espacio y tierra de mejor calidad para el desarrollo del sistema radicular que el alcorque en acera: tipo parque, monte o zona verde no transitable", darán paso a plataneras.