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En Alicante no hay nada como «La Británica»

Una de las entradas a las galerías de «La Británica».

Una de las entradas a las galerías de «La Británica». / Héctor Fuentes

Antonio Adsuar

Antonio Adsuar

- « Pues no, ni idea...¿en la Serra Grossa?, ¿ahí por la cantera, dices?, ¿una refinería oculta dentro de la montaña?, ¿de verdad?, pues no, nunca oí hablar de ella, vamos...».

Esta ha sido más o menos, amable lector que hoy me dedicas unos minutos de tu verano, la reacción de mis amigos al irles explicando estas semanas el tema del artículo que hoy ha caído en tus manos.

Pues sí apreciado lector, en los interiores de la Serra Grossa, ocultos a nuestra indiscreta mirada, se encuentran los numerosos, enormes y laberínticos túneles de una refinería de petróleo conocida en su tiempo como «La Británica».

Os voy a tejer hoy la curiosa historia de estas infraestructuras industriales, que aunque fueron definitivamente clausuradas en la década de 1960, están de actualidad porque el Ayuntamiento de Alicante quiere darles un nuevo uso cívico que podría ser interesante para todos.

Antes de empezar a relatar una micro-historia de «La Británica», me gustaría combatir desde estas líneas, como ya habrás intuido por el título de este artículo avispado lector, esta idea general que injustamente flota en ocasiones en el aire, que se resumiría en la manida frase «en Alicante no hay nada».

Creo que hemos de declarar la guerra a esta aseveración tan vaga e injusta con nuestra ciudad. Alicante es mucho más que sol y playa; aquí hay «city», hay «beach», pero también hay mucho más.

Hemos de conocernos un poco mejor, debemos tener en mente de manera más completa nuestro patrimonio para ponerlo en valor y explicárselo y enseñárselo a las miles de personas que (no solo en verano) deciden generosamente pasar tiempo con nosotros, ser alicantinos por unos días, semanas o meses.

Hay, por ejemplo, un rico Alicante cultural algo oculto, latente, que está esperando que lo potenciemos. El relanzamiento de «La Británica», enorme pero discreta, escondida pero fascinante, puede suponer una oportunidad perfecta para que nos animemos a ganar esta nueva actitud más pro-alicantina.

Os voy a contar algo más sobre esta industria tan singular, paso a narraros sus peripecias. Ya en la década de 1830 se situaba en la

Serra Grossa, en su superficie, una instalación metalúrgica conocida como «La Británica».

Andando el tiempo, unos empresarios franceses pensaron que era interesante cambiar los usos de aquellos puntos de industria y situaron en torno a 1875 una refinería donde antes estuvo la fábrica de metales.

El crudo llegaba por vía marítima. Se amarraban las embarcaciones a un pequeño muelle que existía en la zona de la cantera, conocido con el nombre de «Santa Ana».

Tengamos en cuenta que toda esta zona de la Serra Grossa no estaba muy poblada ni era muy transitada, ya que la carretera que unió el Postiguet con la Albufereta solo fue habilitada a partir de 1933.

No obstante, el petróleo una vez refinado tenía diversas salidas. Existía una conexión ferroviaria con la estación de tren Alicante-Madrid (esta línea había sido inaugurada en 1858) y la refinería también podía expedir el líquido ya tratado a través del conocido como «trenet de la Marina», que desde 1915 estuvo operativo y recorrió la costa.

Las décadas se sucedieron y en el contexto de la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-30) «La Británica» pasó a manos estatales; concretamente lo hizo en 1929.

Las autoridades consideraron, sin duda acertadamente, que el petróleo era un bien de interés crucial para el país.

Hemos de tener en cuenta, sin embargo, que todo el complejo y muy extenso sistema de túneles no se comenzó a excavar en la cantera hasta la época de la guerra civil (1936-39).

El gobierno de la II República, plenamente consciente de que Alicante iba a ser blanco de constantes y mortíferos bombardeos fascistas por parte de Franco y sus aliados, decidió ocultar la refinería dentro de la Serra Grossa, creando un espacio muy singular, que hoy se quiere recuperar.

¡Estamos hablando de aproximadamente unos 71.000 metros cuadrados de galerías, túneles y depósitos! Sin duda contamos los alicantinos con una joya oculta, única en España.

Tras el fin del combate fratricida se siguieron ampliando los túneles, obviamente estas infraestructuras tan amplias no se ejecutaron en tres años.

En 1966, por diversos motivos, las instalaciones dedicadas a la refinería se trasladaron al muelle de poniente del puerto.

Y allí quedó «La Británica», triste, sola, oculta, en desuso e ignota, desconocida por los nuevos alicantinos.

Ya hemos hablado del pasado, de lo que los siglos de antaño nos legaron. Ahora debemos hacernos la pregunta clave: ¿qué hacemos como alicantinos con esta refinería tan espectacular y peculiar?, ¿cómo debe poner en valor la ciudad de Alicante este complejo de túneles tan singulares excavados en la Serra Grossa?

Lo primero que hemos de tener claro a la hora de darle un nuevo uso a la antigua refinería es su titularidad. Actualmente, por una serie de vicisitudes históricas, «La Británica» pertenece al gobierno central, en concreto al ministerio de Hacienda.

Ya en 2008 trató la Generalitat Valenciana, que se encontraba en aquellos momentos construyendo la parada del TRAM de la Sangueta, muy próxima a una de las entradas al complejo industrial de la refinería, conseguir la titularidad de la misma.

No se consiguió en aquellos años el objetivo y fue en 2017 cuando, a petición del Ayuntamiento, se aprobó la cesión de «La Británica» al consistorio alicantino.

Ésta se sigue tramitando, a falta de un plan concreto de usos del espacio. Desde el ayuntamiento y la Diputación se ha hablado de darle un propósito museístico a las galerías de la refinería.

Voy ahora a opinar brevemente, apuntando lo que a mi modo de ver sería mejor hacer para poner en valor «La Británica». En este sentido, creo que lo primero que necesitamos es un modelo de ciudad claro.

Muchos (casi todos) en Alicante sabemos que hemos de ir más allá de la mera oferta de «sol y playa». Sin embargo, faltan ideas para concretar este deseo.

Nuestra urbe-capital ya cuenta con puntos culturales destacados como el ADDA, el teatro principal, el espacio Séneca y las Cigarreras, por ejemplo.

Además, se acordó recientemente ampliar la dotación cultural de esta última infraestructura.

Considero por lo tanto que todas las inversiones que se realicen en «La Británica» deben tener en cuenta las singularidades y la programación del conjunto de infraestructuras culturales de la ciudad. Evitemos solapamientos.

También creo que no se debe acometer una restauración muy costosa. He leído en algunas fuentes que se quieren invertir muchos millones de euros. Opino que sería un error.

Estoy de acuerdo con el arquitecto Ruben Bodewig, del estudio «Arquitectura escalar»: se debería aprovechar la singularidad del espacio, la peculiar geografía que nos proporciona «La Británica».

Sus impresionantes galerías son aquello que la hace única. Realizar algunos conciertos o eventos de pequeño formato en este entorno tan dinámico dotaría de sentido a las inversiones realizadas, agregaría valor al ecosistema cultural de la ciudad y nos diferenciaría de otros destinos.

Potenciemos una experiencia única que sume en positivo, que mejore la «marca Alicante» y la marca «Costa Blanca».

También en mi opinión sería importante aprovechar parte de las antiguas instalaciones de esta impresionante y diferente refinería para poner en valor la industria en la ciudad y en la provincia de Alicante.

¿Qué te parece, apreciado lector, situar en el laberíntico espacio interior oculto de la Serra Grosa un pequeño museo de la industria alicantina?

Considero que si se hace bien la apuesta museística podría dotar de sentido al especial espacio de «La Británica» y transmitir la importancia histórica y actual de nuestro sector secundario, demasiado eclipsado a nivel de relato por el sector terciario, en mi opinión.

Repito la idea con la inicié mi reflexión de hoy: en Alicante no hay nada como «La Británica». Los alicantinos de antaño nos han dejado un legado único en herencia que podría devenir un espacio muy interesante e importante para la ciudad.

Evitando inversiones innecesarias y excesivas, el ayuntamiento y la Diputación tienen una oportunidad para demostrar que en Alicante tenemos un modelo de ciudad y que estamos en posesión de ideas y proyectos relevantes que nos permitan poner en valor un lugar mágico y diferente, del que tanto alicantinos como visitantes podamos disfrutar en un futuro muy próximo.

¡Larga vida a «La Británica»!