El cambio climático incrementa en un 15% las probabilidades de DANA en Alicante

La correlación entre calentamiento global y gota fría se agrava por la falta de mantenimiento de las infraestructuras de contención

Dos mujeres bajo la lluvia en la gota fría que cayó en la Vega Baja en 2022

Dos mujeres bajo la lluvia en la gota fría que cayó en la Vega Baja en 2022 / Tony Sevilla

La relación entre el cambio climático y la DANA es un hecho. El calentamiento global aumenta exponencialmente la probabilidad de lluvias torrenciales en el Mediterráneo, donde los daños causados por las precipitaciones se ven agravados por construir en zonas inundables y por la falta de mantenimiento de infraestructuras, en especial de las presas. Según el análisis realizado por un equipo internacional de climatólogos de la red World Weather Attribution (WWA), el calentamiento provocado por la actividad humana va a conllevar efectos directos en mayores jornadas de gota fría en Alicante y zonas mediterráneas, llegando a multiplicar por 10 la probabilidad de lluvias torrenciales en Grecia, Bulgaria y Turquía, y por 50 en Libia.

La relación directa que tiene el calentamiento del planeta con la mayor frecuencia de situaciones de gota fría está comprobada por diferentes artículos de investigación publicados en los últimos años. El director del Laboratorio de Climatología de la UA, Jorge Olcina, advierte que, por término medio, estos estudios "han evidenciado que en la zona mediterránea de la Península Ibérica varía entre un 10 y un 15% más el peligro por situaciones de DANA, según el periodo de análisis que se escoja".

Comparando el periodo registrado entre 1950 y 1980 con los datos marcados desde 1980 hasta 2020, se habría producido un aumento del 15% en el número de depresiones aisladas en niveles altos (DANA) que llegan a la zona sur de Europa, Península Ibérica y cuenca del Mediterráneo Occidental. Estos datos constatan, según Olcina, la relación directa de ambas variables: "En atmósferas que se van calentando, como la que estamos teniendo en la Tierra en estas últimas décadas, se producen movimientos de masas de aire más rápidos, que hacen que la circulación sea más ondulante, en lugar de ser rectilínea, como suele ser en situaciones de tranquilidad climática".

El planeta genera procesos de equilibrio térmico, por lo que la Tierra busca la llegada de más masas frías que intenten equilibrar el progresivo proceso de calentamiento global: "El planeta hace que las masas de aire frío bajen del Ártico y del Norte de Europa con mayor frecuencia. Puede parecer una contradicción, pero es que la Tierra busca ese equilibrio, por lo que nuestras latitudes se van progresivamente calentando para nivelar temperaturas", añade el director del Laboratorio de Climatología de la UA.

Esto daría respuesta a las progresivas jornadas de gota fría que están llegando, y cada vez de forma más rápida, a Alicante y a la Comunidad Valenciana, con avisos de alerta naranja y amarilla en muchos municipios de la provincia. La última, la llegada el pasado martes 19 de septiembre, no afectó en gran medida a Alicante, que se mantuvo en alerta amarilla, pero sí que tomó especial relevancia en el norte de Valencia y la provincia de Castellón, con alertas naranjas por unos índices de precipitación acumulada que rondaron entre los 30 y los 40 l/m2.

Presa del rio Seco, a su paso por Mutxamel, en una imagen de archivo

Presa del rio Seco, a su paso por Mutxamel, en una imagen de archivo / PILAR CORTES

Las consecuencias que pueden derivarse de la mayor descarga de precipitaciones a causa de DANA pueden ser más peligrosas por la falta de mantenimiento de las infraestructuras de contención, como encauzamientos o presas. "Si no se hace una labor frecuente de mantenimiento, las infraestructuras van perdiendo efectividad y, por tanto, resultan poco operativas en caso de lluvias torrenciales", subraya Olcina. Además, añade que, como la frecuencia de estas lluvias está siendo mayor en la cuenca del Mediterráneo, "este tipo de infraestructuras que tenemos en Alicante y en el resto de provincias del litoral mediterráneo están resultando poco eficaces".

Evitar el desastre

Las tormentas vividas durante el mes de septiembre, causadas por la gota fría y del ciclón Daniel, tuvieron consecuencias directas en los países y provincias situados en la vertiente mediterránea. Durante 10 días, países como Grecia, Bulgaria, Turquía o Libia registraron grandes cantidades de lluvia, hecho que provocó inundaciones masivas en toda la región y provocaron la muerte de diecisiete personas en Grecia, siete en Turquía, cinco en España y cuatro en Bulgaria. En Alicante, en cambio, en lugar de producirse precipitaciones prolongadas en el tiempo, se produjo un caso diferente, registrándose lluvias torrenciales en tan solo unas pocas horas. Esto se vio reproducido también en otras zonas del país.

Pese a estos datos, el mayor desastre se produjo en Libia, donde las inundaciones provocaron el colapso de dos presas y se contabilizaron más de 4.000 muertos y 10.000 desparecidos, según WWA. Para evitar este impacto directo en España, y especialmente en las provincias mediterráneas, los expertos piden no seguir ocupando espacios de inundación con construcciones, cumpliendo así la Ley del Suelo nacional y el PATRICOVA en la Comunidad Valenciana. "Ya sabemos con los mapas de riesgo qué zonas tienen más peligrosidad y, por tanto, hay que hacer un cumplimiento estricto de los planes de suelo y no ocupar zonas peligrosas con casas ni con equipamientos prioritarios como colegios, centros de salud u hospitales", advierte el director del Laboratorio de Climatología de la UA.

Hasta que llegó la Ley del Suelo reguladora en 2008, la construcción de viviendas en espacio inundable se hizo efectiva hasta el punto de tener que acudir a obra de infraestructura para paliar los efectos negativos que puede producir un exceso de lluvias torrenciales: "En los últimos años se está apostando por construir tanques de almacenamiento pluvial, parques inundables y depósitos subterráneos de gran capacidad para almacenar agua de lluvia", comenta Olcina como ejemplos de obras que pueden reducir los problema en las zonas del mediterráneo habitadas con alto riesgo de inundación.

Olcina informa también de una corriente europea que señala la necesidad de ubicar zonas de inundanción natural: "En un cauce fluvial se sabe que el río se va a desbordar cada ciertos años y por ello, se llega a un acuerdo con propietarios de las fincas y de los campos de cultivo, fundamentalmente son agricultores, para que, en caso de que se produzca un desbordamiento, estén unos días con esos campos de cultivo encharcados. Así se les financia la pérdida de cosecha que puedan tener, pero el río ocupa su espacio natural de inundación". Esto se llama comúnmente "habitación de los ríos" (traducción literal de "room for river"), por el que el río vuelve a su espacio de inundación natural ocupado generalmente por campos de cultivo que se localizan en sus zonas adyacentes.

Un campo de la Vega Baja, tras los efectos de la DANA de marzo de 2022

Un campo de la Vega Baja, tras los efectos de la DANA de marzo de 2022 / Tony Sevilla

Exposición internacional

Para cuantificar el efecto del calentamiento global en las lluvias torrenciales dentro de la vertiente mediterránea, los científicos han analizado datos climáticos y simulaciones de modelos informáticos para comparar el clima actual, tras un calentamiento global de aproximadamente 1,2°C desde finales del siglo XIX, con el clima del pasado.

El análisis fue dividido en tres regiones: el noreste de Libia, que concentró gran parte de la lluvia en el país; Grecia, Bulgaria y Turquía, donde el análisis se centró en las precipitaciones máximas durante cuatro días consecutivos; y España, donde la mayor parte del agua cayó en tan solo unas horas. En el caso de Libia, los científicos concluyen que el cambio climático provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero aumentó hasta 50 veces la probabilidad de lluvias torrenciales y en un 50% la cantidad de agua.

En el caso de Grecia, Bulgaria y Turquía, el análisis señala que el cambio climático aumentó hasta 10 veces la probabilidad de lluvias torrenciales, con hasta un 40 % más de precipitación. En esta zona, el fenómeno es "razonablemente común", y puede esperarse que ocurra, aproximadamente, una vez cada 10 años. Para Grecia central, donde se produjeron la mayoría de los impactos, el evento es menos probable y solo se espera que ocurra una vez cada 80 o 100 años.

En España, donde la mayor parte de la lluvia cayó en pocas horas, los científicos aseguran que pueden darse precipitaciones tan intensas una vez cada 40 años, aunque, según la misma fuente, no han podido hacer un análisis completo de atribución porque los modelos climáticos disponibles representan mal las precipitaciones intensas en escalas temporales inferiores a un día.

Una de las principales conclusiones del estudio, añaden desde WWA, es que los grandes impactos observados en algunas regiones se debieron a una combinación de alta vulnerabilidad de la población y su exposición al fenómeno. En la zona afectada de Grecia central, la mayoría de las ciudades y comunidades y gran parte de las infraestructuras están situadas en zonas propensas a las inundaciones. En Libia, por su parte, la combinación de varios factores, como un conflicto armado de larga duración, la inestabilidad política, posibles fallos de diseño y un mantenimiento deficiente de las presas, contribuyeron a una catástrofe que ha provocado "destrucción extrema".