El viento se lleva cerca del 30% de la facturación de bares y restaurantes al cerrar las terrazas en la provincia de Alicante

Los sectores del ocio y la hostelería amarran los veladores para evitar que salgan despedidos, mientras que otros se ven obligados a poner las terrazas ya que no tienen dónde guardarlas

Dos personas pasan junto a una terraza vacía en la plaza de los Luceros, Alicante.

Dos personas pasan junto a una terraza vacía en la plaza de los Luceros, Alicante. / Pilar Cortés

Alberto Losa

Alberto Losa

Las fuertes rachas de viento que está sufriendo la provincia de Alicante no afectan solo a quienes tienen que desplazarse de un lugar a otro, sino también a los clientes de bares y restaurantes. Los negocios del sector hostelero no pueden en muchos casos montar las terrazas, ya que sillas, vasos o mantelería salen despedidos. En algunos municipios del interior de la demarcación alicantina, como Agres (45 kilómetros por hora, Avamet) o Alcoy (39), el viento ha sido especialmente fuerte. En Alicante (26) o Elche (27) la situación ha sido más moderada, pero también ha afectado a terrazas y veladores.

Los negocios del sector reconocen que es más perjudicial al coincidir con los días de más clientela: "Afecta mucho porque es fin de semana. Estamos en una temporada en la que la mayor parte de las ventas se hacen solo en el fin de semana", señala Gabriela Córdoba, presidenta de la Asociación de Restaurantes de Alicante (ARA). Algunos de los restaurantes cifran las pérdidas en días de viento en hasta el 30% de la facturación total, mientras que los bares o pubs que tienen la mayoría de mesas en las terrazas, aseguran que dejan de ingresar más de la mitad.

En los locales de ocio, aseguran que el mayor peligro se encuentra en la volatilidad de elementos como las sillas o los veladores, los cuales mantienen amarrados por precaución: "Las sombrillas que tenemos homologadas tienen un anclaje registrado. Es un tipo de anclaje que aguanta una superficie muy grande de tela, que está bien para no quitar espacio a las terrazas", pero que en días como este jueves o viernes perjudica al ser menos estable, apunta Javier Galdeano, presidente de la Asociación de Locales de Restauración y Ocio de Alicante (Alroa).

Una terraza en la calle Castaños, con los veladores cerrados.

Una terraza en la calle Castaños, con los veladores cerrados. / Pilar Cortés

Unas sombrillas que, al estar plegadas, conllevan también un problema para los vecinos, ya que en muchos casos éstas parapetan el ascenso del ruido hacia las viviendas.

Sin sitio

El viento afecta más a la restauración que al ocio, como remarcan unos y otros: "Es un incordio porque no puedes montar la mesa, lo tienes que dejar todo preparado para el momento en el que se sienta el cliente, pero tampoco a nadie le apetece estar sentado fuera", apunta Córdoba. Algunos de los restaurantes inciden en las pérdidas ocasionadas: "En nuestro caso, que estamos en la zona de Castaños con el restaurante Sale & Pepe, nos vemos afectados. Teníamos pensado montar la terraza con las sombrillas, pero las hemos retirado por emergencia. Hemos tenido que reunir las sillas porque se volaban. Por suerte, no se ha sentado nadie y no hemos tenido daños, más que algún vaso roto. La gente quería sentarse en el interior", indica Francesco Raffaele, del centro de Alicante.

Quienes tienen la mayoría de mesas en las terrazas, relatan que se ven muy afectados: "Si hace frío o viento no se sienta nadie. Como mucho, dentro podemos poner cuatro mesas", lamenta María José Delgado, de la Explanada.

Los restauradores apuntan además que tienen que montar las terrazas aunque no las vayan a usar porque, en muchos casos, no tienen dónde guardarlas: "Para algunos locales es otro impedimento no montar la terraza, porque muchos la guardan en el propio local y la normativa impide tanto tenerla guardada dentro como apilar las sillas fuera", subraya Córdoba. Los establecimientos del ocio y la hostelería confían en que el viento no se intensifique y que los daños sean los menores posibles.