La parroquia de Villafranqueza recompone su historia tras más de diez años sin registros

El nuevo párroco ha logrado documentar todas las bodas y la mitad de los bautizos realizados en la iglesia que el anterior cura nunca llegó a anotar debido a un problema de salud

La parroquia de San José de Villafranqueza renace después de más de diez años sin registros eclesiásticos.

Pilar Cortés

Lydia Ferrándiz

Lydia Ferrándiz

La parroquia de San José de Villafranqueza renace después de más de diez años sin registros eclesiásticos. La llegada del nuevo administrador parroquial, José Miguel Sánchez, a la iglesia ha sido clave para la recuperación de la historia religiosa que quedó en el limbo tras la gestión previa del cura anterior, José Manuel Menárguez Rocamora, quien durante más de una década dejó de registrar los eventos religiosos que oficiaba, invalidando así los actos de fe celebrados en el templo, incluyendo bodas, comuniones, bautizos e incluso las ceremonias fúnebres.

La polémica comenzó en el año 2012 cuando el párroco anterior, José Manuel Menárguez Rocamora, llegó al barrio de Villafranqueza. Sin embargo, la situación se intensificó en 2014, cuando los vecinos expresaron su descontento en una concentración frente al templo, solicitando la destitución del cura por "falta de ejemplo". A pesar de una década de quejas, el obispo de Orihuela-Alicante no tomó medidas hasta el año pasado, cuando finalmente destituyó al cura. El Obispado justificó entonces que su decisión explicando que el párroco sufría problemas de salud desde hacía años, lo que contribuyó al deterioro de la situación.

Ahora, el nuevo administrador parroquial, José Miguel Sánchez, ha asumido la difícil tarea de rescatar la historia religiosa perdida en la parroquia y ha logrado avances significativos en pocos meses. "Se dijeron muchas barbaridades sobre que no había registros, pero el cura anterior devolvió todos los documentos al final porque los tenía guardados, aunque estaban perdidos. Ahora, estamos reconstruyendo la historia de la parroquia poco a poco. Estaba entre sus papeles, iba guardando, pero él no era consciente, ha habido más leyenda que realidad", señala Sánchez.

En estos momentos el nuevo párroco ha recuperado casi la mitad de los bautizos, el sacramento más demandado en la parroquia y del que más ha costado recuperar los registros extraviados. "Estamos pasando a limpio los bautizos y esperando a que las familias vengan a firmar los documentos que lo acreditan. Actualmente, contamos con 19 registros entablados, es decir, aquellos que han mostrado interés y han respondido a nuestras comunicaciones. La mayoría de ellos han venido a través de los colegios y asociaciones del barrio porque enviamos una nota para comunicar lo que había sucedido y animarles a venir", explica el párroco.

"Lo importante es que todos están bautizados, eso no lo cambia nada", aclara el cura. En tota, son unos 50 los bautizos que se realizaron en la parroquia de San José en Villafranqueza en los últimos diez años y, aunque el registro vaya por la mitad, el administrador parroquial se muestra confiado en que conseguirán recuperar los que aún faltan en muy poco tiempo.

Para facilitar a las familias este proceso fundamental, José Miguel Sánchez, se encarga estos días de prellenar los documentos antes de que los padres y madres se acerquen hasta el despacho parroquial a completar el proceso. "Al prellenar los documentos antes de que las familias lleguen, reducimos el tiempo y esfuerzo que deben dedicar. Además, hemos introducido la solicitud de fotos como respaldo, una medida que refuerza la autenticidad de cada bautizo y evitar así posibles problemas".

En cuanto a las bodas, Sánchez, ha logrado rectificar la ausencia de registros, asegurando que todas las uniones matrimoniales realizadas en la iglesia durante los últimos años han sido debidamente documentadas. "Las bodas no han sido un problema, ya que han sido pocas en estos años, en los tres meses que yo llevo aquí habré oficiado solo una boda y en los últimos diez años han sido unos cinco o seis enlaces. Además, todas ellas han sido debidamente inscritas en el registro civil y los novios no han tenido que preocuparse por nada a nivel eclesiástico", afirmó el párroco.

En cuanto a las defunciones, el nuevo administrado parroquial ha explicado que la cantidad de registros ha sido mínima debido a la baja tasa de fallecimientos -"gracias a Dios"- en el barrio. "No ha habido muchas defunciones, por lo que no ha habido fallos significativos en este aspecto. Estamos recopilando la información sobre las personas difuntas que tenemos pendientes de registrar, y según lo que nos han dicho, esperamos tener el listado a lo largo del próximo mes", explicó Sánchez.

"Quizás se tendría que haber actuado antes, pero había que darle una oportunidad al anterior párroco. Él lo tenía todo, de hecho, todo el trabajo ahora es mío", asegura José Miguel Sánchez. Con la fe restaurada y el compromiso de Sánchez, Villafranqueza mira hacia adelante después de una década "sin registro".

El nuevo administrador parroquial, José Miguel Sánchez, de la iglesia de San José de Villafranqueza.

El nuevo administrador parroquial, José Miguel Sánchez, de la iglesia de San José de Villafranqueza. / PILAR CORTÉS

La parroquia resurge

Toda esta situación se destapó hace apenas unos meses, aunque las reclamaciones de los vecinos de este barrio alicantino venían sucediéndose desde hacía años. Todo se debía a que el entonces cura de la parroquia de Villafranqueza, José Manuel Menárguez Rocamora, habría dejado de documentar los eventos religiosos, invalidando así los actos de fe celebrados en el templo, incluyendo bodas, comuniones, bautizos e incluso las ceremonias fúnebres.

A pesar de más de una década de quejas de los vecinos sobre la actitud del sacerdote, el obispo de Orihuela-Alicante, conocedor desde el primer momento de la situación, no consideró oportuno relevar a este cura de sus funciones hasta hace apenas unos meses. La destitución se debió a que el párroco sufría desde hacía años problemas de salud que habrían causado el empeoramiento de la situación, una circunstancia de la que el Obispado era conocedor desde el primer momento y sobre la que no actuó hasta este año.

En respuesta a las preguntas de este medio de comunicación acerca de la polémica, el Obispado de Orihuela-Alicante aseguró que "siempre se intentó conjugar el bien de las comunidades parroquiales con los límites de las personas que las conforman. Los procesos se ajustan a unas decisiones y unos tiempos, que están sujetos a diversos factores humanos, personales e institucionales. Desde el obispado pensamos que este asunto tiene demasiadas implicaciones personales como para ser abordado mediáticamente".

El comportamiento de esta figura eclesiástica fuera de la iglesia y la controversia que giraba en torno a la gestión de la parroquia eran algunas de las causas por las que los residentes de esta zona alicantina expresaron su descontento. De hecho, los vecinos confirmaron que el debate en torno al cura ocupaba los corrillos y debates vecinales cada día. Junto a estos motivos, los residentes de Villafranqueza también criticaron la "despreocupación" del párroco con el barrio y "la falta de una actitud servicial", en general, desde que el sacerdote se hizo cargo de la iglesia de San José.