El «sueño» del barrio de Sangueta en Alicante: una gran zona verde con más servicios y menos tráfico

Expertos analizan cómo debe ser el futuro desarrollo de una zona que ha quedado «encajonada» y que la Justicia obliga a planificar

La mesa organizada en el Colegio de Arquitectos.

La mesa organizada en el Colegio de Arquitectos. / Rafa Arjones

Alejandro J. Fuentes

Alejandro J. Fuentes

Mientras las ciudades (por norma general) se expanden hacia el exterior de manera circular, aquellas que miran al mar, como Alicante, cuentan con la mitad de espacio hacia el que extenderse. Un condicionante que trae consigo diversos problemas de espacio, especialmente para el tráfico, y que pueden terminar condicionando por completo el futuro del municipio. 

En el caso de la capital de la provincia, pese a su crecimiento exponencial de las últimas décadas (enfocado principalmente a satisfacer la creciente demanda turística), el planeamiento ha «olvidado» una zona histórica: Sangueta. El espacio que antaño fue un barrio ubicado en torno al antiguo matadero y que tiempo después estuvo a punto de acoger el todavía futuro Palacio de Congresos, aún permanece «encajonado». A su alrededor, el «scalextric» de acceso a la avenida de Dénia, los cuatro carriles de la avenida Villajoyosa, la Serra Grossa, el centro comercial Plaza Mar 2, la estación de La Marina... y una infinidad de elementos geográficos, edificios e infraestructuras que convierten Sangueta en una «isla», apartada de todo pese a estar a pocos metros del centro de la ciudad.

Después de que, en el año 2020, la Justicia diese la razón a los vecinos, que llevaban años reclamando al Ayuntamiento impulsar una ordenación urbanística del barrio, el gobierno local inició a finales de 2023 la consulta pública para el proyecto, dentro de la Operación Integral 6 (OI/6) del Plan General de Ordenación Urbana de Alicante. Ahora, dentro del espíritu consultivo de ese proceso, la Concejalía de Urbanismo trasladó anoche al Colegio de Arquitectos el debate sobre el futuro de Sangueta, a través de una mesa redonda y ponencias de diferentes expertos.

El acto generó una gran expectación, dando cita a más de 150 personas entre las que se encontraban relevantes profesionales del mundo del urbanismo, como el arquitecto Javier García-Solera y el ingeniero José Ramón Navarro Vera; el presidente de la Autoridad Portuaria, Luis Rodríguez; representantes de asociaciones vecinales; viejos conocidos del Ayuntamiento como el exedil Natxo Bellido... pero ningún miembro de la actual Corporación municipal (ni del gobierno ni de la oposición) más allá de la concejala de Urbanismo, Rocío Gómez, ponente de la cita, y la directora general de Planeamiento, Leticia Martín, que también intervino.

El presidente de la Autoridad Portuaria, Luis Rodríguez, estuvo entre los asistentes.

El presidente de la Autoridad Portuaria, Luis Rodríguez, estuvo entre los asistentes. / Rafa Arjones

La actividad, enmarcada dentro del ciclo Arquitectura y Ciudad, reunió a profesionales de reconocido prestigio para tratar de extrapolar proyectos de éxito en otras ciudades al futuro de Sangueta. En esta línea, el arquitecto Ignacio Alcalde abrió el turno de ponencias preguntando cómo queremos que vivan nuestros hijos. Un interrogante que, según aseguró, no tiene respuesta, por lo que abogó por un urbanismo «de 360 grados» donde confluyan en las ciudades diversos tipos de inteligencias, poniendo el ejemplo de Bilbao como mestizaje entre la industria y la cultura. Por otro lado, el también arquitecto Xavier Matilla señaló que la decisión que se tome con Sangueta «no tiene que ser para solucionar problemas, sino para abrir una nueva etapa» y que esta debe tener en cuenta «una mirada mucho más amplia hacia todo el litoral», algo para lo que expuso diversos detalles del planeamiento barcelonés.

Menos tráfico

Ya en el terreno local, la arquitecta y geógrafa Esmeralda Martínez destacó que «si Sangueta debe cumplir una función, no es tanto la urbana como la paisajística» y defendió que la futura configuración tendrá que servir para «articular el frente litoral y una gran infraestructura verde». Además, animó a adoptar decisiones valientes respecto a las carreteras que encierran el espacio: «Quitar las infraestructuras no puede ser una utopía, tiene que ser sí o sí». En la misma línea, el ingeniero Mauricio Úbeda recordó que los problemas de crecimiento de Alicante han concentrado en la fachada litoral más tráfico del que debería asumir, ya que no son vehículos que visiten la ciudad sino que buscan atravesarla. Para evitar un costoso soterramiento del tráfico, Úbeda defendió «hacer menos ventajoso el paso por Mártires de la Libertad», mediante medidas como reducción de carriles, cierres temporales en fin de semana o más pasos de peatones. Esta última medida llegó a estar contemplada en el reciente proyecto de reurbanización, pero el gobierno de Barcala finalmente la descartó.

Por su parte, el ingeniero y economista Armando Ortuño preguntó acerca de la capacidad del tráfico en el futuro, que él considera que debe ir encaminada a reducirse, y abogó por fijar como prioridad la mejora de las frecuencias del transporte público para disparar su demanda. Además, sobre el debate generado alrededor de los pocos edificios existentes en la zona, apuntó que «si hubiera que realojar a esos vecinos, lo mínimo sería ofrecerles algo mejor a lo que tienen». La jornada fue clausurada por la concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de Alicante, Rocío Gómez, quien se mostró contraria a «hacer tabula rasa» con elementos como las viviendas o el entramado de carreteras, para los que defiende buscar un nuevo encaje. La edil del PP abrió la puerta también a estudiar diferentes usos y «hacer paisaje» con los elementos existentes.

Tras el debate, entre el público se extendió una aspiración común: «¿Para cuándo?», con la esperanza de que el futuro barrio de Sangueta no se convierta en otra promesa interminable como la Variante de Torrellano o el Parque Central.