HACE 50 AÑOS

Hace 50 años en Alicante: Una pica en Flandes y un banco en el paseo de Gómiz

Quejas por la dificultad para encontrar asiento en el recorrido frente al Postiguet

Hace 50 años en Alicante: del 25 al 31 de marzo. La dificultad para encontrar acomodo frente al Postiguet

Perfecto Arjones / Ramón Pérez

Ramón Pérez

Ramón Pérez

Cuentan los libros que Flandes fue nuestro Vietnam particular. Que cuando aquella guerra se puso difícil, aún más lo era encontrar a reclutas que quisieran alistarse y tomar la pica para pasar a servir en los Tercios. De aquello vino la expresión «poner una pica en Flandes», que hoy aplicamos cuando se nos presenta algún reto difícil de conseguir. En 1974, cuatrocientos años después, los turistas que había en Alicante, muchos de ellos belgas, se quejaban de otra empresa imposible: encontrar algo donde sentarse en el paseo de Gómiz. La protesta cogió vuelo porque a ella se sumaron también los alicantinos, que, como hoy, tenían a bien dirigirse hacia el Postiguet durante sus caminatas. Pero o pasabas por el aro de las terrazas -eso cuando no estaban atestadas de gente- o no podías descansar frente a la playa. La petición al Ayuntamiento fue la de que se pusieran bancos corridos o incluso hacer extensivo el servicio de sillas que había en la Explanada. 

Otro problema, éste de más calado, se le amontonaba en la mesa principal al alcalde, el que venía con el sello del Colegio Nacional Florida. El caso es que 800 alumnos convivían entre grietas, goteras y una falta de higiene impropia para la época, donde en los días de lluvia el patio y otras zonas comunes quedaban anegadas. El caso es que el problema se había convertido en drama porque una niña acababa de estar 20 días ingresada, 15 de ellos inconsciente, por un resbalón en unos baños encharcados. Otra de las reivindicaciones que dolía leer era que por falta de personal no había entrado en funcionamiento la Unidad Coronaria del Hospital Cardiovascular después de un año con el material a punto. «Con estos servicios la mortalidad por infarto descendería un 20 %». La demora, fuera la razón la que fuera, era una canallada.

Desgracias aparte, Alicante evolucionaba de puertas para afuera y una semana como ésta pero de hace cincuenta años se instalarían en la ciudad 16 cabinas de teléfonos para conferencias automáticas, con sistema de doble tono. La manera de proceder se explicaba como una novedad que había que memorizar: se marca el 07 para obtener el tono internacional, luego el prefijo de la nación y por último el teléfono deseado.

Aquellos días hacía caja la Policía Municipal, que anunciaba haber recaudado dos millones de pesetas de multas en mano. Aunque sus declaraciones eran más reivindicativas. «Somos 201 agentes, pero hacen falta 50 más», decía Luis Martínez Serrano, el jefe del Cuerpo. Además, se justificaba la mano dura con la que se estaba actuando en la Albufereta: «Se ponen multas porque en la carretera no se puede aparcar y la zona de la Isleta es carretera».

En Benidorm preocupaba el estado de la playa del Mal Pas, donde el agua había ido socavando la parte blanda e iba dejando al descubierto la oquedad. A ello se le sumaban montañas de algas y urgía una remodelación para un enclave precioso, bajo la parte vieja del municipio. Con las mismas razones elevaban la voz en La Vila Joiosa, al constatar el estado de los alrededores del pantano de Amadorio. El abandono paulatino había provocado que en marzo de 1974 la única edificación que quedara en pie fuera la iglesia de todo el poblado obrero del pantano. Y en la sierra de Tárbena el jabalí había creado un cisma: estaba prohibido matarlos, pero destrozaban los cultivos a un agricultor que no recibía compensación alguna por daños. ¿Y ahora qué?

En Elche, por su parte, ya iniciaban la limpieza del cauce del Vinalopó, que estaba comenzando a afectar al casco urbano. Aunque la noticia que había enmudecido a la ciudad vecina era el fallecimiento de Diego Urbán, futbolista de la primera plantilla del Elche, de 24 años, por una enfermedad intestinal.

En la parte cultural alicantina ya se hablaba de la elección de la Maja de Alicante, cuyo fallo sería en mayo. Aquellos días INFORMACIÓN iba presentando a las candidatas y entre ellas destacaba Rosa Pepi Benito, que ya había sido Dama del Foc en 1971 y Miss Costablanca en 1972. Hoy sigue llenando minutos en programas del corazón, ya sin el Pepi de por medio. 

Uno de los reportajes más curiosos de la semana lo firmaban Carlos M. Aguirre y Perfecto Arjones, que visitaban un taller en Virgen del Remedio que estaba en la cresta de la ola fabricando bisoñés. «Lo usan los mayores para ocultar la calva y cada vez más los jóvenes para tapar las entradas y la tonsura incipiente», explicaba Sebastián Esteban, el dueño. La unidad, hecha a medida y por encargo, costaba 5.000 pesetas. Y era en exclusiva para Alicante. Ni Amazon ni nada.