Los expertos auguran un verano "malísimo" con riesgo alto de incendios forestales

El cambio climático, el estrés hídrico de la biomasa y, sobre todo, las igniciones que pueden provocar fuegos en paralelo y dispersan a los equipos de extinción, son los principales desafíos a enfrentar

Advierten que en comparación con años anteriores, donde se tenía una o ninguna ola de calor durante el periodo estival, ahora se enfrentan hasta cuatro

El incendio forestal de Tàrbena hace dos domingos.

El incendio forestal de Tàrbena hace dos domingos. / Áxel Álvarez

Con los incendios forestales de Xàbia y Tàrbena aún en la retina, ocurridos hace apenas ocho y siete días respectivamente, resulta casi inevitable preguntarse qué sucederá este verano, cuando lleguen las olas de calor que eleven los termómetros hasta los 40 grados.

El catedrático de Ecología de la Universidad de Alicante, Jaime Baeza, anticipa que los próximos meses estivales serán «malos, malísimos» tras los recientes incendios extinguidos en la provincia de Alicante, específicamente en las comarcas de la Marina Baixa y Alta, donde se perdieron 200 y 640 hectáreas, en ese orden.

«Si ya en meses de abril asistimos a situaciones de riesgo alto, y si ya tenemos incendios mayores de 500 hectáreas, que es la media de referencia, cuando entremos en verano tendremos que empezar a contar cuántas son las olas de calor que vamos a tener. Las olas de calor son, en muchos casos, por encima de los 40 grados. Hace años podías tener una, ninguna o dos, pero es que en los últimos años venimos teniendo de dos a tres, o hasta cuatro, y eso en el supuesto de que sean años frescos frente a los años que se vienen», explica el experto.

El hecho de que dos incendios forestales hayan ocurrido en la provincia en un mes primaveral como es abril, según señala Baeza, se debe a que las condiciones de verano se están adelantando como resultado del efecto del cambio climático, que ya es evidente. De esta forma, señala que «solo en situaciones en las que tengamos una borrasca atlántica, que a la Comunidad Valenciana no llegan porque se vacían en el interior de la península, o haya masas frías en altura, vamos a tener condiciones de invierno, fuera de eso prevalece el cambio climático con un recalentamiento de la atmósfera total y eso es lo que está influyendo en una disminución importante de las lluvias y altas temperaturas».

Que no terminen de llegar esas borrascas, año tras año, provoca que la vegetación esté seca. «La biomasa actualmente en la Comunidad y la provincia la tienes en condiciones de arder, está estresada», indica.

Otro de los problemas que acompaña a los incendios forestales, además del cambio climático y el estado de la biomasa, son las igniciones. Estas son procesos que inician o desencadenan una combustión y pueden generar incendios en paralelo, dispersando los medios de extinción y permitiendo que los incendios sean mucho mayores. 

«La experiencia que tenemos en la universidad es que el control de las igniciones tiene que ser absoluto porque además tenemos el problema de que quienes generan esas igniciones es la sociedad en general», comenta el experto.

El origen de los incendios es diverso, pero la causa común suele ser el ser humano. «La percepción que tiene la sociedad sobre el riesgo de incendio es muy baja, y por eso hay tantas igniciones. Hay que atajarlas de raíz, hemos realizado desbroces, quemas, tratamientos selectivos e investigaciones, pero si no acabamos con ellas, continuaremos asistiendo a situaciones como estas, y cada vez serán más frecuentes», lamenta Baeza.

El experto afirma que la Comunidad Valenciana siempre ha sido «la más sobresaliente» en cuanto a incendios forestales. Todo ello se debe a que la vegetación mediterránea es muy propicia a ello, no porque esté adaptada al fuego, sino porque se da en situaciones de un estrés hídrico total. «Hay matorrales, aliagas, romerales y mezclados con pastizal que arden como la yesca, y muchas veces están acompañados por pinares que no se gestionan, lo que aumenta el nivel de combustible muerto acumulado en esas áreas. Tenemos combustible seco de barbacoa, y si eso se combina con temperaturas de 40 grados y humedad del 30%, y además hay viento, entonces las condiciones son ideales para la propagación de los incendios durante las olas de calor», argumenta. En la provincia, la costa de Dénia y Xàbia se encuentran en el punto de mira por ser zonas problemáticas con bosques de pino y matorral que acumula biomasa muerta.

De esta forma, el experto argumenta que en la provincia hay bosques con niveles de riesgo de pérdida bastante altos, como los pinares que, si se queman dos veces, podrían desaparecer completamente debido a la falta de semillas viables. «Al subir de Alicante a València, se puede observar que las montañas están bastante deforestadas debido a esta situación», comenta.

Prevención

Para Baeza, la prevención es «un saco roto en cuestión económica», ya que explica que podría haber unas líneas definidas en cuanto a actuaciones preventivas, pero en la actualidad donde se invierte es de cara a la extinción. 

En cuanto a la prohibición de la Generalitat sobre las quemas agrícolas, que se extendía hasta el 15 de octubre, ha habido aclaraciones tras las quejas de los principales sindicatos agrarios y los propios trabajadores. Ahora se permite que los propietarios de cultivos continúen con la actividad de quema a más de 500 metros de distancia de terrenos forestales. Sin embargo, se mantiene la prohibición en márgenes de cultivo o de residuos vegetales en aquellas ubicadas en parcelas forestales, colindantes o situadas en Zona de Influencia Forestal. En relación con esta medida, Baeza señala que la respuesta de los organismos oficiales debería ser «fuego cero» y tendría que haber llegado antes, por ejemplo en el mes de febrero.

Además, recalca la necesidad de plantear otra salida los restos agrícolas excluyendo el uso del fuego. «Se pueden plantear desbroces y astillados utilizando maquinaria disponible a precios razonables. Con el astillado, que consiste en triturar la madera y convertirla en una especie de compost, se obtienen una serie de beneficios, ya que implica la incorporación de carbono al suelo, lo que mejora la vegetación». El experto admite que la administración autonómica reconoce la necesidad de seguir esa línea, pero advierte que lo que se debe hacer en caso de que se apruebe es proteger al usuario. «De lo contrario, el agricultor podría volverse en su contra y quemar restos cuando considere».

Para hacer frente a los meses de verano, donde las olas de calor se prevé que estén a la orden del día y conociendo el estado de la biomasa, la recomendación que realizan los expertos pasa por limitar el acceso a los parques naturales y evitar cualquier tipo de ignición no autorizada. La clave radicará en que los gestores tomen medidas contundentes, desde la continuidad a la prohibición de quemas de rastrojos hasta la regulación del uso de fuegos artificiales en fiestas populares, pasando por la prevención de accidentes.

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