El municipalismo es la base del aprendizaje político y una plataforma vital por la que cualquier responsable político debería pasar. Como la Administración más cercana a la ciudadanía puedo afirmar que los municipios son el lugar donde mejor se conocen las necesidades y problemas reales de las personas, y sus gobernantes somos precisamente quienes nos enfrentamos a diario a la búsqueda de las mejores soluciones para nuestros municipios y su población. Por ello, el ADN de un alcalde es necesariamente municipalista.

La política municipal, como un verdadero servicio a lo público en donde el sentimiento más repetido de cualquier alcalde o alcaldesa, concejal o concejala es el de orgullo. Orgullo de trabajar para y por nuestra gente, con la satisfacción de que se nos identifique con una buena gestión, con servicios de calidad y con un proyecto de ciudad sostenible, que ofrezca servicios del bienestar y de futuro.

A lo largo de los últimos años la participación de los entes locales en la toma de decisiones de otras Administraciones va marcando la calidad de vida de la gente. Conocedores del importante papel de los ayuntamientos en el conocimiento de los problemas y las necesidades ciudadanas, se han ido dando pasos importantes en la asunción de competencias, así como en la participación directa del cambio normativo requerido.

En lo público, los gobiernos locales son esenciales. Las entidades locales son instituciones fundamentales para la construcción de una democracia solidaria. Tienen las herramientas para la igualdad, son garantes de derechos y el primer eslabón de la cadena que forma el Estado del bienestar. Los municipios trabajan implementando políticas públicas para hacer frente a las necesidades de sus vecinos, como ha quedado demostrado durante esta crisis sanitaria. La pandemia provocada por la COVID ha supuesto un reto para alcaldesas y alcaldes, ya que ha generado una crisis de salud pública, económica y social.

Las entidades locales son instituciones fundamentales para la construcción de una democracia solidaria

Esta crisis actualmente centra muchos de nuestros esfuerzos y hace más evidente que es el momento de los Gobiernos locales. La crisis ha mostrado el papel protagonista de los ayuntamientos como administración más cercana a la ciudadanía.

Los ayuntamientos han jugado un papel esencial para la gestión adecuada de la pandemia. Nos obligó a poner el presupuesto municipal al servicio de la ciudadanía que con más dureza fue golpeada por la pandemia, llegando a hacer gastos extraordinarios que, en muchos casos, no se han visto compensados por ingresos extraordinarios.

Por lo que, una vez más se puso de manifiesto que en lo local se encuentra la esencia de la gestión pública; lanzando a su vez un claro mensaje: no es suficiente. Es necesaria una mayor flexibilidad y más recursos que alivien la carga económica y administrativa a la que tienen que hacer frente las Administraciones locales.

Si en una primera fase el Estado transfirió competencias a las comunidades autónomas, ahora es el momento de que éstas hagan lo propio con las entidades locales.

Es necesario afrontar una descentralización de lo autonómico y provincial a lo local, dotando de más competencias y una financiación justa a los municipios para pasar de la etapa del ‘municipalismo’ a la del ‘MUNICIPALISMO’ con mayúsculas, bajo la premisa de que los municipios también son Estado.

Del mismo modo que un partido se nutre y estructura en torno a sus militantes, un Estado debe hacerlo alrededor de sus municipios, y es por ello que los retos que afrontamos para la próxima década pasan por conseguir pueblos y ciudades más sostenibles, verdes, saludables, igualitarias y sociales.

Mis años como alcalde de la Vila Joiosa me han permitido tener una perspectiva clara en cuanto a las necesidades de los ayuntamientos, íntimamente ligadas al trabajo más próximo y cotidiano de la administración en pos de mejorar la calidad de vida de los vecinos y vecinas de la Vila. Una función que refleja la importante labor que tienen los ayuntamientos.

Como socialista, creo en los ayuntamientos fuertes y participativos, con plena capacidad de decisión y recursos suficientes para responder a las necesidades de sus vecinos. Somos defensores de que las políticas sociales son la principal herramienta de trabajo de alcaldesas, alcaldes, concejalas y concejales, para mejorar la vida de las personas y avanzar en el bienestar.

Por eso, la eficacia y eficiencia de la gestión pública halla en los municipios su máxima expresión de la madurez y solvencia. Una labor que los alcaldes y alcaldesas de los ayuntamientos abordamos con una premisa clara: atender los intereses y necesidades de nuestros vecinos y vecinas sin dejar a nadie atrás.