Cuando el dinero da la infelicidad: el británico que ganó la lotería y acabó arruinado en Santa Pola

Le tocaron casi 6,5 millones de euros, le quemaron la casa, se vino a Alicante para abrir un restaurante en Santa Pola que quebró y su padre y socio del negocio se suicidó

Al padecer una enfermedad ósea siguió percibiendo el subsidio por discapacidad de su país pese a residir en España, por lo que fue juzgado y condenado junto a su hermana

Un hombre celebrando un premio de la lotería

Un hombre celebrando un premio de la lotería / bearded man in casual clothes wearing glasses holding cash clenching fist happy and positive rejoicing his success standing over orange background

Javier Corazón

Javier Corazón

Lawrence Candlish, un afortunado ganador de la lotería que se llevó 5,5 millones de libras esterlinas en 1997 (casi 6,5 millones de euros), acabó sin un centavo y subsistiendo a base de ayudas por discapacidad. Candlish, originario de Gateshead, se hizo con el suculento premio a los 23 años y decidió repartir la fortuna entre sus familiares, incluyendo a su hermana, Melanie Batey.

Con su premio, Candlish adquirió siete casas en torno a la suya para sus familiares y donó 1,2 millones de libras esterlinas a una docena de parientes. Fanático del Newcastle United, después de que unos matones incendiaran su casa, decidió mudarse a Alicante, donde compró una casa en Santa Pola que bautizó como Casa Shearer, en honor al mítico futbolista Alan Shearer. Además, junto a su padre Frank, abrió un bar y restaurante de temática irlandesa.

Cobrando ayudas británicas mientras vivía en Alicante

Pese a su venturoso inicio, Candlish dilapidó su premio y se declaró en bancarrota antes de que su padre se suicidara en 2009. Pese a residir fuera del Reino Unido y padecer una enfermedad ósea, Candlish siguió percibiendo el subsidio por discapacidad sin informar a las autoridades de su país de su cambio de residencia. De esta manera, logró embolsarse fraudulentamente 13.365 libras esterlinas entre mayo de 2005 y diciembre de 2010.

Su hermana, que sufre de paraplejia, también emigró a España con su marido en 2007 y continuó solicitando más de 23.000 libras esterlinas en apoyo a los ingresos y prestaciones por incapacidad, a pesar de haber recibido 800.000 libras esterlinas del premio de la lotería.

En octubre de 2012, tanto Candlish como Batey se declararon culpables ante el Tribunal de la Corona de Newcastle. Ambos recibieron una pena de nueve meses de prisión suspendida por 18 meses. El registrador Tim Roberts QC les advirtió: “Ambos sabían que lo que estaban haciendo era fraudulento”.

Antes de su victoria en la lotería, Candlish apenas lograba subsistir con un sueldo semanal de 125 libras esterlinas como obrero de una fábrica.

Más casos de ganadores de lotería caídos en desgracia

Candlish no es el único ganador de la lotería que ha dilapidado su fortuna. Un trabajador metalúrgico que ganó un premio de 7,5 millones de libras esterlinas en 1998 perdió todo en un complicado proceso de divorcio. Por su parte, Callie Rogers, la ganadora de lotería más joven de Gran Bretaña, que ganó 1,9 millones de libras esterlinas en 2003, gastó miles de dólares en fiestas salvajes, tres operaciones de aumento de pecho, drogas y alrededor de 300.000 libras esterlinas en ropa de diseñador. Dieciocho años después de su victoria, se descubrió que Rogers solicitaba Universal Credit, un sistema de beneficios del Reino Unido, después de gastar toda su fortuna.

La lista de ganadores de lotería que terminaron sin dinero, se separaron de sus seres queridos e incluso fueron encarcelados, es cada vez más larga. El caso de Candlish es un claro ejemplo de cómo un gran golpe de suerte puede dar un giro inesperado. Tras su época de bonanza y su dura caída, en 2010 volvió a casa desde España sin un céntimo.

Vince Ward, su abogado defensor durante el juicio, señaló que desde su victoria, Candlish había atravesado tiempos difíciles. Su negocio de restaurante había quebrado y su padre se había quitado la vida. Estas experiencias traumáticas ilustran las sombrías consecuencias que a veces pueden venir de la mano de una lluvia de dinero con la lotería.