La concentración y el auge turístico dejan tocado al comercio tradicional de la Comunidad Valenciana

Los locales dedicados a la hostelería o las inmobiliarias cogen fuerza dentro de un sector minorista que ha perdido en los últimos cinco años casi 2.500 puntos de venta

Una mujer compra en una tienda de Xàtiva, en una imagen de archivo.

Una mujer compra en una tienda de Xàtiva, en una imagen de archivo. / LEVANTE-EMV

Juanma Vázquez

Juanma Vázquez

Tener un local de comercio minorista y mantenerlo abierto resulta cada vez más complicado en la Comunitat Valenciana, más aún después de un último lustro marcado, entre otras complicaciones, por la crisis de la covid-19 y la guerra de Ucrania. Es lo que demuestran los últimos datos ofrecidos por en el 'Informe de la distribución comercial 2023' que elabora la Oficina Pateco, el Consell de Cambres de la Comunitat Valenciana y la Generalitat y en los que se muestra que casi la totalidad de las áreas comerciales -a excepción de la ciudad de Castelló y los municipios de las comarcas cercanas- de la autonomía han perdido puntos de venta desde 2017, siendo las ramas de actividad más tradicional las más impactadas.

En concreto, el número de locales de la autonomía se ha reducido en casi un 4 % en cinco años, pasando de los 62.467 de 2017 a los 60.046 que resistían al cierre de 2022. Solo en València y su área metropolitana, el área con mayor número de establecimientos, el desplome ha sido de más de 1.000 puntos de venta. Como explica a este diario el director de la Oficina Pateco, Agustín Rovira, lo que se está produciendo es un proceso de "ajuste". Sin embargo, no hace una interpretación negativa de esta realidad, ya que se "está aumentando el tamaño del mismo, lo que supone que haya más empleados". Sin ir más lejos, mientras el número de autónomos en el comercio al por menor valenciano se ha desplomado en 3.271 trabajadores desde 2019, el volumen de asalariados ha crecido en 5.572 empleados, siendo las firmas con 10 empleados o más las que más crecen.

Es una concentración que, además, va ligado a una mayor cifra de negocio o a actividades que no aflojan el ritmo. En medio del 'boom' turístico que está viviendo la autonomía, uno de los sectores que ha crecido en número de locales ha sido el de la hostelería, que respecto a 2012 tiene un 1 % más de establecimientos a pesar de la bajada general.

Una camarera sirve a una mesa de una terraza de València, en una imagen de archivo.

Una camarera sirve a una mesa de una terraza de València, en una imagen de archivo. / MIGUEL ÁNGEL MONTESINOS

Según destaca Rovira, la restauración -con grandes cadenas cada vez más presentes en las ciudades, por ejemplo- "está creciendo, igual que las inmobiliarias, que habían caído desde el año 2014 a 2020 (es decir, tras la crisis iniciada en 2008 y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria)". La otra cara de la moneda es "la disminución de puntos de venta minoristas tradicionales como la moda o la zapatería", cuyas persianas cada vez más bajan para siempre.

Los centros comerciales se estancan

Más allá del comercio minorista, el informe de Pateco también muestra otra realidad en lo que a grandes superficies se refiere. No en vano, a diferencia de lo acontecido décadas atrás, cuando la densidad de estos enclaves por cada 1.000 ciudadanos era muy superior a la del conjunto de España, el número de centros que abren sus puertas en la autonomía no crece. Lo confirma así Rovira, que señala que desde 2018, "aunque ha aumentado la superficie, porque se han remodelado muchos, el número de centros se ha quedado estancado". Pese a esta situación, no se atreve a afirmar que se ha llegado al "tope" de este tipo de establecimientos, sino que esta menor ratio de aperturas va más asociada a que "ya tenemos una oferta muy madura y muy distribuida".

Pese a no haberse alcanzado aún los registros prepandemia, la recuperación de la vida social y los eventos han llevado a que la ciudadanía dispare su consumo vinculado al ocio y su cuidado. Según el informe de Pateco, la moda, el calzado o los viajes son algunos de los artículos en los que más creció el gasto medio por hogar respecto al año previo. “Detectamos que el cliente valora más el bienestar y la salud”, remarca Agustín Rovira, quien señala que va en esta línea la utilización al alza de algunos servicios como “los gimnasios, las peluquerías o lo vinculado al deporte”. En el lado contrario, los bienes que ven cómo su gasto ha perdido fuelle son la adquisición de vehículos (-15,4 %) o los muebles y equipamiento para el hogar (-11 %).