Navarro Ramón, de Altea al mundo

Este año se cumple el 120 aniversario del nacimiento del artista, momento apropiado para reivindicar a este pintor que se codeó con Picasso, Renau o Miró, y que mostró su trabajo en la Exposición Internacional de París de 1937 junto al Guernica

Cuadro "Te vengaremos", de Navarro Ramón, que colgó en la Exposición Internacional de París en 1937.

Cuadro "Te vengaremos", de Navarro Ramón, que colgó en la Exposición Internacional de París en 1937.

Vivió en Valencia, Barcelona y Madrid. También en Francia, Inglaterra, Argentina y Alemania. Se codeó, o más bien formó parte, de las vanguardias artísticas. En Madrid, con el grupo de Artistas Independientes, con los que expuso a finales de los años 20; en Barcelona con el círculo de artistas catalanes, donde tuvo relación con Miró, y en París, donde compartió conversaciones y exposiciones con creadores de la talla de Picasso, Foujita o Zadkine. Y su obra se encuentra en museos tan relevantes como el Reina Sofía o el Nacional de Arte de Cataluña.

Antes de todo eso, Juan Navarro Ramón nació en Altea. Fue en 1903, fecha de la que ahora se cumplen 120 años, un buen momento para reivindicar la figura de este artista alicantino admirado y respetado por sus coetáneos. Tanto que en 1937, gracias a Renau, participó en la Exposición Internacional de París con su obra de marcado carácter republicano Te vengaremos. Y junto a él, Picasso colgaba el Guernica y Joan Miró, El segador. Un año más tarde, ganó el primero nacional de pintura de la Exposición Trimestral d’Arts Plàstiques de Barcelona.

Retrato de Josefa Fisac, pintado por Navarro Ramón en 1945.

Retrato de Josefa Fisac, pintado por Navarro Ramón en 1945.

Reivindicar su figura

Sin embargo, su nombre no se ha escrito en la misma lista. De que ocupe su lugar se está encargando Juana María Balsalobre, que lleva ya dos décadas investigando su figura, convertida en una madeja de la que no encuentra el final del hilo, y además coordinadora de los actos del 120 aniversario del nacimiento. «Hay una cantidad de material increíble», asegura la historiadora del Arte que descubrió a este pintor cuando su sobrino Javier Barrio, y su mujer, María Amparo Vázquez, contactaron con ella para hacer algo sobre el artista. 

Y así empezó esta historia en la que se ha implicado el Ayuntamiento de Altea, donde primero él mismo donó parte de sus obras y luego su familia su archivo personal, y también el Museo de Arte de Collioure, ciudad en la que vivió tras salir de España al acabar la Guerra Civil y donde actualmente algunas de sus obras forman parte de una exposición colectiva. Entre ellas, una comprada recientemente por ese centro, un paisaje de esa ciudad francesa firmada por el alteano, y un óleo de los fondos del Reina Sofía, donado por la familia del artista para incrementar el número de piezas que ya se encuentran en ese museo.

Sin título, de 1945, óleo donado por la familia de Navarro Ramón al Museo Reina Sofía.

Sin título, de 1945, óleo donado por la familia de Navarro Ramón al Museo Reina Sofía.

Trayectoria

Si este es el presente, para valorar la importancia de Navarro Ramón en el mundo del arte del siglo XX hay que mirar al pasado. Un pasado que comenzó cuando estudiaba para maestro, por deseo de su padre, mientras por las noches iba a la Escuela de Artes y Oficios de Valencia. En 1925 se trasladó a Madrid donde aprobó unas oposiciones en Hacienda y continuó estudiando en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y el Círculo de Bellas Artes.

En el 28 se casó con Josefa Fisac, que fue su compañera hasta su muerte en 1989 y también su consejera y confidente. Ahí empezaron las exposiciones. En la Exposición Nacional Bellas Artes de Madrid, en importantes galerías Layetanas de Barcelona o en el Lyceum Club Femenino. Eso antes de viajar a París por primera vez en 1934.

Picasso, Foujita, Zakdine y Navarro Ramón, en París en 1954.

Picasso, Foujita, Zakdine y Navarro Ramón, en París en 1954.

El inicio de la Guerra Civil le cortó las alas. Fiel a su compromiso ideológico, fue movilizado por el ejército de la República y le enviaron al frente del Ebro. «Como podía dibujaba, hacía apuntes y anotaciones, pero cuando volvió del frente su maleta se perdió». Igual que el material que llevó a la ciudad francesa de Collioure cuando en el 39, acabada la guerra, «pasó la frontera con todos los españoles que huyen de la caída de Barcelona».

En el 39 pidió asilo en México, pero otra guerra, la mundial, se lo impidió. Así que volvió a España y fue directo al campo de concentración de Miranda de Ebro. Parece que no estuvo mucho tiempo porque pronto aparecieron más obras suyas. En los 50 le compra obra el Museo de Arte Moderno de París y en los 60 el Museo Reina Sofía.

Documento inédito fechado en 1939 en el que pide asilo en México.

Documento inédito fechado en 1939 en el que pide asilo en México.

Un faro en Altea

A pesar de este periplo vital, Navarro Ramón siempre volvía a Altea y a su luz, que impregnaba toda su obra. Por eso, después de varias exposiciones del artista en su ciudad natal a lo largo de los años, el futuro pasa por crear la marca y se está trabajando en una web interactiva. Otro proyecto pasa por crear un espacio dedicado al artista en la Casa de Cultura de Altea y en hacer un catálogo razonado. «El Ayuntamiento de Altea tiene más de 200 obras de Navarro Ramón, pero hay muchas más y sería importante recopilarlas» en una publicación.

   «Queremos convertir Altea en el faro que proyecte su figura hacia el mundo», afirma Balsalobre.