Leonardo Padura: "La gente en Cuba se merece vivir mejor después de tanto sacrificio"

El ilustre escritor cubano visita Alicante para participar en varias actividades relacionadas con la crítica social impregnada en sus obras

Aprovecha para manifestar que hay un "cansancio histórico" en su país y reivindicar una respuesta del gobierno "comprensiva y no represiva"

Leonardo Padura, Premio Princesa de Asturias de las Letras, visita Alicante

Leonardo Padura, Premio Princesa de Asturias de las Letras, visita Alicante / PILAR CORTÉS

Juan Fernández

Juan Fernández

"Hablo desde la perspectiva de un escritor cubano que vive en un sistema donde los autores pretenden autocensurarse para no ser censurados". Uno de los grandes nombres de la literatura latinoamericana contemporánea visita Alicante para hablar, entre otras cosas, de censura. Leonardo Padura (La Habana, 1955) aterriza en la provincia para participar este viernes, a las 12 horas, en el programa de colaboración del Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti de la Universidad de Alicante con el centro de enseñanza secundaria IES San Blas de Alicante. Así, el escritor y periodista será el protagonista de la actividad Un escritor nos introduce en su mundo, titulada Leonardo Padura: el ser humano, el escritor, cuya presentación correrá a cargo de Estrella Martín, profesora del instituto invitado. También aprovechará para realizar, el mismo día, un debate sobre su novela Personas decentes en la Casa de Cultura de El Campello, a las 18 horas, con entrada gratuita.

Pero tras estar un mes recorriendo España sin parar, en su llegada a Alicante la censura tiene un peso muy importante. El autor estará ofreciendo este jueves 21 de marzo, a las 19 horas, la conferencia Censura, autocensura y cancelación: la luz de nuestro tiempo, en la Sede de la Universidad Ciudad de Alicante (Ramón y Cajal, 4). Precisamente respecto a esto, Padura manifiesta que las redes sociales "están desarrollando unos procesos sociales diferentes con respecto a las libertades de expresión de las personas". En este sentido, argumenta que la irrupción de estas plataformas ha complicado "la trama de relaciones interpersonales" con respecto a las "políticas de corrección que van desde lo idiomático hasta los propios comportamientos".

En su conferencia hará un recorrido histórico por los procesos de censura vividos a lo largo de la historia, donde se remite a las cancelaciones impuestas por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, pasando por la censura impuesta en Estados Unidos bajo el término "macartismo" o incluso lo sucedido en la Portugal democrática, que excluyó una obra del escritor José Saramago. Busca tratar estas situaciones desde un contexto actual y desde la perspectiva de un escritor cubano "que puede ser censurado e incluso cancelado, no por practicar su libertad de pensamiento, pero sí por su libertad de expresión", apunta.

Perspectiva de un cubano

Su estancia en España ha coincidido con una nueva ola de protestas en Cuba centradas en tres ciudades del interior del país, siendo más notorias en Santiago de Cuba, y no ha querido dejar escapar la oportunidad de hablar sobre lo que está pasando al otro lado del charco. Pese a asegurar que no tiene todos los detalles de lo sucedido al estar un mes fuera de su país, asegura que conoce el origen de las proclamas: "Uno de los reclamos fundamentales ha sido el de corriente eléctrica, pues hay falta de electricidad, y de comida. Hay problemas muy graves con la distribución eléctrica, con largos apagones en todo el país, y también hay dificultades con la distribución de alimentos". No obstante, ha querido destacar el surgimiento de "gritos de libertad", algo que considera "muy importante" puesto que entra dentro del cupo de "otras necesidades más complejas y profundas" del país.

Hasta ahora, la crisis que estaba viviendo Cuba se estaba cimentando en la inmigración. Según el propio Padura, "en los últimos dos años han salido del país rumbo a los Estados Unidos 650.000 personas", una cifra muy representativa para una población de 12 millones de personas. Además, apunta que hay muchas más personas que tienen intención de hacerlo aunque, de momento, no pueden: "Esa salida se hace en muchas ocasiones por la vía de Nicaragua, la llamada ruta de los coyotes, y puede costar hasta 10.000 dólares hacerlo, por lo que no todas las personas están en condiciones de poder asumirlo".

Leonardo Padura, durante su atención a los medios en Alicante

Leonardo Padura, durante su atención a los medios en Alicante / PILAR CORTÉS

Respecto a cómo puede darse la vuelta al sistema socioeconómico cubano, y a pesar de asegurar que "necesita un cambio", no sabe cómo podría llegar a modificarse. Hace hincapié en el "cansancio histórico" existente entre la población cubana y aboga por una respuesta por parte del gobierno "que sea comprensiva y no represiva". "El único resultado positivo de todo esto es hacer que la vida allí sea mejor. La gente se merece vivir mejor después de tanto sacrificio", destaca. Al final, entiende, él no es politólogo ni economista, pero utiliza sus medios para ilustrar una sociedad en quiebra y definir la sensación de un pueblo hastiado.

Recorrido literario

Con más de 15 novelas publicadas, es considerado una de las voces más internacionales de la literatura hispana, albergando en su palmarés el Premio Princesa de Asturias de las Letras (2015) y la Orden de las Artes y las Letras de Francia (2013), entre otros muchos galardones. Su extensa obra, traducida a un gran número de idiomas, es conocida por libros como El hombre que amaba a los perros (2009) o las novelas policiacas del detective Mario Conde, un personaje que ha marcado su trayectoria gracias a su característica forma de ser, tan opuesta a los ideales del protagonista principal literario, y que tiene un poco de propio. Además, si algo le caracteriza, es el espacio de lúdica reflexión que reserva en sus escritos, donde siempre hay cabida para criticar abiertamente la sociedad.

Aprovechado este acto para anunciar que en septiembre se edita su nueva obra sobre su relación con La Habana, de la mano de Tusquets Editores, un largo ensayo cuyo título no ha podido desvelar, pero que cuenta cómo fue apropiándose de la ciudad en la que nació desde la periferia: "Hablo de esa apropiación tanto personal como cultural que hice de mi ciudad, estructurando ese discurso con fragmentos de novelas en las que se habla de esos lugares, junto a una serie de textos periodísticos que escribí desde los años 80 hasta la actualidad".

También ha anunciado su regreso a la novela, pero sin la presencia de Mario Conde en la historia. "El desarrollo está muy en el principio, escribí unas 100 páginas, lo cual me da la tranquilidad de saber que hay una historia que contar", alega. El autor se adentró en esta nueva obra sin saber qué escribir, pero la inspiración apareció y actualmente se encuentra en un tiempo de reposo obligado al que se ha aficionado para, cuando pase un tiempo, volver a retomar el texto desde la distancia: "Siempre trato de distribuir los cortes en el trabajo de la escritura con el viaje, pues busco el momento en que parar no sea una interrupción, sino un espacio que me permita reflexionar sobre lo que he escrito". En este sentido, recuerda que Hemingway decía que "uno tiene que escribir hasta que sabe lo que va a escribir al día siguiente".

El autor durante su visita en Alicante

El autor en Alicante durante su visita / PILAR CORTÉS

Reivindica el arte de la improvisación, de crear desde cero y de fluir con la novela. Hacer que ese escrito traslade al autor en un viaje igual de intenso como el que recibirá el lector al tener el libro en sus manos. Luego, por contra, llega el trabajo menos divertido: "Le dedico más tiempo a rescribir que a escribir, pues revisar los textos es la parte más complicada del trabajo de la escritura", subraya. Ahí es cuando se pasa de escribir queriendo expresar algo a pulir la manera de presentarlo al lector, pero sin caer en la desvirtuación del mensaje.

Inspiración

Una de las grandes quimeras que se presentan en la mente de cualquier escritor es el temor a la muerte anunciada de su inspiración. Las historias pierden el alma cuando están contadas desde la falta de luz inspiradora. Para alguien como Padura, es un miedo constante que recorre su mente: "Envidio a los autores que tienen varias historias para escribir porque yo malamente tengo una cada vez, no tengo un cajón de historias pendientes de salir a la luz", se sincera.

Porque no se trata de escribir algo, sino de escribir sobre algo: "Tengo oficio suficiente para escribir todos los años una novela policiaca de 250 páginas con el personaje de Mario Conde donde pongo un muerto y se realiza la investigación del caso, pero no tiene sentido si no hay una intención o un propósito de decir algo". Su conciencia crítica está presente en todos los ámbitos de su obra artística, desde las novelas hasta las producciones que ha guionizado, pasando, evidentemente, por sus artículos periodísticos. "Busco reflexionar y hacer que lo que escribo no sea un asunto banal", huir del simple divertimento literario y realizar algo que "aporte al conocimiento de la condición humana", finaliza.

Mirada al universo de Gabo

Además de un recorrido por los temores de un literato, Padura también ha opinado sobre la obra póstuma de Gabriel García Márquez, En agosto nos vemos, publicada por sus propios hijos pese a no contar con el consentimiento del autor, fallecido en 2014. En relación con eso, manifiesta que "no es justo que salga a la luz una obra que un autor decidió no publicar por determinadas condiciones". Entiende que a veces esas obras pueden llegar a aclarar algo sobre la personalidad del escritor, como sucede con Mapa dibujado por un espía, de Guillermo Cabrero Infante, que "ayuda a entender algo del autor y añade valora a la literatura universal".

Sin embargo, sin haberse leído todavía el nuevo texto de Gabo, cree que "debería haberse respetado la voluntad" de un escritor que "nunca volvió a superarse" tras publicar su magna obra Cien años de soledad: "Después escribió libros maravillosos como El amor en los tiempos del cólera o Crónica de una muerte anunciada; pero también novelas desastrosas como Memoria de mis putas tristes, que es el único libro suyo que no he terminado", explica.