Las adversidades tienen la fea costumbre de amontonarse. Lo hacen sin decoro, sin buscar un momento más soportable. El Lucentum pierde hasta el final de la fase regular al hombre que debe dar minutos de descanso (y de calidad) a Pedro Llompart, que regresó del viaje a Cáceres hace 15 días con una molestia meniscal que le obligó a parar y a no viajar a Granada el domingo pasado para medirse con el Covirán, líder de la LEB oro.

Carlos Noguerol deberá estar, según la estimación del servicio médico del HLA Alicante, con sede en la Clínica Vistahermosa, cerca de mes y medio de baja por culpa de una fractura en la cabeza del radio del brazo derecho. La prueba realizada ayer al director de juego lucense, que en julio cumplirá 29 años, descartó que tuviera que pasar por quirófano para restañar el daño.

El tratamiento conservador que evita la cirugía tardará alrededor de 45 días en soldar la unión afectada, un periodo muy parecido al que lleva implícito la intervención quirúrgica, descartada para estos casos por no recortar plazos.

Con Pedro Llompart entre algodones por molestias en la rodilla y Guillem Arcos aún renqueante, el puesto de base se vuelve muy vulnerable

El diagnóstico llega en muy mal momentos. El Lucentum, después de enlazar tres derrotas, necesita sumar victorias para alcanzar la zona de «play-off» y este sábado recibe a un rival directo en esa pelea que, además, está por delante en la clasificación. Gonzalo García de Vitoria tiene que combatir al Leyma Coruña con su puesto de base muy mermado.

A la ausencia segura de Noguerol se une la duda de cómo podrá soportar la dureza del choque y la sobrecarga de minutos la maltrecha rodilla del capitán, al que se le dosifican las cargas de trabajo entre semana para que pueda ofrecer un rendimiento óptimo en Liga. Pero este no es el único inconveniente.

Guillem Arcos, que anticipó su regreso al equipo después de sufrir una fractura en el escafoides para repartir el peso en el puesto de uno, juega con una protección que no le deja desarrollar su juego al 100%. El cuarto hombre que puede comportarse como director del juego, Obbie Trotter, fichado en enero para ocupar la vacante dejada por Justin Pitts de manera unilateral, apenas cuenta para el preparador vizcaíno, que le ha dejado varias semanas sin participar en los partidos por decisión técnica, dado que no está al nivel, ni físico ni mental, que exige la antesala de la élite. Tropezar en el Pedro Ferrándiz con Leyma Coruña situaría al HLA en una situación límite, sin margen de error y lo que es peor, sin poder depender de sí mismo.