Los sectores económicos de la provincia advierten que la crisis no remitirá hasta final de año

Los empresarios alertan de un primer semestre muy complicado por la inflación, el elevado coste energético y el encarecimiento de las materias primas - La incertidumbre sobre la evolución del covid supone un lastre añadido

Una empresa metalúrgica de la Foia de Castalla, sector que lo está pasando mal por su elevado consumo energético. | JUANI RUZ

Una empresa metalúrgica de la Foia de Castalla, sector que lo está pasando mal por su elevado consumo energético. | JUANI RUZ / miguelvilaplana

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Hace muchos meses que los sectores económicos de la provincia tratan de ver la luz al final del túnel, pero lo cierto es que de momento no deja de ser un leve resplandor. Y es que todos coinciden a la hora de señalar que el año que se acaba de iniciar todavía va a ser duro, con un primer semestre especialmente complicado debido a una inflación que anda disparada, así como por los altos costes energéticos y de las materias primas. La incertidumbre sobre la evolución del coronavirus tampoco ayuda a ver el futuro con mucho optimismo. Con todo ello, advierten que la crisis, si todo camina en la dirección correcta, no remitirá hasta el final del ejercicio.

Han transcurrido ya casi dos años desde que irrumpió la pandemia, y desde entonces todos los anuncios de la vuelta a la normalidad han ido fracasando, debido a que el coronavirus se está resistiendo, y mucho, a dar su brazo a torcer. La mayor parte de los sectores económicos de la provincia han sufrido, con mayor o menor virulencia, el impacto de la crisis sanitaria, y la recuperación no acaba de llegar. Así se ha puesto de manifiesto con los últimos datos del paro, toda vez que Alicante sigue teniendo 8.300 desempleados más que en 2019, situándose a la cola de la recuperación del empleo en España, que ha regresado a las cifras de 2007.

Uno de los factores que explican la peculiar situación de este territorio en relación a la del conjunto del país es la dependencia del sector servicios, justamente el que se ha visto más afectado por las restricciones para prevenir el covid. A la cabeza se encuentra el turismo, que a pesar de mejorar sus números, ha cerrado 2021 con una facturación un 60% inferior a la que tenía antes de la pandemia. Y el futuro, de entrada, no es demasiado halagüeño. La secretaria general de la patronal Hotelera Hosbec, Nuria Montes, advierte que «junto a los del invierno pasado, vamos a afrontar ahora los dos meses más duros desde que se inició la pandemia, hasta el punto que en Benidorm, por poner un ejemplo, al final de esta semana va a cerrar la mitad de la planta hotelera, porque los niveles de ocupación son muy bajos».

A partir de ahí, la incertidumbre es lo que predomina en el sector. «No sabemos -subraya- lo que va a pasar. Nuestra previsión, es que podamos a empezar a trabajar con cierta normalidad de cara a las campañas de fallas y Semana Santa, y todavía con un predominio claro del cliente español, porque el escenario en el contexto internacional todavía es incluso más complicado. A partir de ahí, si el virus nos respeta, esperamos que a final de año podamos llegar ya a unas cifras, igual no como las de 2019, pero sí como las de 2015, que ya serían para darse un canto en los dientes».

Montes, además, hace referencia a los elevados costes a los que están teniendo que hacer frente tanto hoteles como bares y restaurantes. «El gasto de personal ocupa el primer puesto, el de alimentos y bebidas el segundo, y el energético el tercero. Los dos últimos andan disparados, y en cuanto al personal, justo ahora tenemos abierta la negociación colectiva, y es de suponer que los sindicatos centren su reivindicación en el tema salarial», enfatiza.

Hotel cerrado en Benidorm como consecuencia de la baja ocupación. | DAVID REVENGA

Hotel cerrado en Benidorm como consecuencia de la baja ocupación. | DAVID REVENGA / miguelvilaplana

Con todos estos factores, la representante de la patronal hotelera incide en que «no nos encontramos, desde luego, en un escenario para imponer tasas turísticas. Insisto en que nuestro principal cliente, ahora mismo, es el español, y en ese terreno contamos con mucha competencia de destinos dentro del país. Así que un impuesto de este tipo, sin duda, nos restaría competitividad».

Por su parte, Carlos Baño, presidente de la Federación Alicantina de Comercio (Facpyme), pone de manifiesto que este es otro de los sectores que ha sufrido con mayor virulencia el embate de la crisis. A las restricciones para combatir el virus desde que se inició la pandemia, se le ha unido esta sexta ola «que ha incidido en las ventas y que también ha propiciado muchas anulaciones en la hostelería, de manera que no se ha podido aprovechar la Navidad como se esperaba».

Baño destaca que «en las poblaciones donde se han hecho promociones con bonos de compra se han conseguido niveles de ventas parecidos a los de 2019, pero en el resto no. Y lo malo es que el año que viene va a ser peor, entre otras cosas, porque se van a tener que devolver los préstamos ICO, y van a haber comercios que no podrán hacer frente a eso».

La industria, por otro lado, ha podido capear con mayor suficiencia la pandemia, pero el incremento de los costes de las energías, el transporte y las materias primas está haciendo mella entre las empresas. El calzado es el que peor lo ha pasado, como ha sucedido con todos los sectores relacionados con la moda. La presidenta de las patronales nacional y valenciana, Marián Cano, señala que «hemos visto un mayor consumo en esta campaña navideña, pero todavía hay mucha incertidumbre en el ambiente. Dependemos mucho de la evolución del covid y de la actividad social, así que, yendo todo bien, no recuperaremos nuestros niveles de facturación hasta final de año».

El secretario general de la Federación de Empresarios del Metal de la Provincia de Alicante (Fempa), Luis Rodríguez, también hace referencia a los costes energéticos, teniendo en cuenta que se trata de un sector de consumo intensivo. Según sus palabras, «nuestra previsión no es nada optimista para los próximos seis meses, porque la demanda está muy ralentizada De hecho, todo apunta que hasta el segundo semestre no se irán controlando los precios. Además, habrá que ver también cómo nos afecta la reforma laboral».

El juguete ha visto en los últimos meses cómo se recuperaban las exportaciones y el consumo interno volvía a baremos parecidos a los de 2019. Sin embargo, el presidente de la patronal nacional, José Antonio Pastor advierte que «si los costes energéticos y de las materias primas no vuelven a la normalidad con el ajuste de la oferta y la demanda, nos vamos a meter en un escenario incierto que puede tener efectos perniciosos para las empresas».

En parecidos términos se expresa el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios del Textil (Ateval), Pepe Serna, quien subraya que «el primer semestre se presenta muy complicado. Lo que más preocupa es el gas y la luz, y mientras no termine la transición hacia el abaratamiento, vamos a pasar por meses sumamente delicados».

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