Hidrógeno verde
Enagás aspira a que Alemania financie parte del hidroducto a Francia y la industria española la red peninsular
Las centrales eléctricas de gas limitan la reutilización de los gasoductos existentes y elevan el coste de la futura red de hidrógeno a 4.600 millones, el doble que la interconexión
Sara Ledo
El hidroducto que une España con Europa central se espera que pueda entrar en funcionamiento en siete años (2030). Y una de las muchas preguntas sobre la mesa es quién lo va a pagar. El operador del sistema gasista, Enagás, aspira a que un parte importante corra del bolsillo público europeo, a través de subvenciones a fondo perdido. En concreto, estiman que las ayudas europeas podrían financiar entre el 30% y el 50% de la interconexión, cifrada en 2.500 millone de euros, y el resto corresponderá a Alemania y otros países europeos que se beneficien de ese corredor. La red nacional, presupuestada en unos 4.600 millones de euros, recibirá menos ayudas y será financiada en su mayor parte por los industriales españoles.
Así lo ha explicado este miércoles el consejero delegado de Enagás, Arturo Gonzalo Aizpiri, en la presentación de resultados ante analistas tras anunciar que en septiembre el operador del sistema gasista realizará una primera llamada no vinculante (lo que se denomina 'Call of interest') para conocer los proyectos y empresas interesadas en desarrollar hidrógeno verde en España con el objetivo detener una imagen fidedina de la oferta y demanda potencial.
Aizpiri ha recordado las cifras del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que estiman un consumo en España de unas 500.000 toneladas y una capacidad de producción de hasta 1,7 millones de toneladas. A esa producción española, ha añadido, hay que sumar 750.000 toneladas que podría producir Portugal y otras cantidades que pudieran venir de hidrógeno no conectado a la red eléctrica y del norte de Africa.
A partir de aquí, el hidrógeno sobrante se podría enviar al centro de Europa, a través del hidroducto subterráneo que une Barcelona y Marsella, y el principal beneficiario se espera que sea Alemania. "Es el principal demandador de hidrógeno del futuro", ha reiterado Aizpiri, que ha anunciado una visita a su capital, Berlín, en otoño para presentar el denominado H2Med "ante una amplia representación de los distintos actores de la cadena de hidrógeno alemana y del Gobierno, que está impulsando este proyecto".
El H2Med es como se denomina el proyecto que incluye las interconexiones para llevar hidrógeno verde a Europa, cuya parte principal es la tubería submarina que une Barcelona y Marsella pero también la conexión con Portugal, así como la red troncal española, un enjambre de tubos que conectan los centros de producción y los de exportación.
El proyecto en su conjunto fue presentado a la Comisión Europea para adquirir la calificación de Proyectos de Interés Común Europeo (PCI) que abre la puerta a la solicitud de subvenciones comunitarias. Según ha avanzado Aizpiri, el H2Med ha pasado la primera fase técnica. En caso de obtener esa calificación y poder solicitar ayudas, estas se dirigirían sobre todo a la primera parte del plan, las interconexiones internacionales que están presupuestada en unos 2.500 millones.
En concreto, ha revelado que podría recibir entre el 30% y el 50% de subvenciones a fondo perdido, mientras que el resto del dinero debería correr a cuenta de aquellos países que se beneficien de la interconexión, "que en este caso serán los grandes consumidores de hidrógeno verde del corazón industrial de Europa y de forma significativa la industria alemana", así como a través de compromisos de capacidad firme.
Duplicidad en la infraestructura
La segunda parte --la construcción de la red troncal española se calcula que podría tener un coste de 4.600 millones-- también se incluye dentro de la convocatoria de PCI, pero tendrá menos apoyo europeo que la infraestructura transfronteriza, de forma que el grueso de su financiación corresponderá a los consumidores españoles. "La red española debe ser una infraestructura regulada que se financie con peajes de los usuarios, mas allá de que pueda haber un mecanismo de adelanto de la financiación", ha concedido.
Esa cifra es "una estimación inicial" que puede tener "margen de reducción" si se reutilizan una mayor parte de los gasoductos existentes, pero el problema es que esa infraestructura se utiliza ahora para "abastecer" las centrales eléctricas que queman gas (ciclos combinados). "Es fundamental conocer la infraestructura de ciclos combinados de gas que seguirán siendo operativos en la próxima década", ha revelado Aizpiri sobre un posible uso de los gasoductos existentes.
Según el PNIEC, de aquí a 2030 no está previsto el cierre de ninguna de estas centrales eléctricas, al ser funtamentales para dar respaldo a un futuro sistema eléctrico dominado por las renovables, pero en el futuro si se pone fin al gas podría crear una doble infraestructura.
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