Calzado y textil no levantan cabeza y sufren un fuerte desplome de la producción

La actividad de ambos sectores se hundió el año pasado en un 17 % y un 9 % respectivamente por la caída del consumo, en un fenómeno que también afectó a la fabricación de maquinaria

Planta de producción de hilados en una empresa textil de la provincia de Alicante.

Planta de producción de hilados en una empresa textil de la provincia de Alicante. / Juani Ruz

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Ya hace meses que la industria viene alertando de un preocupante proceso de desaceleración, pero las consecuencias reales se han conocido ahora, con la publicación de los índices de producción correspondientes a 2023. El descenso, a nivel global, ha sido del 3,7 %, pero en el ámbito de la provincia de Alicante son dos sectores tan representativos, como el calzado y el textil, los que no levantan cabeza y se sitúan en las primeras posiciones del ranking con un desplome en toda regla, del 17,8 % y el 9,2 % respectivamente. La caída del consumo, propiciada por la inflación, se esconde detrás de este fuerte retroceso que también afecta a algunas ramas del metal, como es la fabricación de maquinaria. La menor actividad en los centros productivos, como es lógico, también está teniendo consecuencias económicas, hasta el punto de que la cifra de negocios industrial ha disminuido un 6,3 %.

Esta misma semana se conocía que las exportaciones de la provincia de Alicante retrocedieron en 2023 por primera vez en 14 años. Lo hicieron de forma leve, concretamente en un 1,3 %, aunque después de enlazar seis meses de caídas continuadas, en una clara evidencia de que el consumo en los mercados internacionales, principalmente en Europa, se encuentra en una clara línea descendente.

Pues bien, ese retroceso de las ventas, que también se está registrando a nivel nacional, ha tenido un impacto más que notable sobre la producción industrial. Así lo atestiguan las cifras que recoge el Instituto Valenciano de Estadística (IVE), correspondientes al conjunto de la Comunidad, que constatan una caída global del 3,7 % que repercute, principalmente, en los sectores manufactureros. Este es el caso del calzado y el textil, de fuerte implantación en territorio alicantino, y que son precisamente los que más han acusado el descenso de la actividad. También la metalurgia, a nivel global, registra una caída del 3,1 %, si bien es la maquinaria la que más acusa el impacto, al retroceder un 17,8 %.

Las caídas en la producción industrial, en cualquier caso, han sido generalizadas, destacando el 14,6 % de la madera; el 8,1 % del papel, cartón y artes gráficas; el 7,5 % de los productos minerales no metálicos; el 5,7 % de las extractivas, energía y agua; el 4,6 % de la químicas; el 2,7 % del material de transporte; o el 2 % del caucho y plástico. También aquí destaca el retroceso del 21,2 % de los azulejos, si bien esta es una industria que se concentra, en su práctica totalidad, en la provincia de Castellón. En el lado contrario, es decir, en el de los sectores que han logrado aumentar la producción, figura el 34,3 % del material eléctrico, electrónico, informático y óptico; y el 0,6 % de la alimentación, bebidas y tabaco.

Con todo ello, la cifra de negocios de la industria ha registrado una considerable sacudida, toda vez que ha disminuido un 6,3 % en el último ejercicio. Es el sector energético el que más cae, concretamente un 19,9%, aunque seguido a escasa distancia por los bienes intermedios, en un 10,3 %. A continuación aparecen los bienes de equipo, que reflejan un 3,5 %. Por contra, los bienes de consumo remontan sus resultados, al alcanzar un 6,8 %.

Así las cosas, la preocupación es más que evidente entre los sectores más afectados, empezando por el calzado. La presidenta de la patronal valenciana (Avecal), Marián Cano, ya viene denunciando desde hace tiempo la complicada situación en la que se encuentran las empresas, fruto de un consumo que ha retrocedido de manera más que notable como consecuencia de la inflación. “Los sectores de la moda, como es el nuestro, son los que más acusan estos episodios, porque hablamos de un producto que no es de primerísima necesidad. La gente tiene menos renta disponible, y eso se está dejando notar mucho en las ventas”, lamenta.

En parecidos términos se expresa Rosana Perán, presidenta de la Federación de Industrias del Calzado de España (Fice), recién llegada de la feria de Milán, donde han estado presentes medio centenar de empresas de la provincia de Alicante. “La caída del consumo y otros factores externos han generado incertidumbre en el sector”, lamenta Perán, quien destaca las dificultades añadidas que se han planteado con las últimas medidas laborales que limitan la flexibilidad reducen la jornada. “Necesitamos estabilidad política y legislatíva para poder planificar nuestras estrategias a largo plazo y garantizar el éxito continuado de nuestras empresas”, subraya.

El textil también atraviesa por una situación preocupante, tal y como reconoce el presidente de la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunidad Valenciana (Ateval), Pepe Serna. “La inflación -manifiesta- está haciendo mucho daño, porque es una evidencia que la gente tiene menos dinero para consumir”. Y coincide con el calzado en el hecho de que “el nuestro no es un producto de primera necesidad, por lo que se prescinde de él con mayor facilidad que de otros”, enfatiza. Se da la circunstancia, además, que al contrario de lo que sucedió en la pandemia, uno de los subsectores que más está sufriendo la caída de las ventas es el de los tejidos para el hogar, precisamente el que tiene una mayor implantación en la provincia de Alicante, junto al de las hilaturas. Esta situación, reconoce Pepe Serna, ha suscitado los lógicos temores en el sector, toda vez que rompe con la tendencia de recuperación que se había venido manteniendo desde la pandemia.

En el metal también andan preocupados, como así lo señala el presidente de la Federación de Empresarios del Metal de la Provincia de Alicante (Fempa), Jorge Ibáñez. Según sus palabras, «la situación cambia dependiendo de la rama de actividad, pero es cierto que los fabricantes de maquinaria están teniendo más problemas». Y lo vincula, por un lado, a la caída de producción que se está registrando en la industria a nivel general, y que propicia que algunas de la inversiones para la mejora o adquisición de maquinaria se pospongan. Pero también a dificultades logísticas acrecentadas en las últimas semanas por la crisis en el transporte que se está produciendo en el mar Rojo.

Retroceso en empresas y en peso económico

Retroceso en empresas y en peso económico

La industria ha ido perdiendo peso económico en la provincia de Alicante en los últimos tiempos, algo que también ha tenido su reflejo en el número de empresas. Así se pone de manifiesto en un estudio presentado recientemente por el Instituto de Estudios Económicos de la Provincia de Alicante (Ineca), según el cual la influencia de este sector en la economía alicantina se ha reducido a la mitad en los últimos 20 años, lo que ha propiciado que en la actualidad solo aporte el 7,8 % del Producto Interior Bruto (PIB).

Esta deriva ha impactado directamente sobre el número de empresas, sobre todo entre los sectores que, justo en la actualidad, están notando más la caída de la producción. Así, el calzado, pese a continuar siendo el sector industrial que acumula más empleados y también el que más valor agregado global genera en la provincia de Alicante, cuenta con poco más del 40 % de empresas que había en el año 2000. También el textil se ha anotado un recorte del 38 % en el número de mercantiles desde el inicio de siglo. El que ha mantenido una mayor estabilidad es el sector de la maquinaria, que prácticamente cuenta en estos momentos con el misma cifra de sociedades.

Pero no hay que remontarse tan atrás para asistir a un proceso de desaparición de empresas. En 2023, sin ir más lejos, el sector industrial perdía 47 compañías en la provincia, lo que ha dejado la cifra total en 5.891.

Con todo ello, desde Ineca se reclama un plan que sirva para desarrollar más suelo industrial capaz de atraer nuevas inversiones, además de incentivos para mejorar la productividad y conseguir que las empresas crezcan.

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