Tras un ayuno musical de 7 meses, al fin una nueva posibilidad de encuentro en el Gran Teatro de Elche con la música clásica. Ha sido un gesto maravilloso de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Elche (OSCE), de realizar un concierto en conmemoración a las víctimas del covid-19, al mismo tiempo dando el inicio a la nueva temporada de conciertos 2020 - 2021. 

La última y sin duda, la obra más destacada del maestro italiano G.B. Pergolesi (1710 - 1736), una obra fascinante, conmovedora y llena de patetismo sobre el sufrimiento desde la perspectiva de la Madre, “Stabat Mater”, requiere un tratamiento bastante instrumental de las partes vocales, cómo también la necesidad de una perfecta emisión del texto y la indiscutible capacidad del manejo entre los momentos de tensión y relajación final. Tras escuchar los primeros compases del primer dúo “Stabat Mater Dolorosa” ya estaba convencido, de que las solistas Guiomar Cantó - soprano y Beatriz Oleaga - mezzosoprano, acompańiadas por la Orquesta de Elche bajo la batuta de su director - el maestro Mihnea Ignat, garantizarían una ejecución del más alto nivel. 

La sopranista Guiomar Cantó mostró su flexibilidad, movilidad y fluidez vocal, mostrando espléndidos medios y una técnica sobria y sólida. Un placer para los oídos ha sido disfrutar de los sonidos más agudos (“Cujus animam gementem”), hechos con mucha comodidad y naturalidad. Una melodía simple, sencilla, sin adornos innecesarios como en (“Vidit suum dulcem natum”), realmente fue un encanto. Por supuesto en su estupenda actuación, G. Cantó agregó una dosis adecuada de patetismo y también una carga emocional muy apropiada.  

 Habilidades interpretativas y sonidos interesantes fueron presentadas también por la mezzo sopranista Beatriz Oleaga. De buen gusto, nada artificial y con un delicado vibrato en (“Quae moerebat et dolebat”), fueron los elementos de una interpretación ligera y aireada. A parte de una bella calidad sonora, B. Oleaga posee un cálido timbre de gran cuerpo (“Eja mater fons amoris”) y (“Fac ut portem Christi mortem”), con una tremenda seguridad de entonación y la encantadora perfección de articular las frases musicales.

Músicos de la OSCE durante el concierto en memoria de las víctimas del covid-19 en Elche Matías Segarra

 En las partes más preciosas del diálogo entre las cantantes, los momentos vivos y alegres sonaron verdaderamente estupendos, como si anunciaran la inminente Resurrección. Una sonoridad realmente convincente fue el dúo (“Fac, ut ardeat cor meum”), donde las dos artistas han podido complementarse mutuamente. Esta cooperación adquirió verdadero rubor en los fragmentos finales de esta obra maestra; (“Inflammatus et accensus”), (“Quando corpus morietur”) y (“Amen”). Durante la ejecución de “Stabat Mater”- una de la obras más representadas de la música religiosa, tanto Guiomar Cantó como Beatriz Oleaga, sin duda, generaron la mayor expectación y hay que felicitarlas por ello.

 El maestro Mihnea Ignat fue el director, junto a los músicos de cuerda de la Sinfónica de Elche y el órgano positivo, el cual, interpretó algunas líneas, aumentando la tensión y en otros lugares trajo una apasionante sensación del drama con una ejecución sensible y equilibrada. La orquesta ofreció una sonoridad similar a los modales interpretativos de la música barroca, lo que contribuyó en gran medida a acercar al oyente a la época en que la obra fue creada. En realidad la ejecución de “Stabat Mater” en Elche ha sido de primera calidad. 

En conclusión, el genio de G.B. Pergolesi, permaneció en primer lugar en mi mente cuando salía del Gran Teatro.... ?....Cuantas obras magistrales hubiera podido pudiera componer , si no hubiera pasado a la eternidad a los 26 ańos de edad....? Estos pensamientos fueron el signo de que participé de una ejecución emocional, muy exitosa y digna. CHAPEAU BAS.