La familia de Alicia V. E., la funcionaria de la Administración de Justicia de Elche, de 45 años, asesinada el pasado viernes en la pedanía ilicitana de La Hoya, la ha despedido esta mañana tal y como querían: en la más estricta intimidad. La magistrada autorizó ayer entierro de la víctima cuando se cumplen seis días desde que un vecino encontrara su cuerpo en una acequia junto a un campo de naranjos. Precisamente lo inusual del caso es uno de los motivos de que la titular del Juzgado de Instrucción 1, que estaba de guardia en el momento del levantamiento del cadáver, haya esperado hasta ayer para autorizar el enterramiento. Lo que no autorizó fue la incineración, por si fuera necesario revisar el cuerpo en el transcurso de la investigación. El mutismo policial es total.

El examen forense dictaminó que Alicia fue estrangulada por la espalda, pero poco más detalles han trascendido sobre las pistas que siguen los agentes, ya que el caso permanece bajo secreto de sumario. Lo que sí se sabe es que fue un vecino de la pedanía quien dio la voz de alarma al encontrar el cuerpo en una acequia a escasos metros del núcleo urbano de La Hoya.

Además, gracias al apoyo y difusión ciudadana, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Comisaría de Elche logró esta semana localizar a una familia que también habría estado por la zona, paseando con sus dos hijos pequeños, en el momento en el que se cometió el crimen, alrededor de las cinco de la tarde.

Interrogatorios a vecinos, familiares y conocidos de la víctima en busca de un vínculo, pista o móvil del crimen completan las pocas pruebas con las que trabajan los agentes, más allá de la recopilación de cámaras de seguridad de comercios y establecimientos de la zona, en busca de algún movimiento sospechoso, algo complicado teniendo en cuenta que el cuerpo apareció en mitad de una zona de campo, con cuatro casas diseminadas a su alrededor.

Investigación

Alicia estaba paseando a su perro, como tantas otras tardes, en el momento en el que fue estrangulada. La investigación comenzó activando el protocolo por un posible caso de violencia de género, hipótesis que se descartó el mismo día en el que se produjo el asesinato ya que se familia y círculo cercano señaló que no tenía ninguna pareja conocida. A partir de ahí, están abiertas prácticamente todas las hipótesis: desde que se tratara de alguien conocido o de su círculo más cercano, hasta que se esté buscando a un completo desconocido y se trate de un crimen sin premeditar.

Unos objetivos en los que los agentes trabajan día y noche sin descanso, aunque todo apunta a que habrá que esperar para tener noticias relacionadas con el crimen.

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Incertidumbre en la pedanía y vaivén de rumores

La intranquilidad por saber si hay un asesino entre los menos de 3.000 habitantes de La Hoya es cada vez más palpable entre los vecinos. En las calles y bares no se habla de otra cosa, hasta el punto de que muchos reconocen el «miedo» a salir a pasear por el campo de noche, algo habitual en la zona. Mientras tanto, la falta de información del caso alimentan los rumores. Cada día hay un nuevo detenido aquí y a allá pero todo son eso: rumores.