Jefa de Medicina Interna del Hospital del Vinalopó

Maribel Pérez Soto: «Aún no hemos repartido los turnos de Semana Santa porque esperamos la llegada de la cuarta ola»

Hace un año que el equipo de la doctora Maribel Pérez Soto atendió el primer caso de coronavirus en Elche. Desde entonces, han pasado doce meses de lucha y esfuerzo continuo sin poder ver la luz al final del túnel. Ahora la amenaza de una cuarta ola sigue presente.

La doctora Maribel Pérez Soto, en su centro hospitalario antes de realizar la entrevista.

La doctora Maribel Pérez Soto, en su centro hospitalario antes de realizar la entrevista. / ANTONIO AMORÓS

Borja Campoy

Borja Campoy

Llevan un año atendiendo casos de coronavirus, ¿imaginaban doce meses así?

Ha superado todas las expectativas. Ahora tenemos la esperanza puesta en la vacunación, porque si la tenemos que poner en la responsabilidad individual y colectiva esto no tendría fin. Quizá durante la segunda ola se pensó que podía haber una tregua pero con la tercera perdimos toda la esperanza de llegar a un fin cercano. Ahora creemos que llegará la cuarta ola porque la vacunación está yendo lenta.

¿Qué se podría haber hecho mejor o peor en este tiempo?

Las cosas se podrían haber hecho de manera diferente pero no sabemos si eso habría sido mejor, dado el gran desconocimiento y la magnitud del problema. Lo que sí se ha puesto de manifiesto es que tenemos profesionales que son capaces de lidiar con el peor escenario. Está siendo algo tan grande que, a toro pasado, es fácil decir que se tendría que haber hecho de otra forma. Ha sido muy difícil tomar decisiones porque la manta siempre se quedaba corta. Para cubrir una parte, había que dejar otra descubierta. La información no ha estado bien llevada, en la fase inicial se dieron órdenes contradictorias que hicieron desconfiar a la población.

¿En qué ha fallado la información de la pandemia?

Al principio, por ejemplo, se dijo que la mascarilla no servía para nada y luego pasó a ser obligatoria. Ha sido un aprendizaje continuo pero si se hubiera informado mejor, se habrían cumplido las normas. La sensación de la gente es que la estaban engañando y eso te hace perder confianza. La responsabilidad individual es lo que más consigue frenar la expansión del virus. Si lo dejas al libre albedrío y con normas contradictorias, las personas se vuelven desconfiadas y no cumplen.

¿Hace falta una mayor inversión en recursos sanitarios?

La pandemia se ha podido contener gracias a los recursos humanos, a la vocación de unos profesionales que han sido incapaces de dejar de luchar. A nosotros no nos han faltado recursos en ningún momento. Lo que sí es necesario es redimensionar la Sanidad Pública porque los profesionales no pueden soportar todo el esfuerzo. Hemos buscado sanitarios de refuerzo y no hemos encontrado, al igual que la formación tiene limitaciones.

¿Qué lecciones dejará lo vivido estos meses a la población?

No lo tengo claro. Solo hay que ver cómo estaban las calles el último fin de semana. Los que lo han vivido de cerca, han tenido familiares afectados graves, son conscientes de la repercusión de lo que está pasando. Eso ha sido la punta del iceberg, porque la mayoría de las infecciones han sido leves. No sé si a la gente le quedará una huella suficiente para tomar más precauciones, no todo el mundo es consciente de lo que estamos viviendo.

La vacunación va despacio porque las dosis llegan con cuentagotas y es casi imposible inmunizar al 70% antes del verano

Antes comentaba que esperan la llegada de la cuarta ola...

Sí, estamos esperando la llegada de la cuarta ola para después de Semana Santa. Los datos ahora son de pocos contagios a diario y eso da buenas perspectivas a dos semanas vistas. Pero estamos organizado los turnos de descanso en Semana Santa y hemos tenido que hacer un Plan A y un Plan B. Todavía nos quedan por delante el puente de San José y la Semana Santa y hasta mayo es posible que llegue una cuarta ola. No queremos que venga pero tenemos que estar preparados ante lo que pueda pasar. O que, al menos, no sea tan fuerte como la tercera gracias a la vacunación y la llegada del buen tiempo.

¿Cuál sería su mensaje de cara al puente y Semana Santa?

Es una buena ocasión para salir y estar en una terraza, pero todavía no es momento de grandes encuentros con muchas personas. Hay que seguir con la mascarilla y manteniendo las distancias aunque estemos en terrazas. Los grupos tienen que ser pequeños y hay que evitar los espacios cerrados. Se puede disfrutar de estos días estando al aire libre y con responsabilidad.

¿Cómo valora la campaña de vacunación hasta el momento?

Veo que va despacio, que las vacunas están llegando con cuentagotas. Eso sí, cuando llegan las dosis, se están inyectando sin esperas. El problema es que no vienen. Lo ideal es que fuera más ágil para cubrir al grupo de entre 55 y 70 años con factores de riesgo cardiovascular: personas hipertensas, diabéticas, con obesidad... Forman el grupo con más ingresos y son los últimos que van a recibir la vacunación. Las infraestructuras están preparadas y en cuanto tenemos las dosis, agilizamos su suministro. Repito que el problema de la obesidad es muy importante, es la verdadera pandemia de este siglo XXI. Y a los del grupo de entre 55 y 70 años no se les está vacunando.

A todo esto hay que sumar los problemas de AstraZeneca...

Son cuestiones que estamos revisando a diario. Las cifras que se han comunicado entran dentro de los valores normales, en una población de cinco millones de personas se han dado treinta casos de procesos trombóticos. Tampoco hay más datos que permitan dar una recomendación. Es una cuestión más de precaución hasta que se tengan las cosas más claras y haya evidencias científicas. Los datos hasta el momento son los normales en población sin vacunación.

Si la información hubiera sido mejor, se habrían cumplido las normas. La gente tiene la sensación de que les engañan y desconfía

¿Se conseguirá el objetivo de llegar al verano inmunizados?

Si seguimos al ritmo actual no vamos a llegar. También hay que tener en cuenta que no está solo el porcentaje de vacunación, también está el de los pacientes que ya han pasado la enfermedad, por lo que el número de personas inmunizadas aumenta. O cambia el ritmo de administración o no se va a llegar a julio con el 70% de la población inmunizada, que es lo que haría que el virus perdiera virulencia, disminuyera la transmisión y se normalizara la situación.

¿Entiende a las personas que tienen miedo a vacunarse?

No comparto las reticencias que tiene una parte de la población porque se ha demostrado que grandes enfermedades del pasado, como es el caso de la polio, se han conseguido erradicar gracias a la vacunación.

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