Los dueños de El Progreso ceden a la orden de Cultura para edificar tras la fachada apuntalada ya cinco años

Los propietarios dejarán de alegar con tal de poner fin al conflicto y se conforman con levantar cuatro plantas para viviendas más dos para comercios

El edificio El Progreso de Elche, en el centro de la ciudad

El edificio El Progreso de Elche, en el centro de la ciudad / Matias Segarra

A. Fajardo

A. Fajardo

El edificio Nuevos Riegos El Progreso del centro de Elche ha cumplido cinco años apuntalado desde que el 16 enero de 2018 la Conselleria de Cultura paralizara los trabajos de demolición del inmueble centenario de la plaza de la Constitución. Un lustro después de aquello y con una sentencia del Tribunal de Justicia de la Comunidad Valenciana de por medio, que obliga a mantener en pie la fachada, sus propietarios solo quieren que esta pesadilla acabe de una vez. Se han resignado y descartan oponerse a la solución autonómica acordada con el equipo de gobierno para que pueda construirse un edificio detrás de la fachada que deben de preservar.

La propuesta que el Ayuntamiento está tramitando va a suponer que la nueva edificación pueda tener cuatro alturas destinadas a viviendas, más dos que se utilizarán para el local comercial que irá justo detrás del antiguo frontal. 

Meses atrás, la Conselleria de Cultura puso pegas a que el futuro inmueble tuviera más alturas, como pedían los dueños, para compensar la pérdida de edificabilidad de su futuro edificio al tener que construirlo alineado con el resto de inmuebles existentes y dejando un pasillo de cuatro metros con la fachada antigua.

Sin embargo, pese a que esta solución no ha sido la más satisfactoria para los propietarios, rechazan seguir peleando y no van a poner impedimentos para que el procedimiento continúe su curso. 

Coincidiendo con los cinco años de este culebrón, la Concejalía de Urbanismo acaba de iniciar una encuesta pública obligatoria para poder avanzar en la resolución del edificio y tratar de zanjar este conflicto antes de elecciones, en apenas cuatro meses. De hecho, en el pleno de finales de este mes está previsto que se apruebe la información pública de la modificación del Plan General de Urbanismo para incluir en el catálogo de bienes la fachada a proteger.

Encuesta pública

Este proceso de participación pública se hace para poder aprobar el Estudio de Integración Paisajística del Estudio de Detalle en el área de Reparto número 39 del Plan General de Elche. Esto se traduce en que como El Progreso está situado en una parcela del casco antiguo y en zona de amortiguamiento el Palmeral (pese a que no está rodeado de palmeras) es necesario, por ley, incorporar un estudio de integración paisajística que será informado por la Junta Gestora del Patronato del Palmeral de Elche. Y ese estudio obliga a realizar el cuestionario que acaba de iniciarse.

Las preguntas que puede contestar cualquier ciudadano son cuatro: si conoce la zona, la frecuencia con que la visita, la calidad paisajística que tiene y cómo definiría la percepción del Palmeral desde este punto. Esto es solo una prueba de los numerosos trámites que han hecho falta para buscar una solución al inmueble.

El estado del edificio El Progreso

El estado del edificio El Progreso / Matias Segarra

Complejidad

El departamento municipal prevé, cuando termine el plazo de consulta, someter a información pública el Estudio de Detalle junto con el estudio de Integración Paisajística. Cuando termine ese trámite, el pleno aprobará ambos documentos. 

La edil de Urbanismo, Ana Arabid, se ha referido a este asunto en más de una ocasión como «extremadamente complejo» y siempre ha defendido «durante todo este tiempo el Ayuntamiento y los dueños han explorado todas las posibilidades». De hecho, el Ayuntamiento se comprometió a que la fachada antigua pase a ser de titularidad municipal y se garantice su conservación. También cedió a la petición de los dueños de El Progreso sobre un elemento que éstos están en contra de que se proteja: el patio. Los propietarios alegaron contra la decisión municipal de tener que preservar también los elementos interiores de esta estancia porque les supondría constreñir todavía más el edificio.