Rescate de emergencia de la palmera-culebra de Elche

Un grupo de voluntarios, con puntales de obra, levantan tres metros la copa. Las próximas semanas serán clave para saber si sobrevive con muchos cuidados

"La Pipa de Algoda" es uno de los ejemplares más curiosos del Camp d'Elx

Una imagen de los complicados trabajos para salvar "La Pipa de Algoda"

Una imagen de los complicados trabajos para salvar "La Pipa de Algoda" / ElcheXplorer

M. Alarcón

M. Alarcón

Grúa y mucho cariño han levantado de nuevo la copa de La Pipa de Algoda o la Culebra dels Berenguer, como se la quiera denominar, a la singular palmera que reptaba más que subía vertical en una finca de la citada partida ilicitana y cuya copa venció hace un par de semanas, lo que la conducía irrevisiblemente a su muerte.

Así ha quedado la palmera tras los trabajos

Así ha quedado la palmera tras los trabajos / ElcheXplorer

El pasado sábado se realizó la "operación" para intentar devolver su aspecto al ejemplar con la ayuda del brazo articulado de una grúa cedida por Ginés Llorens de "Grúas El Palmeral". También participaron la propietaria de la finca, Mercedes Coves Díez, que tiene 90 años, su hija Mercedes Berenguer y "un grupo de personas vinculadas y desinteresadas, pero amantes del mundo de la palmera" procedentes de Elche, Algoda y Matola, explica Carlos Martínez.

Caída del ejemplar

Entre ellos se encontraba Antonio Brotons, de +Vertical; Vicente Campos, de APELX y Volem Palmerar, Rafael Antón, Joaquín Brotons y Rosa Brotons, de ElcheXploreR, el colectivo que informó de la caída del ejemplar y que ha documentado los trabajos. También colaboró con anterioridad Antonio Ferrández. 

Desplome

Explica Carlos Martínez que no era la primera vez que se producía un desplome del cepellón. "Dicha palmera ya sufrió una caída hace muchos años, una segunda hace una semana y una tercera hace pocos días". Ahora, después de proceder a los trabajos se procederá a cubrir la copa y, "en septiembre, si sobrevive, se le colocarán unos apoyos definitivos de troncos de palmera secos".

Una grúa ha sido necesaria para levantar el pesado cepellón de la palmera

Una grúa ha sido necesaria para levantar el pesado cepellón de la palmera / ElcheXplorer

Ejemplar singular

La palmera, que tiene más de siete metros de longitud, que no de altura, creció de una forma caprichosa hasta convertirse en uno de los ejemplares más singulares del Camp d'Elx.

Nacía en la finca de los Berenguer, una familia muy conocida en la pedanía pero, en vez de ascender, el tronco tenía una caprichosa forma pues atravesaba la valla de la propiedad por encima del muro, lo que obligó a los propietarios a cortar la malla metálica, y cuando se dirigía hacía el camino daba un capricho giro de 90 grados para volver hacia la parcela. Hacía varios giros buscando una verticalidad que nunca tuvo.

Forma inverosímil

Nadie sabe a ciencia cierta por qué el cepellón venció y cayó al suelo porque estaba sujeto por unas cuerdas ya que, con esa forma tan inverosímil era imposible que soportara su propio peso. Puede ser que fuera precisamente su crecimiento o bien que cedieran las lianas. Durante la última semana se han producido en la provincia caída de palmeras, lo que se ha achacado al estrés hídrico.

"El dueño de la finca decidió ‘alimentarla’ colocándole un buen montículo de tierra y siguió regándola y abonándola, esta lo agradeció y siguió creciendo tan campante, pero a ras de suelo»

Juan Lorenzo Antón, de su libro "Elche, ciudad oásis"

En cualquier caso, asegura Carlos Martínez, era actuar o dejarla morir. No había otra alternativa.Gracias a la grúa, la cabeza de la "culebra" se ha elevado cerca de tres metros de altura, tal y como estaba prácticamente. No ha sido una labor fácil. Se han colocado una serie de puntales de obra para que resista mientras las próximas semanas dirán si el ejemplar ha sufrido o no.

Un fuerte vendaval

En el libro «Elche, ciudad oasis», su autor, Juan Lorenzo Antón, se refiere a este pintoresco ejemplar recordando que, debido a un fuerte vendaval, «esta palmera se derrumbó hace unos años» y, gracias al dueño de la finca, «que decidió ‘alimentarla’ colocándole un buen montículo de tierra y siguió regándola y abonándola, esta lo agradeció y siguió creciendo tan campante, pero a ras de suelo».