Entrada Mora en Elche: Un derroche de imaginación
La comparsa Abencerrajes sorprende con un boato dedicado a la Granada y a su mayor icono, la Alhambra
Cerca de 700 personas participan en la Entrada Mora que destaca por sus cuidados ballets y sus imponentes guerreros
Granada, tierra soñada por los Abencerrajes. La comparsa mora, que ostenta la Capitanía este año, quiso hacer un homenaje a la ciudad andaluza y, en concreto, a su lugar más icónico y visitado, la Alhambra. Los Abencerrajes fue una familia musulmana oriunda de Granada, de origen norteafricano, y que vivió en la Alhambra.
Falsa historia
Este linaje demostraría a la historia ser valerosos guerreros. Según cuenta la leyenda, una familia rival orquestó un plan para asesinar a la estirpe enemiga al completo, inventando una falsa historia de amor entre uno de sus miembros y la sultana. El rey llamó a 36 caballeros de este linaje para que acudieran a una sala de la Alhambra, donde fueron asesinados, en un episodio conocido como la matanza de los Abencerrajes. Es lo que este jueves recreó el impresionante boato de la comparsa Abencerrajes, con una carroza guerrera desde la que saludaban el Capitán moro, Alfonso Ortega, y sus nietos, Paula Ortega, Jarifa Abencerraje, y Hugo Agulló, cargo infantil.
Setecientas personas
Cerca de 700 personas, con 300 músicos, formaron parte del boato moro que contó con cuatro ballets, caballos y medio centenar de banderas con la heráldica de los apellidos de los festeros de esta comparsa ilicitana. El boato sumergió a Elche en la Granada musulmana para mostrar la vida de los Abencerrajes en la Alhambra, durante los aproximadamente 50 minutos que duró. El boato fue también una exhibición de imponentes trajes y maquillajes.
Granada
«Descarado», un caballo que ha acompañado a esta comparsa desde su fundación en 2015, portando el estandarte, abría el boato. En su lomo, un manto como el que llevaban los equinos medievales con los colores de la comparsa. En realidad, fue un homenaje a este caballo, que se retira de los desfiles por su edad. Una carroza homenajeaba a la ciudad de Granada mientras sonaban los acordes de la canción «Granada» interpretada por Marina Mico y con Moisés Urbán al piano. Los aplausos del público retumbaban en este inicio del boato. Detrás, una familia Abencerraje del norte de África, ella subida a un camello, él y sus dos hijos a caballo, de camino a vivir en la Alhambra. Una filà de mujeres Abencerrajes entraba entonces con la recién estrenada marcha «Abencerrajes d’Elx», compuesta para por Ángel Vidal.
Luchas
No faltaron los caballos batidores mientras que uno de los ballets recreaba la vida de las mujeres Abencerrajes de la época, que hilaban las telas de los trajes para luchar de toda la familia Abencerraje. A partir del escudo de la Capitanía el color negro se fue imponiendo, el de los guerreros Abencerrajes. Un ballet guerrero, con fuego y batucada, dejó con la boca abierta al numeroso público que, a pesar del calor reinante, no se quiso perder la Entrada. Desde la carroza infantil, los más pequeños de la comparsa saludaban a los presentes a lo largo del recorrido. El ballet de respeto al Capitán hacía entonces intuir que el momento más esperado estaba a punto de llegar, el de la carroza del Capitán .
Caballo
El caballo del Capitán, engalanado, hacía su entrada triunfal por las calles ilicitanas. Detrás, imponente, la carroza de Alfonso Ortega, Capitán Moro, tirada por 15 esclavos. Un carro guerrero que homenajea a Granada y la valentía de Abencerrajes. Ortega miraba a uno y otro lado agradeciendo los aplausos del respetable que seguía con atención el espectacular y trabajado boato que había preparado Abencerrajes. Alfonso Ortega estuvo acompañado por su nieta y nieto.
No acabó aquí el boato, como suele ser habitual. Los Abencerrajes quisieron hacer una alegoría de la muerte de esta estirpe como cuenta la leyenda. Así, el ballet Gawazy de Alcoy llevó a cabo una interpretación que puso los pelos de punta. Mientras las chicas bailaban, vestidas de luto, sonaba la marcha «Llorando por Granada» cantada por cuatro monjes que iban en una carroza. Las banderas con los colores de la comparsa, ahora sí, marcaban el final de la Entrada Mora, antes de que el resto de comparsas del bando de la media luna desfilaran.
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