El vivero municipal de Elche alimenta a 30.000 plantas y árboles que van a la vía pública

El reto del Ayuntamiento es tener los ejemplares necesarios de gran porte para no depender de empresas de suministro

Mejorar instalaciones del Huerto de la Molinera y hacerlas visitables a colegios, entre los propósitos del equipo de gobierno

Una operaria de Parques y Jardines prepara algunos árboles en el vivero municipal de Elche

Una operaria de Parques y Jardines prepara algunos árboles en el vivero municipal de Elche / ANTONIO AMOROS

J. R. Esquinas

J. R. Esquinas

Elche cuenta con un vivero municipal que alberga 30.000 plantas, arbustos y árboles de múltiples especies que después pasan a las zonas verdes de la vía púbica. El Ayuntamiento gestiona los más de 46.000 metros cuadrados que ocupan estas instalaciones enclavadas en el Palmeral desde el huerto de la Molinera y es de las pocas ciudades de la provincia que no recurren directamente a viveros privados para adquirir todos los ejemplares que después se ven en las calles, aunque la tarea no es fácil y a veces este servicio tiene que externalizarse por operatividad.

Antonio Bolívar, jefe de sección del área de Parques y Jardines, explica a INFORMACIÓN que habitualmente el Ayuntamiento compra en viveros los árboles con un calibre pequeño de entre 14 y 16 milímetros, y durante unos dos y tres años operarios del departamento en esta zona (una decena de trabajadores) los mantienen para que aumenten de grosor hasta los dos centímetros.

El edil Claudio Guilabert con el jefe de sección de Parques y Jardines Antonio Bolívar

El edil Claudio Guilabert con el jefe de sección de Parques y Jardines Antonio Bolívar / ANTONIO AMOROS

Este es el punto óptimo para que algunos ejemplares ya puedan abandonar las instalaciones y plantarse en la calle porque se cree que con esas dimensiones la especie tiene más posibilidades de sobrevivir, factor importante para que no haya desajustes.

Rotación

Si bien, desde el departamento se han encontrando desde hace un tiempo con problemas de rotación, por lo que no tienen los suficientes árboles preparados para salir y se está optando de forma temporal por saltar este paso y comprar directamente los ejemplares ya «criados» en los viveros de la ciudad para plantarlos en el momento. Ello puede suponer que cada árbol cueste unos 60 euros más porque el calibre es mayor y a veces resulta difícil encontrar empresas que dispongan del número de ejemplares solicitados.

Claudio Guilabert, edil de Parques y Jardines, sostiene que hay que poner solución a esta situación para tener previsión a la hora de ejecutar el «plan sombra» en los distintos parques y jardines del término municipal. A este respecto el titular del área sostiene que se están redactando proyectos para llevar el riego por goteo a zonas como Ausiàs March, lo que permitiría que las brigadas no tengan que desplazarse con cubas y los árboles estén más controlados. De igual forma, desde la concejalía abogan por crear un plan director que cuantifique toda la masa vegetal en la ciudad y las carencias para actuar más rápido.

Contrastes

Dar un paseo por el vivero municipal es adentrarse en un espacio con contrastes. Por un lado se aprecia la zona arbustiva para jardines y las plantas que van en maceteros para oficinas y dependencias municipales. Las plantas representan casi la totalidad del catálogo y hay algunas variedades con las que se trabaja en semilleros y cuando son plantículas. En cuanto a árboles, hay unos 6.000 en la zona norte donde se encuentran naranjos, mimosas u olivos o palmeras para repoblar el Palmeral, entre otros.

En los últimos tiempos la tendencia es apostar por especies que den más sombra como moreras, tijuanas y jacarandas, y se ha reducido a la mínima expresión la reproducción de brachichitos, con sólo una reserva para reponer en zonas puntuales. «Hay que acabar con este monocultivo porque aunque es uno de los que más purifica no da sombra», destacan el edil y el jefe de sección.

Profesionales preparan los semilleros

Profesionales preparan los semilleros / ANTONIO AMOROS

Durante décadas esta variedad de árbol ha poblado parques y avenidas por ser barata, refieren, pero las raíces han levantado aceras y a la larga termina siendo problemática, exponen. En otro orden de cosas, los profesionales relatan que han tenido que ingeniárselas para plantarle cara a los ataques de roedores con sistema de goteo en altura y se hacen tratamientos químicos para evitar plagas como la de pulgón.

El sector tiene algunos terrenos sin explotar y el espacio se llega a usar como «almacén» para dejar elementos que se han retirado como piezas de juegos infantiles antiguas. La concejalía tiene el reto de ordenar mejor el espacio y hacerlo atractivo para que en un futuro pueda hacerse visitable a los colegios a través de un proyecto pedagógico consensuado con los centros escolares.