La desalobradora de El Hondo era una montaña de sal

Riegos de Levante renuncia al cabo de un lustro al millonario proyecto para dar calidad a las aguas porque nadie le autoriza una solución a qué hacer con el salitre e impurezas resultantes

Terrenos donde Riegos de Levante proyectó la construcción de la desalobradora. | MATÍAS SEGARRA

Terrenos donde Riegos de Levante proyectó la construcción de la desalobradora. | MATÍAS SEGARRA / m.alarcón

M. Alarcón

M. Alarcón

Con los recortes a la provincia de las aguas procedentes del trasvase Tajo-Segura, que van a ir a peor y con ello multiplican la incertidumbre de los más de 22.000 comuneros de Riegos de Levante, las distintas comunidades han tenido que decir «no» este pasado mes de diciembre en una asamblea a un macroproyecto millonario que encabezaba el anterior presidente, Javier Berenguer, quien dejó el cargo hace algunos meses. Una desalobradora para gestionar la calidad de las aguas del parque natural que iba a costar más de 9 millones de euros y que ellos utilizarían para sus cultivos. Los embalses que han generado este hábitat natural son, al mismo tiempo, el almacenaje de parte de los propios recursos hídricos de los agricultores y lo han sido desde hace más de cien años, cuando se fundó Riegos de Levante. La idea de mejorar el agua beneficiaría a todos, no solo a la agricultura, también al medio ambiente.

Pese a ello, no era la solución para uno de cuatro agricultores de Riegos de Levante que hace ya cuatro años le dijeron que «no» a Berenguer en una asamblea. Voces respetadas como las de Manuel Serrano, José Manuel Miralles o Ángel Urbina, quienes ahora prefieren no hacer muchas declaraciones aunque saben que el tiempo les ha dado la razón.

Dinero

Y tenían lo que nunca habían tenido: dinero, mucho dinero, hasta 11 millones de euros que había pagado la Generalitat Valenciana por la adquisición de dos cotos de caza. Es cierto que más de 2 millones se destinaron posteriormente al pago de impuestos pero el resto iba a ser la solución a juicio del entonces presidente. Tenía los beneplácitos de la Generalitat Valenciana e, incluso, del propio Ministerio de Agricultura.

Parque natural de El Hondo

Parque natural de El Hondo / Antonio Amorós

Su sucesor, Roque Bru, espera ahora garantizar los abastecimientos de otras fuentes distintas, principalmente de concesiones de aguas depuradas como son las de Arenales o del Rincón del León. No lo dice con pesar, lo dice con realidad de saber en qué situación se encuentran porque los agricultores del Camp d’Elx hace ya mucho que no cuentan los recursos de que disponen por hectómetros cúbicos ni por metros cúbicos, casi ya lo hacen por litros.

Salmuera

El presidente de los miles de comuneros del sur de la provincia explica a INFORMACIÓN que convocaron la asamblea y un proyecto que él apoyo en su momento porque no les quedó otra solución mejor que someter a votación echar abajo lo que hace cuatro años se aprobó. «Nadie nos dio una solución o una autorización para resolver el principal problema, que era qué hacer con la salmuera que se generaría», asegura. Durante los meses que lleva en el cargo esta era la principal madeja que tenían que resolver.

Se da la circunstancia de que Riegos de Levante se ha gastado una importante cantidad de dinero en la elaboración del anterior proyecto, al que muchos regantes asocian la palabra «fracaso» porque advirtieron que tenía muchas cuestiones de difícil solución. Incluso se llegó a adjudicar a una empresa que, ante su parálisis durante meses y su falta de respuestas a las demandas que le realizaron desde la comunidad para el inicio de los trabajos, se le retiró el acuerdo después de una controvertida asamblea porque las voces discordantes fueron en aumento.

Eliminación

Berenguer llegó a tener atado todo el proyecto en Madrid, a obtener todas las autorizaciones, pero nunca se ejecutará. Llegó, dijo en su momento, a tener un compromiso para obtener ayudas de SEIASA, una empresa pública adscrita al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación). El problema reside en cómo eliminar el desecho y mientras que eso no esté claro, nadie les va a dar todas las licencias medioambientales.

Ahora Roque Bru espera, en un futuro, que parte de lo hecho y lo gastado no se pierda y se pueda recuperar. Nada fácil. El presidente confía en que la Generalitat se implique, antes o después, con ayudas y autorizaciones porque cada día que pasan tienen más claro que no habrá más agua que aquella que consigan por sus propios medios. El dinero, dice Roque Bru al periódico, esta guardado a la espera de poder utilizarlo para un fin que, por el momento, no saben cuál será.

Riegos de Levante ha terminado por ver cómo la desalobradora se ha convertido en una gigantesca montaña de sal, la que hubiera generado los desechos del proyecto estrella de su presidente. Mientras tanto, los agricultores miran al cielo cada día que pasa y no ven nubes aunque sobre sus cabezas hace ya mucho que lo que tienen son nubarrones, pero no dan ni una sola gota de agua.

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