Una nueva plaga de palomas urbanas vuelve a generan molestias en Elda. La presencia de la «paloma bravía» o silvestre se ha convertido desde hace años en un incordio para muchos vecinos.

Sobre todo por la insalubridad en parques, calles, patios, balcones y terrazas así como por el ruido, la suciedad, los malos olores y el deterioro que sus plumas y excrementos causan en inmuebles, enseres, vehículos, toldos, antenas, aparatos de aire acondicionado, ropa de los tendederos, mobiliario urbano y cartelería de los establecimientos comerciales.

Tal es así que incluso una pareja de cernícalos  (Falco tinnunculus) parece haber anidado en pleno casco urbano de Elda, atraído por la fácil y abundante comida que le ofrece la sobrepoblación de palomas. Y no es la única ave rapaz que abandona las cercanas sierras del Cid y Camara para hacerse "urbanita" buscando una vida más confortable. Prueba de ello es que en octubre de 2018 apareció el cadáver de un gavilán adulto sobre la acera de la calle Novo Hamburgo, en el barrio de Caliu de Elda, una zona donde también hay una amplia colonia de palomas.

Los vecinos aseguran haber denunciado esta situación en varias ocasiones al Ayuntamiento de Elda y también a la Mancomunidad Intermunicipal del Valle del Vinalopó que, desde 2017, es la entidad que se encarga del control de plagas en Elda, Petrer, Monóvar y Sax. Pero es un problema que se repite y los afectados ya no saben a qué estamento acudir. Tiempo atrás era la concejalía de Medio Ambiente la que controlaba el número de palomas urbanas en Elda. Con el objetivo de minimizar las molestias y preservar una colonia estable se realizaban capturas con redes de forma periódica. Sin embargo, en los cuatro últimos años la ausencia de medidas ha facilitado la proliferación de estas aves hasta convertirlas en una incómoda plaga.

Palomas en la Plaza Castelar de Elda. ÁXEL ÁLVAREZ

La mayoría de los afectados no quiere que se erradique su presencia. Pero sí que se reduzca el número de ejemplares para minimizar el impacto negativo que generan en la ciudad. Para ello plantean la elaboración de un estudio que establezca la cantidad de palomas que puede soportar el casco urbano. De este modo también se pretende evitar que la plaga se traslade de unos barrios a otros.

También piden que no se alimente a las palomas, ni de forma directa ni indirecta, porque de este modo se consolida su hábitat urbano y puede dar lugar a la proliferación de otras plagas de ratas, mosquitos y cucarachas.

Antecedentes de la sobrepoblación de palomas en Elda

Hace año y medio este diario ya informó que en el barrio de Las 300 había entre veinte y treinta palomos fijos y todos los meses las hembras tenían dos crías, lo que había dado lugar a una sobrepoblación. En este distrito, que es el más poblado de Elda, los pichones encuentran además las condiciones idóneas para establecer su hábitat urbano y reproducirse.

Entre otros motivos porque son capaces de encontrar fácilmente el agua y el alimento que necesitan así como los lugares que les pueden servir de refugio para anidar y protegerse de las condiciones climatológicas adversas.

Los últimos bloques del barrio, frente al centro social Severo Ochoa, la calle San Quintín y la primera manzana vuelven a ser las zonas más afectadas.

La colonia estable de palomas, se calcula que la componen varios centenares, aprovechan las rejillas de las ventanas de los edificios para refugiarse y también invaden los pisos abandonados. En las inmediaciones están ubicados los dos parques del barrio, el de la avenida de Ronda y el cauce ajardinado del río Vinalopó, por lo que tienen garantizada comida y agua a corta distancia.

Y el mismo problema han denunciado en reiteradas ocasiones los dueños de pisos del barrio Almafrá.