Ditengloves: los guantes revolucionarios que utilizan la IA para diagnosticar Parkinson

La compañía biotecnológica ubicada en Villena desarrolla un dispositivo que permitirá a los neurólogos detectar de forma precoz diferentes patologías

El instrumento nace con el objetivo de acortar las listas de espera y ajustar de forma más precisa la medicación a los pacientes

El equipo de Ditengloves: los guantes revolucionarios que utilizan la IA para diagnosticar Parkinson

El equipo de Ditengloves: los guantes revolucionarios que utilizan la IA para diagnosticar Parkinson / ÁXEL ÁLVAREZ

Lydia Ferrándiz

Lydia Ferrándiz

¿Y si un simple guante pudiera cambiar radicalmente la forma en que diagnosticamos y tratamos el Parkinson? En el mundo de la neurología, donde la precisión del diagnóstico es fundamental, el doctor José Javier Hernández Martínez, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Clínica Benidorm, y su equipo en la empresa Ditengloves han dado un paso monumental con la creación de un guante innovador capaz de detectar el Parkinson con una fiabilidad del 98%.

Este dispositivo no solo representa una herramienta de diagnóstico, sino también una puerta de entrada a un futuro de tratamientos personalizados y una atención médica más eficiente. Para ello, la inteligencia artificial y el machine learning juegan un papel fundamental en el software de este dispositivo, una tecnología que permitirá a los profesionales del futuro determinar si un paciente que presenta un temblor en sus manos tiene Parkinson, temblor esencial, una hernia o hipertiroidismo, entre las al menos quince causas con las que un temblor puede presentarse en los pacientes.

El doctor Hernández, rama médica de este proyecto pionero en el mundo, señala que la intención de la compañía, nacida y ubicada en Villena, es "crear un algoritmo matemático que sume todo lo nos pueda hacer conocer mejor a los temblores como las posiciones espaciales o la suma de la frecuencia del temblor. El dispositivo cuenta con doce receptores que suman esta información entre sí y la comparan con los datos que tienen almacenados de otros pacientes con patologías similares y que es lo que hace que seamos capaces de decir qué enfermedad padece esa persona con solo hacer una prueba que dura a penas cuatro minutos".

Y es que, a diferencia de lo que la mayoría piensan, no solo la enfermedad de Parkinson es la que produce temblores como síntoma, de hecho son muchas las patologías pueden hacer que se inicie un temblor, aunque cada una deja un rastro único en nuestro organismo. "Las enfermedades neurológicas, como el Parkinson, presentan temblores característicos, pero la variabilidad es tan amplia que incluso los médicos más experimentados pueden enfrentar dificultades en el diagnóstico visual, que muchas veces queda limitado o que puede llevarnos a errar incluso en las pruebas que consideramos que pueden ser más adecuadas para cada paciente. Nuestra herramienta busca superar estas limitaciones y ofrecer una evaluación más precisa", explica Hernández.

El guante, desarrollado en Villena, se presenta como una herramienta de diagnóstico y, en palabras de José Javier Hernández, "no tanto una herramienta de tratamiento, sino una herramienta de diagnóstico precoz". Este énfasis en la detección temprana es clave, ya que actualmente el diagnóstico del Parkinson lleva hasta tres años, una demora que el equipo busca reducir significativamente.

"La primera visita a un neurólogo después de pasar por el médico de cabecera tarda de media en nuestro país unos 14 meses. Como profesional de la salud han llegado a mi consulta personas con un tumor relacionado con las tiroides que después de dos años de espera han tenido que volver a la casilla de salida porque el neurólogo no tenía nada que ver con lo que le ocurría. Esto es lo que estamos tratando de evitar con este guante", explica Hernández.

Ditengloves: los guantes revolucionarios que utilizan la IA para diagnosticar Parkinson.

Ditengloves: los guantes revolucionarios que utilizan la IA para diagnosticar Parkinson. / ÁXEL ÁLVAREZ

Según el facultativo, la mitad de los temblores no tienen nada relacionado con la neurología y un 30% de las personas que padecen Parkinson ni siquiera tienen temblor. A ello hay que añadirle que el 25% de los neurólogos suelen fallar en el diagnóstico la primera vez y que realmente hasta los muy especializados en la materia puedan tener un margen de error de un 8%. "Todo esto ha hecho que hayamos querido ir perfeccionando nuestro guante durante los últimos años hasta alcanzar la fiabilidad del 98% en los diagnósticos".

Además, el neurólogo destaca la complejidad de los temblores asociados con el Parkinson y otras patologías neuronales, lo que complica aún más el diagnóstico. "Visualmente, el temblor asociado con el Parkinson es casi imperceptible, lo que complica aún más el diagnóstico. Nuestra herramienta supera las limitaciones visuales y proporciona un análisis detallado", añade el neurocirujano.

Lo que distingue a este guante es su capacidad para ofrecer recomendaciones basadas en el diagnóstico. Al utilizar un algoritmo matemático, la herramienta sugiere pruebas específicas, como análisis de sangre, electromiogramas, resonancias magnéticas cerebrales y pruebas de medicina nuclear. Además, el guante evalúa la influencia de los medicamentos en el temblor, proporcionando una guía valiosa para el tratamiento.

"Esta diferenciación ha sido posible gracias a que hemos ido alimentando el algoritmo con datos de forma casi diaria. Hay tipos de Parkinson que aparecen sin demencia y algunos que tardan años en manifestarse y muchos doctores no tienen toda la calidad en sus consultad para detenerse paciente por paciente consultándole si se marea cuando se pone de pie o su sufre de disfunción eréctil. Los médicos no somos máquinas y la medicina está cada vez más especializada y nos está llevando hasta aquí. Debemos empezar a poder basarnos en procesos matemáticos que nos recuerden que prueba hemos de pedir o que nos avise de que quizás nos estamos pasando de dosis con un fármaco".

Detección temprana

La detección temprana del Parkinson es crucial, ya que el diagnóstico actualmente demora hasta tres años, según explica el doctor Hernández. Esto se debe, en parte, a la escasez de especialistas y a las largas listas de espera que enfrentan los pacientes en toda Europa. La pandemia, además, ha exacerbado la situación, con la retirada prematura de muchos médicos del sistema de salud público.

La ambición del equipo va más allá de la detección y diagnóstico. José Javier Hernández señala que ahora mismo lo que busca el equipo es ser capaz de generar una plataforma de inteligencia artificial global, conectando miles de guantes en clínicas y pacientes de todo el mundo para crear "gemelos digitales" que permitan personalizar los tratamientos.

Este enfoque pionero podría optimizar el gasto sanitario y mejorar la calidad de vida de los pacientes. "Si encuentras a ese gemelo, que tiene las mismas características y la misma enfermedad que tú, los médicos serán capaces de ponerte un tratamiento que sea el que más se ajuste a ti y te están garantizando que vas a tener mayor calidad de vida, simplemente porque ya saben como van a reaccionar. Además, nos permite saber qué fármaco funciona mejor y cuál es más barato, por lo que se reduciría el gasto sanitario. El futuro de la seguridad social debe pasar por aquí".

Aunque la tecnología aún se encuentra en fase de ensayo clínico, el equipo ha enfrentado desafíos financieros, pero confían en el apoyo para llevar esta innovación al siguiente nivel. La búsqueda de fondos no solo representa la culminación de años de investigación y desarrollo, sino también la oportunidad de situar a España a la vanguardia mundial en el campo de la inteligencia artificial aplicada a la salud.

El guante desarrollado por el doctor José Javier Hernández y su equipo no solo representa un avance significativo en la detección temprana del Parkinson, sino que también señala el potencial de la inteligencia artificial para transformar la medicina personalizada y mejorar la eficiencia en el sistema de salud. Este proyecto no solo es un logro científico, sino un paso hacia un futuro más prometedor para aquellos afectados por enfermedades neurológicas.