El Hércules que arma en su cabeza Ángel Rodríguez no se sostiene. Es un compendio de intenciones, corazón y músculo que rara vez se coordinan entre sí. Se le escapa el coraje con cada resoplido. Ni ataca ni defiende bien. Fuera de casa, apenas se le atisba el talento, que surge como de un cuentagotas obstruido. Corre desesperado, desnortado, marca con los ojos a sus rivales y juega sin delantero porque casi nunca se le hace partícipe de la acción. Gracias a que tiene un guardameta capaz de multiplicarse en situaciones de máximo riesgo, si no... 

El Hércules va camino de ningún lugar apacible, de devorarse a sí mismo, de evaporarse en una angustia futbolística que le ha sumido en una indefinición preocupante, sin identidad, sin imagen de marca, sin nada grande a lo que aspirar por merecimiento propio. Tercera derrota consecutiva fuera de casa siguiendo un patrón hiriente: marcas primero sin merecerlo de veras porque el destino te hace un guiño y lo malogras a base de mala disposición sobre el terreno de juego, con un dibujo cada vez más inverosímil.

Dos fallos graves de la zaga en la segunda parte provocan la tercera derrota seguida de los alicantinos a domicilio

Del bloque compacto que fue capaz de maniatar y doblegar a uno de los «gigantes» del grupo, el filial del Espanyol, y del que se desenvolvió con grandeza en El Prat no queda más que el recuerdo. Miras atrás, y te parece que haya pasado un siglo. Nada en el Hércules actual recuerda a aquel proyecto ágil, flexible, pleno de fuerza que leía con coherencia los momentos de inflexión y ganaba por convicción los duelos individuales. Nada. Cero. Ha pasado de ser un claro aspirante al ascenso directo a dudar hasta de la idoneidad de los cordones de las botas.

Las derrotas son un veneno de rápida asimilación. Perder hace que todos parezcan peores de lo que son. Caer como cae el Hércules, o sea, después de adelantarse en el marcador frente a enemigos de rango «inferior», es la puerta abierta a un desmoronamiento incontenible porque la relación de esta entidad con el resto de su mundo únicamente la aguantan los triunfos. Si no llegan, el botón de autodestrucción se activará sin necesidad de pulsarlo.

La gran actuación del portero Carlos Abad, de nuevo el mejor, evita que el descalabro en Formentera fuera mayor

La propuesta dominical del entrenador que el viernes aseguró que no hacían falta cambios en la zaga se basó en una línea de tres centrales con dos laterales largos (solo sobre el papel, claro) y dos mediocentros cuya virtud más apreciable, y casi la única, es la destrucción, el anclaje. Siete hombres predispuestos a contener como carta de presentación de un combinado que se anunció con un eslogan que ahora mismo suena a broma: «Este año nos vamos a divertir».

Por delante del septeto, tres nombres con vocación dispar: Míchel, Alvarito y Harper. Los dos primeros moviéndose a su libre albedrío, sin un fin claro (o apreciable), y el delantero centro, aislado, recibiendo su primer balón en juego en el minuto 54, trece antes de ser sustituido por fallar una de una.

Carlos Abad sale con los puños para evitar el remate de Mendi en un saque de esquina. LOF

Abogar por el pragmatismo en una superficie de caucho gastado, seca, dura, exigua, es plausible si de verdad sabes hacer lo que estás proponiendo. Si no, se queda en mera aventura, en una moneda al aire o, como finalmente ocurrió, en un tiro en el pie. Ni siquiera valió para reforzar la propuesta conservadora del entrenador que Míchel sacara una falta a los 25 minutos y se estrenara como goleador... de rebote.

Su disparo se estrelló en la espalda de uno de los que se dio la vuelta siendo parte de la barrera y sorprendió al portero del Formentera, que no tuvo tiempo de corregir su estirada (0-1). La ventaja no sirvió para ganar poder, al revés. Fue Carlos Abad quien más sobresalió evitando el empate con una parada descomunal a un disparo a bocajarro de Ekiza.

Míchel Herrero se estrenó como goleador en su segunda etapa en el Hércules tras marca de falta en Formentera. LOF

El Hércules se fue al vestuario con temblor de piernas y regresó con jaqueca. Un centro lateral no encuentra oposición y el remate tibio rueda por el área sin que nadie acierte a despejarlo hasta que Salinas, libre de marca pese a la acumulación de defensores en potencia, empuja el balón a la red (1-1, min.48). Caras de incredulidad, reproches vanos dentro del campo, miradas inquisitoriales desde el área técnica y mucha preocupación en el semblante de Paco Peña, descolocado por la debilidad extrema que exhibe el equipo. 

Reformulación

El entrenador reaccionó modificando el sistema, restándole rigidez. Señaló a César Moreno (para dar entrada a Sergio Marcos) y retiró de una tacada a Harper y Dylan. Pasó del 5-2-3 al 4-1-4-1 imaginando que con eso tendría, al menos, la posesión de la pelota... Ni por asomo. Desdibujado, siguió a merced del conjunto insular, que se limitó a esperar a que Truyols, titular por primera vez, perdiera una pelota inexplicable siendo el último defensor en el inicio de una contra desde su propia área. Górriz agradeció el detalle del central asistiendo a Salinas, siempre huérfano de marcadores, de nuevo a pocos metros de Abad sin alguien alrededor, tanto tanto, que pudo recibir en fuera de juego, aunque eso nunca se sabrá con las imágenes delirantes de ‘webdirecto.com’. 

El atacante de Albatera decidió rápido. Con un sutil toque con el interior del pie derecho, elevó el balón por encima del arquero blanquiazul, a media salida, sin apoyo, sin respaldo, y consumó su «venganza». Festejó su tercer tanto de la temporada feliz mientras pedía humildemente perdón a la que fue su afición hasta que cumplió los 23. El capitán del Formentera pudo sentenciar a un cuarto de hora del final, pero Górriz se topó con Carlos, con quién si no. La entrada de Nico y Marcos Bravo en el 81 fue testimonial... como la de casi todos. El cuento de nunca acabar.

► FICHA TÉCNICA

  • SD FORMENTERA: Óscar Santiago, Escoruela, Mendi, Mena (Diego De la Mata, 46’), Celihueta, Ekiza (Quesada, 77’), Diego Díaz (Kalnins, 85’), Algisí, Marc Grau (Ngoya, 77’), Álvaro Salinas y Górriz (Llario, 85’). 
  • HÉRCULES CF: Carlos Abad, Raúl Ruiz, Roger Riera, Dylan (Villacañas, 67), Truyols, Felipe (Marcos Bravo, 81’), Maxi, César Moreno (Sergio Marcos, 60’), Míchel, Alvarito (Nico Espinosa, 81′) y Jack Harper (Ander Vitoria, 67′).
  • GOLES: 0-1, Min. 25: Míchel. 1-1, Min. 48: Salinas. 2-1, Min. 70: Salinas.
  • ÁRBITRO: Abraham Gutiérrez Perera (Colegio Andaluz). ► T. Amarillas: para los locales Algisí, Górriz y Mena; y los visitantes Míchel y Dylan.
  • ESTADIO: Camp Municipal d’Esports de Formentera con medio centenar de hinchas del Hércules en la grada. Jornada 9 en Segunda RFEF.