Hércules 1-0 Espanyol B

Ketu inicia su idilio con la grada del Rico Pérez

Un gol del camerunés a los 20 minutos aprovechando un centro excelente de Samu Vázquez desde la derecha permite al Hércules iniciar el curso con victoria por primera vez desde que está en Segunda RFEF

Pedro Rojas

Pedro Rojas

Ganar lo es todo, ayuda a pensar con claridad, a dormir tranquilo, a querer más a quien te sonríe en esa grada incómoda de hormigón gastado que no hay forma de hacer entrar en la modernidad. Ganar ayuda a crecer, a confiar, a recelar menos y a empujar más. Los triunfos reúnen todo lo bueno de la vida, convierten los lunes desairados de septiembre en sábados de agosto, te devuelven a la verbena de la plaza justo después de cenar. Y ahí, con los tuyos, aplaudiendo, dejándote mecer por el tinto y la gaseosa, comienzan los idilios que luego recuerdas, los que ayudan a pasar los meses infinitos que restan hasta la siguiente vez que puedas sentirte libre.

Una jugada. Solo eso. La pericia de un lateral que se marcha con velocidad de su marcador, proyectado en ataque como un puñal, sin dejar de sentir el balón en la bota, mirando de reojo, centrando al área, a ese punto en el que a los centrales se les multiplican las dudas por el riesgo claro de firmar un tanto en propia meta.

Samu Vázquez trazó la asistencia y Ketu, el más listo, el más rápido, el más intuitivo, metió la pierna lo justo para convertir el envío de su compañero en tranquilidad, en delirio, en la primera victoria en un arranque liguero del Hércules desde que está en Segunda RFEF.

Los blanquiazules generaron más peligro a pesar de no tener el control de la pelota frente a un filial estéril

Hasta ese instante, quince minutos de vaivén insulso, de sufrimiento leve, algo ficticio, de viento a favor desaprovechado, renunciando a la pelota más por desorden que por seña de identidad. Sin balón, la sensación de inconsistencia en el centro del campo blanquiazul se hacía más visible a pesar de que el filial del Espanyol apenas inquietaba en punta, bien sujeto. Verticalidad sin pisar área, algo muy común en una categoría exenta de lustre, de belleza, de plasticidad...

El descontrol general y la falta de conjunción de los centrales blanquiazules, Josema y Juanmi, se unieron a los nervios del comienzo de curso, al viento racheado, a la necesidad de no tropezar en casa nada más echar a andar, así que la imagen Hércules no fue la mejor. Le costó mandar, acercarse a la portería del Espanyol B, sentirse y mostrarse superior.

No lo fue en toda la primera mitad, pero aprovechó la única conexión cien por cien brillante para sumar los tres puntos sin que se le vieran las costuras en exceso más allá de esa disonancia a corregir de la pareja de centrales, inconsistente y roma en demasía.

Carlos Abad apenas tuvo trabajo y Artiles pudo sentenciar con una gran acción individual antes del descanso

Con el gol a favor, el cuadro alicantino se sacudió la presión de saberse obligado al triunfo y comenzó a tener más el cuero, a robarlo en la medular, a buscarlo con más unión, más junto, menos largo de lo que estaba antes de abrir el marcador. 

Esa determinación le dio a Artiles una doble ocasión de salir de la invisibilidad en la que llevaba casi media hora, sin aparecer, sin pedirla, sin ofrecerse, incrustado en zona de nadie. El mediapunta canario avisó con un disparo desde la frontal y, justo después, tras interceptar una línea de pase, protagonizó una acción individual majestuosa, elegante, plena de facultades ofensivas. Sentó a dos jugadores de un gesto, galopó, sorteó a un tercer defensa y se plantó delante de Iker, que intuyó la maniobra y le recortó terreno para pensar. El atacante canario buscó picar lo justo con la puntera, pero el meta españolista anduvo vivo y sacó una mano dura que evitó el tanto de la sentencia blanquiazul.

Alvarito poco y Mendes nada

Antes del descanso, volvió a intentarlo Alvarito, también fabricándose el chut él mismo, pero su tiro lo volvió a repeler el ágil cancerbero del filial perico. Obligado a circular por la derecha, como todo el verano, el delantero madrileño pecó de falta de protagonismo, pero es que acabar de salir de un esguince de grado dos en el tobillo no es la mejor manera de poder sobresalir. Aun así, y a pesar de sus largas desconexiones, fue capaz de regatear, servir y disparar..no fue su peor partido.

El ataque del Espanyol, reducido a los desafíos individuales de Kenneth y Antoniu, llevó a Manolo González a forzar un cambio drástico de dinámica. Cuatro cambios de una tacada, más de un tercio del equipo fuera en una sola ventana y, por lógica, moneda al aire a ver qué pasa. No pasó nada, al revés, los catalanes entraron en un bucle de imprecisiones que facilitó la defensa local a pesar del cansancio acumulado y de la inestabilidad redundante del tándem Josema-Juanmi.

El paso lento de los minutos, masticados con desgana, haciéndose bola la mayoría de ellos, dejó hasta el final otra buena internada de Ketu, que se salió del campo ovacionado, prolongando el idilio que comenzó con la grada el día de la presentación. Coge el relevo de Alvarito como imán del cariño local... ojalá dure, será sinónimo de bonanza, una que se echa de menos en el estadio, en una grada que, de nuevo, empieza decidida a animar, que nada les arruine las ganas. Faltan cosas, sí... pero lucha, no; y solo así se puede ganar una liga.

FICHA TÉCNICA

HÉRCULES: Carlos Abad; Samu Vázquez, Juanmi, Josema, Candelas; Mangada (Míchel 84’), Colomina, Artiles (César Moreno 84’); Alvarito, Mendes (Jean Paul 77’) y Ketu (Galvañ 84’).

ESPANYOL B: Iker; Casadesús (David 71’), Català (Lluís 62’), Aleix, Joan Puig; Kenneth, Roger Martínez, Bauza (Carvalho 62’), Antoniu; Omar (Sergio 62’) y F. Javier (Marc Jurado 62’).

GOLES: 1-0, Min.19: Ketu.

ÁRBITRO: Roberto Carralero Calvo (Madrid)

Tarjetas Amarillas: para Mangada (20’), Colomina (37’) y Artiles (78’), del Hércules, y para Roger Martínez (67’), del Espanyol B. Sin expulsiones.

ESTADIO: José Rico Pérez con 4.958 espectadores en la grada en el primer partido de Liga a pesar del viento y la amenaza de aguacero.