Miradas alicantinas

Sagrada Familia, el barrio de la Caja de Ahorros

Puso las bases del complejo residencial moderno en Alicante, con zonas comunes, parque, biblioteca, escuela y piscina

Urbanísticamente no había nada parecido en Alicante.

Urbanísticamente no había nada parecido en Alicante. / INFORMACIÓN

Alfredo Campello

A día de hoy, el barrio de la Sagrada Familia se encuentra integrado en la trama urbana de la ciudad sirviendo de eje de unión entre el Pla del Bon Repòs y las Carolinas. Si al foráneo le costaría distinguir entre tanto bloque de viviendas al mencionado barrio, más difícil sería no sólo para el visitante sino también para el alicantino darse cuenta del paso de gigante que se dio al construir esta barriada. Urbanísticamente no había nada parecido en el Alicante de la década de 1950. Y aún tendrían que pasar cerca de dos décadas más para que se construyera algo similar. Casi podemos afirmar que la Sagrada Familia puso las bases del complejo residencial moderno en Alicante. Veamos el motivo.

La barriada fue proyectada por la Constructora Benéfica del Sureste de España, órgano dependiente de la Caja de Ahorros homónima, que había sido creado en febrero de 1950. En 1952 fue aprobada la construcción del barrio por el Instituto Nacional de la Vivienda y al año siguiente por el Ayuntamiento. El nombre no fue escogido al azar, la Sagrada Familia es la patrona de las Cajas de Ahorros.

Decía al principio que fue un barrio que sentó las bases del residencial moderno. Esta afirmación la fundamento en el hecho de que el barrio fue concebido con zonas comunes, parque, biblioteca y piscina infantil, así como una escuela unitaria. Todos los bloques contarían con jardín perimetral y sus viviendas serían exteriores. En el centro del barrio se creó una de las primeras rotondas de la ciudad, la famosa Plaza de Manila.

Según contó su impulsor, Antonio Ramos Carratalá, presidente de la Caja de Ahorros, en la revista Idealidad, órgano de expresión de la entidad, el beneficiario de la vivienda sólo pagaría cerca del 16% de su coste. El resto se repartía entre el Estado (17%), el Instituto Nacional de la Vivienda (40%) y la Caja de Ahorros (27%). Es decir, de las 40.000 pesetas que costaría la vivienda, el beneficiario sólo pagaría 6.300. Como condición se establecía que el socio abriera una cuenta especial destinada a este fin con 100 pesetas que le rentarían un 1%, comprometiéndose a ingresar más dinero.

El proyecto fue firmado por los «Cuatro Fantásticos» de la arquitectura alicantina del momento: Juan Vidal Ramos, Julio Ruiz Olmos, Miguel López González y el ilicitano Antonio Serrano Peral. La obra constaba de 599 viviendas distribuidas en siete bloques de tres plantas más el bajo, todos ellos diferentes entre sí. Estaban dotados de generosos patios centrales ajardinados o con las instalaciones antes descritas. Las viviendas serían de cuatro tipos, dependiendo el número de habitaciones, siendo la más grande la que disponía de cinco. Aunque la vivienda de tres habitaciones fue la más común: se construyeron 506.

La primera piedra fue colocada el domingo 11 de enero de 1953, día de la Sagrada Familia, claro. Los actos se iniciaron a las once de la mañana con una misa en San Nicolás que contó con la presencia del obispo José García Goldaraz, oficiando la ceremonia el canónigo Tomás Rocamora. Tras la misa autoridades y asistentes se desplazaron en coches y autobuses al Pla donde fue colocada la primera piedra. La caja metálica contenía una imagen de la Santa Faz, monedas de curso legal, los estatutos de la Caja y la Constructora, el acta de colocación de la primera piedra así como el ejemplar del diario INFORMACIÓN de ese día.

Con las obras ya finalizadas se procedió a hacer entrega de las llaves a los 599 beneficiarios de las viviendas el día 16 de noviembre de 1958. Estuvo presente en el acto el almirante Bastarreche, presidente de honor de la Caja, y el obispo Pablo Barrachina, quien bendijo los nuevos hogares. Apenas tres semanas antes, coincidiendo con el Día Internacional del Ahorro, que se conmemoraba el 23 de octubre, habían sido sorteadas dos viviendas completamente amuebladas para dos ahorradores de Alicante y Murcia.

A cada socio agraciado con una vivienda o local se le hizo entrega del Reglamento de Utilización de las Viviendas aprobado en julio de 1958. En este manual se explicaban escuetamente los derechos y obligaciones de los propietarios. Encontramos artículos relativos a la obligatoriedad de indicar el número de personas que iban a vivir en la vivienda o a la forma de repartirse la limpieza de la escalera y zonas comunes. Entre las prohibiciones destacan la imposibilidad de arrojar animales muertos a la calle así como escombros y aguas. Además, para mantener la uniformidad de las fachadas se prohibía pintar cercas, puertas o ventanas sin autorización de la constructora. Quedaba igulamente vetada la modificación interior de los pisos sin permiso previo, así como transformar en viviendas los locales comerciales (y viceversa).

El recordado periodista Fernando Gil Sánchez, Hijo Adoptivo de Alicante, dejó escrita una pequeña historia de la Sagrada Familia en un libro publicado en 1985 por la Caja de Ahorros. Además de los orígenes de la barriada, la obra recoge también la historia de las Hogueras en el barrio. Sin duda su nombre sería idóneo para rotular la nueva plaza ajardinada de Padre Esplá, una propuesta que lanzamos en su día al Ayuntamiento a través de redes sociales y que recibió el apoyo de la Asociación de la Prensa. Pero como es habitual recibimos la callada por respuesta. Una vez más.