¿Quieres ver cómo se corona la Virgen de la fachada de la basílica de Santa María?
Una ilusión óptica hace que la corona baje poco a poco hasta situarse sobre la cabeza de la escultura, situada en una hornacina en la parte superior de la entrada principal al templo
Muy pocos alicantinos conocen esta curiosa historia. La hornacina situada en la parte superior de la puerta principal de la basílica de Santa María esconde un llamativo efecto óptico o trampantojo. Si el visitante se sitúa frente a la puerta, pegado a la pared del edificio situado al otro lado de la plaza, podrá contemplar la imagen de la Virgen, y arriba, a cierta distancia, las figuras del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sujetando una corona. Ahora bien, si el avezado paseante fija la vista en la cabeza de la Madre de Jesucristo y avanza hacia la entrada del templo verá como la corona empieza a descender hasta situarse sobre la cabeza de María a pocos metros del portón. Ha presenciado una coronación en toda regla. La Santísima Trinidad deposita la corona sobre la cabeza de la Virgen.
Curioso, ¿verdad? El escultor valenciano Juan Bautista Borja, en 1728, talló esta excepcional pieza escultórica instalada en una hornacina que preside la portada de la Basílica de Santa María. Esta curiosidad inaudita ha sido desvelada por el profesor Antonio Biosca, que considera que Borja ideó la escultura con el objetivo de que el espectador pudiera presenciar esa genialidad o trampantojo. Esta teoría se demuestra al comprobar que la hornacina es más estrecha de lo habitual y la imagen de la Virgen aparece en un primer plano, de forma inusualmente adelantada.
Antoni Biosca tiene claro que el escultor valenciano se inspiró en el Misteri d’Elx para realizar una pieza que considera «única» y a la que Borja logro darle una cuarta dimensión. El profesor explica que descubrió el efecto por casualidad, paseando por la plaza que se sitúa frente a la basílica y que se quedó perplejo, por lo que comenzó a investigar la figura y apenas ha encontrado bibliografía sobre la misma.
El escultor Juan Bautista Borja nació en Valencia en 1692. Tuvo una temprana vocación artística y fue discípulo de Leonardo Julio Capuz. Este famoso tallista español de origen genovés le contagió su estilo italiano. Se convirtió en un reconocido escultor, tallista y arquitecto. En 1716 trabajó en la decoración de la sillería de la Catedral de Orihuela.
Poco después se traslada a Alicante donde realiza diversas obras destacadas como la portada de la Iglesia de Santa María, la fachada del monasterio de la Santa Faz, la portada del convento de las monjas de la Sangre o las imágenes de la Virgen del Remedio y San Nicolás de la concatedral.
En 1730 elaboró junto a Vicente Mingot y José Terol los planos para construir el nuevo Ayuntamiento, tras el bombardeo que destruyo el antiguo. Participó así mismo en las obras junto a Mingot y a él se le atribuye la fachada trasera. Otra de sus obras más destacadas fue la capilla de la Comunión de la Catedral de San Nicolás, terminada en 1738, así como todos los adornos e imágenes que hay en ella.
La inusual profundidad y estrechez de la hornacina permite crear el efecto óptico en el que la corona sostenida por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo desciende lentamente sobre la imagen de la Virgen hasta depositarse encima de su cabeza.
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