Clima

¿Por qué las olas de calor se ceban con los países del Mediterráneo?

Un estudio augura que las primaveras serán cada vez menos lluviosas, propiciando así el calor extremo en verano

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

Que los veranos son -y serán- cada vez más secos y cálidos en toda Europa no es ya ningún secreto. Este verano ha sido buena prueba de ello. De hecho, la sequedad extrema y las olas de calor se volverán cada vez más intensas durante la segunda mitad del siglo XXI, especialmente en el sur de Europa, como adelanta Elfatih Eltahir, profesor de ingeniería civil y medioambiental en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en declaraciones realizadas al portal Phys.org.

Según Eltahir, los modelos climáticos pronostican veranos secos en el sur del continente y también en la cuenca mediterránea, que se considera un hot spot -punto caliente-, esto es, una de las regiones donde más impactarán las sequías provocadas por el cambio climático.

Con este panorama, cobran especial importancia las olas de calor, un fenómeno extremo que Europa ha vivido este verano, pero también en 2020, 2019, 2018, 2015 y 2003, como recuerda el profesor del MIT. Un fenómeno especialmente acuciante en el sur de Europa. Pero, ¿por qué?

El papel de la humedad del suelo

Esta zona se encuentra en la transición entre los subtrópicos secos -el desierto del Sáhara- y las latitudes medias relativamente húmedas, por lo que las temperaturas altas del verano tienden a provocar que las precipitaciones se evaporen rápidamente. Esta situación implica que la humedad del suelo dependa de que las lluvias de la primavera sean lo suficiente consistentes como para aguantar en verano. 

"Una primavera seca en Europa (como la de 2022) provoca suelos secos a finales de primavera y principios de verano. Esta falta de agua superficial limita a su vez la evaporación superficial durante el verano", continúa Eltahir. 

Esto tiene dos consecuencias: por un lado, como no hay agua en el suelo para evaporar, la energía solar aumenta progresivamente la temperatura del aire. Por otro, la entrada de agua a las capas de aire cerca de la superficie disminuye, generando un aire más seco y minimizando la probabilidad de precipitaciones.

"Combinadas, estas dos influencias aumentan la probabilidad de olas de calor y sequías", añade Elfatih Eltahir.

Sin embargo, las precipitaciones primaverales no son el único factor, como recalca el doctorando Alexandre Tuel. "Se requiere una chispa para encender el combustible. En Europa y en otros lugares, esta chispa la proporciona la dinámica atmosférica a gran escala".

Para explicar esta reflexión, Tuel pone de ejemplo la llegada de un anticiclón sobre una zona con suelos muy secos. “Esta coincidencia generará un aumento rápido de la temperatura superficial desembocando en una ola de calor que puede persistir durante semanas", afirma.

Precisamente por eso, el sur de Europa y la zona mediterránea son zonas predilectas para las olas de calor, debido a la vulnerabilidad de las precipitaciones de la primavera.

Las lluvias en primavera seguirán disminuyendo

"Esto jugará un papel cada vez más importante en el futuro, ya que se espera que las precipitaciones de primavera disminuyan, lo que hará que los veranos abrasadores sean aún más probables en este rincón del mundo", añade Tuel.

En cuanto a las inundaciones, Tuel reconoce que son un fenómeno más difícil de predecir, ya que influyen un gran abanico de factores y también dependen, en gran medida, de las dinámicas atmosféricas.

"Lo que es casi seguro es que, con el calentamiento, aumenta el contenido de agua de la atmósfera. Por lo tanto, si la dinámica es favorable a la precipitación, una gran cantidad de ella puede caer en un clima más cálido. Las inundaciones del año pasado en Alemania, por ejemplo, fueron provocadas por fuertes lluvias sin precedentes que el cambio climático hizo más probable", concluye Tuel.

Artículo de referencia: https://phys.org/news/2022-10-europe-vulnerable.html

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