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Tomás Mayoral

Solo nos acordamos del turismo cuando truena

Turistas en la playa del Postiguet en Alicante Alex Domínguez

No debe ser interpretado como un demérito recurrir a las fortalezas en tiempos difíciles. Lo digo porque la noticia de que será el sector turístico, una vez más y van muchas, el que salve el año económico en la Comunidad, impidiendo un retroceso en el crecimiento, podría ser interpretado como una buena noticia o como una mala. Buena porque nadie puede negar que seguimos siendo una potencia mundial en turismo y eso es como tener una marcha más cuando vienen mal dadas. Mala porque habrá quien vea en este hecho una dependencia peligrosa, una falta de diversificación que en el fondo hace débil nuestra economía. Yo creo que es buena, por eso encabezo esta newsletter con esa frase. Los especialistas que participaron ayer en Alicante en el V Congreso de la Economía Valenciana no entraron en valoraciones pero sí lo sentenciaron con datos en la mano:  es un hecho que si vamos a mantener el 4% de crecimiento este año se debe a que la campaña turística va a ser excelente. Sin ese empujón, son datos del BBVA Research, sería difícil llegar a esa cifra. Es sintomático que el turismo vuelva a ser ese “deus ex machina” que nos salva en el último momento de las desgracias, como a los héroes del teatro clásico, pero no lo es menos que buena parte de nuestros políticos sigan sin entender este sector y lo vean a veces como una rémora de un pasado a superar, como un sector sin glamour frente a esos proyectos, a veces francamente marcianos, de la nueva economía. El empeño por establecer una tasa turística en nuestra Comunidad o la aberrante gestión que el Gobierno central hace del Imserso son muestras de esa incomprensión que sufre el sector por parte de algunas administraciones públicas. Siempre peores, afortunadamente, cuanto más lejos les pilla el fenómeno. Obviamente, un ayuntamiento de una localidad turística no juega con las cosas de comer.

Buena prueba de esa buena campaña es la noticia de que tres cuartas partes de nuestras plazas, incluyendo ya en esta palabra tanto las hoteleras como las de apartamentos turísticos, están ya reservadas para julio. Un 25% es aún una cifra alta, pero hay que tener en cuenta la tendencia a la reserva de ultimísima hora que es ya habitual. No obstante, hay que tener en cuenta que la temporada alta, a diferencia de hace años, se mete directamente en la segunda quincena de septiembre, periodo para el que ya hay reservas, con lo que hay un alargamiento considerable de la temporada. Turespaña calcula entre un 90 y un 95% de ocupación media en toda España, comparado con 2019. Es muy posible que en la Costa Blanca incluso se esté por encima.  

Y una cosa más:

Es normal que no concite demasiado acuerdo en la comunidad educativa la intención de la Conselleria de Educación de recortar a las bravas el próximo curso todo el personal contratado en los centros como refuerzo por la pandemia. Es complicado entender cómo puede admitirse por un lado que los efectos de dos cursos muy irregulares son evidentes en los estudiantes para luego actuar como si ese efecto no existiera y cortar por lo sano los apoyos, en este caso de personal, que pueden servir para paliar las consecuencias de una situación muy anormal. Van a seguir necesitando ayuda tiempo, no sé si mucho o poco. Pero quitando los apoyos vamos a amplificar el daño que esos cursos irregulares provocaron en su educación.

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