El teleadicto

Millás

Antonio Sempere

Antonio Sempere

La realidad es un delirio consensuado», dice Juan José Millás. Acudió a promocionar la función Miércoles que parecen jueves en Culturas 2 y los diez minutos tasados que el programa le dedicó supieron a nada. En TVE-Catalunya el programa hermano Punts de vista, nacido mucho antes, dura una hora. Culturas 2 se tiene que conformar con la mitad. Aunque lo peor es que los responsables de su escaleta no se den cuenta de lo desagradable que es para el espectador ver cómo pasa por el plató un invitado de la talla de Millás y se les escapa crudo.

Y es que en su primera intervención consumió el tiempo asignado para toda la entrevista. Hablando de lo conveniente que sería que entre los pronombres «yo» y «tú», y el «nosotros» y el «vosotros» se inventasen otros nuevos; o en definitiva, volviendo a su tema recurrente, el de la identidad, poniendo como ejemplo aquel día en que el hijo de Adolfo Suárez declaró a la prensa que su padre, enfermo de Alzheimer, no era consciente de que era español.

Todo eso y mucho más argumentó Millás desde que tomó la palabra, cuando Paula Sáinz-Pardo le indicó que había agotado el tiempo de la entrevista, ¡sin haberla empezado!, y que restaban dos minutos. El cuestionario preparado por los guionistas quedó virgen para mejor ocasión.

Conclusión: el que debía ser mi actual programa de cabecera, tan anhelado durante largo tiempo, en sólo dos meses se ha convertido en un espacio que me saca de quicio. Una presentadora atropellada, mal elegida, y la manía de introducir entrevistas relámpago, sin posibilidad de profundizar en nada, tienen la culpa. La cultura merece su tiempo. En Cataluña se lo dan.