En Biar, Ibi y Onil no pasa

El mismo equipo técnico y artístico de Atresmedida reunió, en plena pandemia, a Daniel Monzón al frente de un proyecto ilusionante de verdad: «Las leyes de la frontera», adaptación de la novela de Cercas ambientada en 1979, donde una serie de protagonistas perdedores se pasaban la vida en los billares del pueblo y aspiraban a descubrir el sexo con la chica de la película, revisitando al género de cine quinqui.

Ahora es Víctor García, con los mismos medios y la misma factura, quien tras su experiencia americana, viene a hacer lo propio con el cine de terror que tan bien conoce del otro lado del charco: chica de la curva por aquí, aparición que sale del espejo por allá.

Los jóvenes siguen siendo los mismos, también matan el tiempo en los billares; lo que ocurre es que mientras la película de Monzón era una delicia que iba de menos a más, la de Víctor García se atasca y convierte en un dejà vu de sustos y golpes de efectos mediada la proyección. Con su hora de más de metraje, ‘Las leyes de la frontera’, la película de Monzón se hacía más corta. Porque sus personajes de concernían, nos enamoraban, los adoptabas durante la larga travesía. Los de «La niña de la comunión», tan extraviados desde el primer momento, te dan exactamente igual.

Lo mejor de la producción de ambas películas es que elige un casting de caras desconocidas que renueva el panorama actoral y que aporta una enorme dosis de credibilidad a ambos proyectos. ‘»a niña de la comunión» se coló el viernes en la 3ª posición del Top Ten en las taquillas españolas, sólo por detrás de «Los Fabelman» y «Titanic».