Tribuna

La risa perdida

La inmigración puede paliar la bajada demográfica

La inmigración puede paliar la bajada demográfica / Shutterstock

Juliana Luft

Cada año miles de personas vienen a España con la esperanza de una vida mejor. La mayoría de ellas tiene un buen propósito, pero para identificar al porcentaje pequeño de gente que haría mal al país y para controlar la inmigración en general España creó leyes que dificultan conseguir el permiso de residencia para extranjeros. Eso es un acto de defensa para por ejemplo evitar que entren criminales en el país. Es una manera que en toda la UE se utiliza para controlar el número de inmigrantes y que da el poder al gobierno para elegir a las personas con buen uso económicamente para el país. 

Hoy en día existen varias opciones de conseguir el permiso de residencia para extranjeros, pero aunque existen leyes que indican exactamente los requisitos que una persona necesita para solicitar tal permiso, se ve que hay una gran desigualdad en cuanto al tratamiento de las solicitudes. 

En el siguiente caso se muestra que el gobierno español no siempre actúa de acuerdo a sus propias leyes.

Guiado por el deseo de estar con su madre, un joven brasileño se mudó a España en el año 2017. Una vez aprendido el castellano y haberse acostumbrado a los costumbres españoles, empezó a repetir la escuela porque España no aceptaba sus estudios, aunque él había organizado el documento oficial que convertía su título de graduación a ser valido en España.

Así pasaba los primeros años estudiando, buscándose una vida y intentando conseguir su permiso de residencia de varias maneras, pero sin éxito aunque teniendo a su madre y hermana que ya vivían en España hace unos años con la documentación arreglada. 

En el año 2021 el brasileño se echó una novia alemana que quería ayudarle en ese asunto y por un futuro juntos decidieron intentar conseguir sus papeles por la unión de hecho. Después de haber conseguido lo necesario, entregaron su solicitud la primera vez en abril del año 2022 con la ayuda de una abogada. Estaban con mucha esperanza hasta que les llegó la primera renuncia por el motivo de que la novia no tenía la tarjeta verde de residentes de la UE. Así que la hicieron esa tarjeta y entregaron todo de nuevo, esperando que esa vez saldría bien, pero no contaban con los obstáculos de la extranjería española. 

Unas semanas después les llegó el segundo rechazo diciendo que la novia no disponía suficiente dinero, por lo tanto ella transfirió todo el dinero que tenía en una cuenta española para mostrar que sí, era capaz de cuidar por los dos. 

Pasaban casi tres meses hasta que recibieron la noticia de que le habían denegado nuevamente su petición. Esa vez fue porque la novia no trabajaba suficientes horas. Una razón sobre la que se puede discutir, ya que ella tenía el dinero para cuidar sin problema de ambos.

En ese momento el brasileño ya tenía veinte dos años, había terminado la escuela española con éxito y estaba buscando trabajo para poder empezar una vida propia al lado de su novia sin la dependencia de su madre. Lo único que le impedía seguir adelante era la Oficina de Extranjería, que seguía sin aceptarle después de tantos años y tantos intentos legítimos de inscribirse como habitante legal. Aunque pasó por una situación mala, no se rindió. Su novia se buscó un trabajo bien pagado de jornada completa y entregaron su solicitud una cuarta vez teniendo esperanza y alegría de que esa vez iba a salir bien, porque tenían todo lo que se les había pedido. Además, a su madre le habían reconocido la nacionalidad española, por lo tanto no dudaban que esa vez iban a recibir una respuesta positiva de la extranjería. Su entusiasmo fue frenado cuando su abogada le llamó una mañana diciéndole que le habían rechazado por la razón que la novia no estaba cotizada suficiente tiempo. 

En todos esos años el brasileño no había perdido ni la paciencia ni su esperanza, pero con esa última renuencia le quitaban su risa. Se sentía destruido por dentro y por un tiempo corto dudaba si su vida valía lo suficiente para seguir vivo. 

Pocos días después la abogada de la pareja envió una protesta por la última decisión de la Oficina de Extranjería, dejando claro que la razón por la que se denegaba la petición no figuraba en las leyes. No había razón para negar al brasileño la residencia porque tiene evidencia suficiente para ser aceptado. Ahora mismo están esperando desesperados la respuesta con el deseo que por fin le traten con justicia.

Este es solo un ejemplo de un inmigrante que es tratado injustamente por el Gobierno español. Por otro lado hay extranjeros que reciben su permiso de residencia en meses con las autoridades de Extranjería pidiéndoles menos requisitos que a otros. 

Resumiendo España tiene que controlar la inmigración con un sistema que cree igualdad y justicia, para la gente que viene con un motivo bueno al país y en ese sistema no debe haber espacio para excepciones y lugar para tratamientos diferentes entre los solicitantes, porque no puede ser que un país actúe contra sus propias leyes cuando quiera.